LA QUINTA COLUMNA CONTRARREVOLUCIONARIA Y LA ACTUAL OFENSIVA IDEOLOGICA CONTRA
CUBA
Cuando aún es un tema controversial en el mundo
entero el legítimo derecho de Cuba de arrestar y someter a juicio a un grupo de
asalariados de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en la Isla,
encargados de servir de quinta columna interna con vistas a caotizar el proceso
revolucionario y ofrecer una distorsionada imagen sobre una supuesta violación
de derechos humanos en el gigante antillano, nuevos acontecimientos vienen a
caracterizar a la furibunda campaña anticubana promovida por imperio yanqui y
sus acólitos en la Unión Europea y América Latina.
Por un lado, la
supuesta disidencia, golpeada y frustrada con las medidas del Gobierno cubano,
ha tratado de volver a sacar la cabeza del agujero; esta vez siguiendo al pie de
la letra las orientaciones del pretendido procónsul James Cason y que se
encaminan a crear la falsa imagen de sobrevivencia y de apostar por la
inalcanzable unidad entre los “disidentes”. Sabido es que, hasta ahora, ha sido
imposible lograr una completa unión por parte de las fuerzas
contrarrevolucionarias que se oponen al gobierno cubano dentro y fuera de la
Isla. ¿Las causas? En primer lugar, el incontrolable afán de protagonismo de los
líderes de estas organizaciones y, en segundo lugar, la aspiración a participar
en un mayor grado en la repartición de las “tajadas” ofrecidas por Estados
Unidos a sus servidores —entiéndase una mayor cantidad de dinero y de recursos—.
En días recientes, específicamente el jueves 3 de
julio, varios líderes de los grupúsculos internos—algunos de los cuales no
rebasan a los cinco o seis integrantes—, se dedicaron a elaborar una carta
conteniendo “una Declaración de Principios”, en la que hacían dejación de las
diferencias entre ellos y abogaban por la unidad entre todos los que se oponen a
la Revolución dentro del territorio cubano. No cabe duda que James Cason orientó
a los pocos asalariados que les quedan en las calles que aparentaran esta nueva
farsa de unidad. Tal vez, no lo dudo, les prometió una equitativa repartición
del pastel y un protagonismo equilibrado. Sin embargo, ni Elizardo Sánchez
Santacruz, Vladimiro Roca, René Gómez Manzano, Félix Bonne Carcasés o Gustavo
Arcos Bergnes, integrantes de la coalición “Todos Unidos”, pensaron en
incorporar a Oswaldo Payá Sardiñas, otro de los costosos líderes de la
oposición. De inmediato, como era de esperar, se levantó una gran alharaca y
tuvieron que rectificar su desatino. Vladimiro Roca, en una rueda de prensa
realizada por representantes de estos grupos en Miami, rectificó la posición de
las cinco columnas de la quinta columna contrarrevolucionaria desde Cuba y
mediante una apresurada llamada telefónica a la Florida. “Declaramos el sentido
pluralista y no fragmentario de la oposición cubana”, dijo.
Hay quien especula que ésta fue una natural
reacción ante el protagonismo asumido por Payá al hacer una llamada a las
sesiones del Seminario “Hacia una democracia en Cuba”, efectuándose en Madrid
por estos días, bajo auspicio de la FAE, y acaparar la atención de los
protagonistas españoles del terrorismo ideológico contra Cuba—entiéndase Aznar,
el Partido Popular español de gobierno, la Fundación Hispano Cubana, Ana
Palacios, etc.— y de todos aquellos servidores del imperialismo dentro de la
Unión Europea como Vaclav Havel y comparsa. Los quintacolumnistas soslayados no
pudieron resistir los celos y salieron de inmediato en busca de protagonismo con
su cacareada Declaración de Principios. James Cason y el State Departament no
podía permitir tales disputas y los llamaron a corregir sus posiciones. Lo más
malo para Estados Unidos y para la mafia terrorista de Miami era que apareciera
ante el mundo una oposición dividida y fragmentada, por muy minúscula que sea y
por muy costosa que les resulte.
De todos modos, estos autotitulados disidentes, a
pesar de sus broncas internas y de sus meteduras de pata, son la única opción
con la que cuenta la SINA y sus sucursales diplomáticas europeas en la Habana.
