RESPUESTA A LAS INSIDIAS DE UN PERIODISTA DE REUTERS
El periodista Anthony Boadle, de la agencia REUTERS,
escribió por estos días un malsana noticia titulada “Espías, héroes y villanos
en la Cuba comunista”. Desde el inicio mismo de este pretendido artículo, uno se
encuentra con una sarta de suposiciones encaminadas a denigrar no sólo a los
valerosos compañeros cubanos que han trabajado (y trabajan aún) anónimamente
para preservar las conquistas de nuestro pueblo de los constantes ataques de sus
irreconciliables enemigos: la mafia terrorista de Miami, la contrarrevolución
interna, los gobernantes norteamericanos y sus actuales aliados en el mundo,
sino también a organizaciones como los CDR, expresión de la intransigencia de
los cubanos por proteger a su Revolución.
Boadle pinta a Cuba como una sociedad cerrada en que
el individuo se sometido a permanente persecución y sufre todo tipo de
controles. Dice al iniciar su nota de prensa: “En un país donde los espías son
tratados como verdaderos héroes, el vecino podría ser informante y el que
parecía ser un opositor anticastrista podría resultar un condecorado agente del
gobierno”.
Más adelante, sin perder el hilo venenoso en su
“análisis”, continúa con su presentación de Cuba como una macabra encerrona:
“Bienvenido al mundo del espionaje y el
contraespionaje en Cuba, donde es mejor permanecer alejado de los jarrones en
los lobbies de los hoteles, por si ocultan micrófonos, y dar por sentado que los
camareros están escuchando”.
Creo que antes de presentar este panorama de
persecución aterradora, Boadle debía preguntar a los miles de turistas que
visitan Cuba anualmente si alguna vez se han sentido perseguidos o vigilados.
Casi seguro que la mayoría de los encuestados le responderían negativamente. La
cuestión es, señor Boadle, muy simple: “quien nada debe, nada teme”.
Cuba tiene el genuino derecho a defenderse de los
ataques terroristas y de aquellos que llegan a la Isla no en son de Paz, como lo
hace un amigo sincero, sino a materializar confabulaciones tramadas desde lejos.
A esos, es cierto, Cuba los vigila y los captura si fuese necesario. Para quien
viene a Cuba no para ser daño, sino para conocerla y comprenderla mejor, siempre
habrá brazos abiertos para recibirlo y una enorme sonrisa para saludarlo.
¿Por qué usted no hace alusión en su artículo a las
permanentes agresiones que ha padecido el pueblo cubano durante más de cuatro
décadas? ¿Por qué no dice algo sobre los crímenes cometidos contra escuelas,
hoteles, fábricas, restaurantes, cines, teatros y otras instalaciones, que han
costado a los cubanos más de tres mil muertos y más de dos mil heridos? ¿Por qué
no tiene la dignidad de identificar a los que agraden a Cuba con bombas, medios
bacteriológicos, propaganda subversiva y fomentan a la desobediencia social?
Boadle afirma que luego de “cuatro décadas de
enfrentamiento con el país más poderoso del mundo, que está tan sólo a 145
kilómetros de mar por medio, la vida diaria de los cubanos está impregnada
todavía por un clima de Guerra Fría”. ¿Sabe usted señor Boadle que los cubanos
no buscaron este enfrentamiento? Esa constante beligerancia viene del Norte,
donde existe un gobierno prepotente que no acepta que los cubanos escojan
libremente su camino y de un grupo irracional de mafiosos que no se resignan a
haber perdido sus privilegios obtenidos a costa de explotar al pueblo. Cuba sólo
se ha defendido. Sólo ha hecho eso y lo seguirá haciendo mientras sea agredida.
También Boadle acusa a la Isla por considerar “que
el espionaje es considerado por el gobierno del presidente Fidel Castro como una
actividad legítima y necesaria para defenderse de sus enemigos”. El mundo entero
conoce, señor, que jamás el gobierno norteamericano y los gobiernos que atacan
a Cuba, han levantado un dedo para impedir o condenar el terrorismo que sufre
nuestro pueblo. Muchas veces, incluso, lo han patrocinado, organizado y
financiado. ¿Con quién puede contar Cuba para defenderse si no es con sus
propios hijos?