Por ello, no podían faltar a la recepción celebrada en ocasión del Día de la
Independencia de los Estados Unidos, efectuada en la residencia de Cason el
pasado 4 de julio. En ese lugar, bajo la mirada complaciente de varios
diplomáticos europeos y de los veinte asalariados cubanos presentes allí, el
Jefe de la SINA levantó su copa y realizó un brindis cargado de melodramatismo
y osadía intervencionista, abogando porque “algún día la libre expresión de las
ideas genere debate en vez de encarcelamiento”. Roca y sus acompañantes
aplaudieron con euforia las palabras de su amo y dejaron escapar un ridículo
suspiro de aprobación. Sin embargo, entre el alcohol y la hartura, cada uno de
ellos sabía que les va a ser muy difícil vencer al pueblo del que separaron para
servir a intereses foráneos.
Mientras estos hechos se sucedían en Cuba, se
intensificaron los ataques contra Cuba. Tanto las notas diplomáticas de las
cancillerías nicaragüense y costarricense reclamando la excarcelación de los
supuestos disidentes, así como las acusaciones de espionaje contra Cuba, en que
unieron voces nada menos que Posada Carriles y el presidente salvadoreño
Francisco Flores, sumado a los ataques desde España y los Estados Unidos,
representaron exponentes de la ofensiva ideológica contra la Revolución Cubana
por estos días. La intención declarada de aislar a Cuba y de preparar las
condiciones para una posible agresión por parte del imperialismo, han sido las
modalidades de la campaña anticubana.
Dentro de este contexto, el Departamento de
Estado norteamericano dio a conocer el 25 de junio una larga lista de 92
naciones en las que, según ellos, “las instituciones democráticas enfrentan
serios desafíos”. Ocho naciones latinoamericanas estaban incluidas en el listado
y, por supuesto, Cuba. De acuerdo con esta declaración, se debe “actuar de
manera sigilosa y creativa” para lograr la promoción de la democracia, dado que
en Cuba existe “un gobierno abierta y activamente hostil”. Según este documento,
también se han de implementar diferentes proyectos que perseguirán los
siguientes objetivos:
·
Facilitar el acceso a la información por parte de la sociedad civil.
·
Hacer un seguimiento, por parte de la SINA, de “la grave situación de los
derechos humanos en Cuba”
·
Garantizar la promoción de la democracia en la Isla.
Como puede apreciarse, los Estados Unidos se
arrogan en este documento abiertamente ingerencista la facultad de intervenir en
los asuntos internos cubanos y promover acciones encaminadas al apoyo de la
subversión. Mediante este informe validan la posibilidad de emprender todo tipo
de acciones —no desestimándose una agresión directa— con vistas a lograr el
triunfo de “la democracia” en Cuba.
Como un eco de las campañas anticubanas
desarrolladas por Estados Unidos, el Partido Popular español, a través de su
Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), promovió un
seminario titulado “Hacia una democracia en Cuba”. Ya examinadas por mí en el
artículo “Los protagonistas españoles del terrorismo ideológico contra Cuba” las
características de estas acciones promovidas por la derecha española, no cabe la
menor duda que este evento se enmarca dentro del apreciamiento de las agresiones
ideológicas contra la Isla. Allí, conjugados personajes como Carlos Alberto
Montaner (agente de la CIA), Ana Palacios (Canciller española), Vaclav Havel (ex
presidente checo), Miguel Ángel Rodríguez (ex presidente de Costa Rica) y otros,
se cocina la nueva política a seguir contra la revolución Cubana. En esencia,
esta política en nada difiere de lo orientado por Washington: financiar y
promover la subversión, aislar a Cuba internacionalmente y, sobre todo, buscar
justificaciones para una agresión contra la Isla.
Cuba, mientras tanto, permanece firme a pesar de
estos ataques y campañas. El amor del pueblo a su Revolución está por encima de
las infamias, maniobras y conspiraciones. Lo saben ellos y, por supuesto, lo
sabemos nosotros. Esta verdad recorre los pasillos del Congreso norteamericano
y de la Oficina Oval, las oficinas de los grupos terroristas de Miami, así como
las instalaciones del FAES. Igualmente, a pesar del tufo que se levantó en la
residencia del James Cason el pasado 4 de julio, el respeto que sienten los
cubanos hacia el pueblo norteamericano estuvo presente con esa misma fuerza que
nuestra verdad. No hay peor ciego, señores, que el que no quiere ver.