Boadle reconoce, al menos, que “la CIA ha tratado
de asesinar a Castro en innumerables ocasiones y en 1962 (¿?) exiliados
anticastristas entrenados por la CIA trataron, sin éxito, de invadir la isla”.
Aunque dice poco al respecto, al menos acepta una pequeña parte de las
agresiones sufridas por Cuba. La verdad es que el pueblo cubano ha padecido, de
forma sistemática, las más diversas agresiones terroristas, bacteriológicas y de
todo tipo, incluida una guerra económica sistemática. No se han excluido las
agresiones políticas permanentes encaminadas a aislarla mediante el empleo de
las mentiras y falacias más detestables como lo es el acusarla de violación de
derechos humanos y de promover el terrorismo.
“Para combatir esas amenazas, dice Boadle, el largo
brazo de la inteligencia cubana ha infiltrado la comunidad exiliada de Miami”.
Ni el propio Boadle deja reconocer que varios luchadores antiterroristas han ido
allá sólo a defendernos de las agresiones de la mafia terrorista y lo han hecho
dada la confabulación del gobierno yanqui con esos criminales, sobre la base de
su interpretación ideológica y oportunista sobre el tema del terrorismo. El
gobierno no persigue a esos criminales y llega, incluso, a darles la oportunidad
de fotografiarse al ser recibidos con todos los honores por presidentes como
Reagan, Bush padre, Clinton y George W. Bush.
Luego Boadle se refiere a Ramón, René, Gerardo,
Fernando y Tony de una manera inapropiada cuando dice que “han sido glorificados
por la propaganda cubana como los cinco héroes prisioneros del imperio”. Si ruin
ha sido en sus comentarios anteriores, al referirse a nuestros cinco hermanos se
enloda aún más. Hombres como ellos, señor aparente defensor de la verdad, no
fueron glorificados por voluntad oficial sino por el reconocimiento del propio
pueblo, quien ve en ellos a hombres cuya dignidad y amor a la Patria los
llevaron a hacer dejación de las cosas más queridas para entregar su vida,
asumiendo riesgos como el de morir en el empeño. Sería bueno que usted leyera
cada uno de sus alegatos para medir la estatura de estos hombres.
Gerardo Hernández Nordelo declaró cuando fue
sentenciado a una cruel condena consistente en dos cadenas perpetuas:
“Su señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha
pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es
en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán
por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá
que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero
si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes
patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: "Solo lamento no tener más
que una vida para entregar por mi patria".
Por su parte, otro de estos valerosos luchadores,
Ramón Labañino, dijo también en el momento de recibir su condena:
“¡Si por evitar la muerte de seres humanos
inocentes, si por defender a nuestros dos países del terrorismo, y evitar una
invasión inútil a Cuba es por lo que se me condena hoy, pues bienvenida sea!”
“¡Llevaré el uniforme de recluso con el mismo honor
y orgullo con que un soldado lleva sus más preciadas insignias! ¡Este ha sido un
juicio político y, como tal, nosotros somos prisioneros políticos!”
“¡Aquí está toda la evidencia; y aquí está escrita
la historia: ella será quien nos haga verdadera justicia!”
René González, otro de los que usted infamemente
llama héroe por decreto oficial, expresó al ser condenado:
“Hace ya más de dos años recibí una carta de mi
padre en la que entre otras cosas me expresaba su esperanza de que se pudiera
hallar un Jurado donde afloraran los valores de Washington, Jefferson y Lincoln.
Es una pena que no haya tenido razón.”
“Pero yo no pierdo las esperanzas en la raza humana
y en su capacidad de guiarse por esos valores, después de todo tampoco creo que
Washington, Jefferson y Lincoln fueran mayoría en la época en que les tocó dejar
sus huellas en la historia de esta nación.”
Fernando González, otro de los que nosotros sí
reconocemos como héroes, dijo en el momento previo de conocer su condena:
“Sinceramente, confío en que algún día Cuba no tenga
necesidad de que personas como yo, voluntariamente y por amor a su país y a su
pueblo, vengan a este país a luchar contra el terrorismo.”
“Todo hombre que se respeta a sí mismo se debe antes
que nada a su Patria. En los años de presidio me acompañará siempre la dignidad
que he aprendido de mi pueblo y de su historia.”
Tony, el poeta, el hombre sensible que acudió con
prontitud al llamado de su Patria, expresó en una carta recibida por mí en el
día de hoy:
“Al final habrá una victoria definitiva, que será el
regreso a la Patria, al hogar, a la familia, a lo que llaman libertad; pero yo
les he explicado a mi madre y a mi hijo en sus visitas que la victoria ya se
logró en la corte al decir, en el corazón de la Mafia, la verdad sobre su
terrorismo contra el pueblo cubano; al sentar en el banquillo de acusados a los
terroristas y desenmascararlos; y que la victoria se logra todos los días al
poder tener nuestra situación como un ejemplo del doble rasero de la política
del Imperio, y al poder sumar hermanos de todo el mundo a una causa justa”.
Si su amor a la verdad permite hacerlo comprender,
señor Boadle, estos hombres no son héroes validados por resoluciones ni decretos
oficiales. Quien se expresa cómo ellos es capaz de calar hondo en su pueblo y
éste darles la gloria que merecen. Como usted ve, en esto también se equivoca.
Quienes hemos tenido el enorme privilegio de servir
a Cuba en las entrañas del monstruo, no somos espías al estilo de James Bond o
Mata Hari. Jamás nos movió el dinero ni el beneficio material. No somos los
espías que usted puede encontrar en las películas de Holywood o en cualquier
novela barata, capaces de asombrar con acciones inventadas a lectores o
espectadores perneados por la diletancia y el consumismo subcultural. Somos
hombres de carne y hueso, como usted, pero capaces de perseguir una gloria y un
heroísmo que en nada se diferencia al hecho heroico del obrero en su fábrica o
del campesino cuando labra la tierra. Nuestro heroísmo se sustenta en el motivo
legítimo de dar lo mejor de nosotros en beneficio de nuestro pueblo.
También usted recurre al vil argumento de decir que
“en el traicionero mundo del espionaje, La Habana ha usado en varias ocasiones
la táctica de desacreditar a sus oponentes mostrándoles como colaboradores de
los servicios de inteligencia”. Elizardo Sánchez Santacruz, a quien usted
pretende defender, ha sido un individuo capaz de traicionar a todos en beneficio
de un enfermizo oportunismo político y financiero. Lea usted “El Camaján” y
hallará respuestas a cualquier duda al respecto. Si no confía en un libro
oficial, como algunos dicen, acérquese por sí mismo a la verdad. Hombres como él
viven del negocio de la contrarrevolución como lo hacen muchos en Miami.
Mientras los enemigos de Cuba se apoyen en gente como ésta, estarán condenados
al más bochornoso fracaso. Esta es una lección que ni usted, ni los financistas
de la subversión quieren aprender.
Por último, señor Boadle, una importante aclaración
para usted y el sacerdote católico José Corado, quien expresó que “por toda la
Isla se extiende la vigilancia de los Comités de Defensa de la Revolución,
formados por grupos de vecinos, que crean un clima de sospecha y desconfianza.”
Los CDR son el pueblo organizado en defensa de su Revolución, en defensa de la
tranquilidad ciudadana. ¿Quiénes realmente sienten la vigilancia de los mismos?
Los delincuentes y los contrarrevolucionarios. Nadie más. ¿Quiénes les temen o
se sientes vigilados por ellos? Los que pretenden atentar contra el pueblo. No
hay otra verdad que no sea esa.
Como usted ve, señor Boadle, esta es una respuesta a
su pretendido análisis sobre Cuba y sus héroes. Los villanos quedan fuera de mi
artículo aunque, lo reconozco, usted es el único que he permitido entrar en él.