DAL NS. AGENTE ALL'AVANA

 

Alex Penelas: Los sueños tontos de un mal alcalde

Durante más de cuarenta años se ha hecho una costumbre en Miami el matar a Fidel Castro. Quienes conocimos  a fondo a esta ciudad floridana, hemos escuchado, en más de una ocasión, cómo proliferan las bolas, los falsos rumores y todo tipo de especulación sobre la salud del líder cubano e, incluso, el anuncio de su muerte a causa de una terrible enfermedad. Sin lugar a dudas, ésta ha sido la comidilla de los corrillos de viejos nostálgicos que se reúnen en las calles de la Pequeña Habana o en las oficinas cargadas de frustración de las decenas de organizaciones contrarrevolucionarias abundantes en toda  la ciudad. Las emisoras de radio y los canales hispanos, incluso,  han hecho el ridículo más de una vez anunciando dicho suceso y retractándose luego. Ha sido, en fin,  un constante hazmerreír canalizado por el deseo casi rayano en la obsesión de derribar a la invicta Revolución Cubana.
Hace unos pocos días volvieron a repetirse los constantes rumores sobre la muerte del líder cubano y no faltaron quienes todavía los creyeron. ¡Al fin, coño!, gritaron al unísono varios de estos melancólicos gusanos mientras elevaban sus brazos hacia el cielo pensando que sus añejas plegarias habían sido escuchadas. Otros, recelosos por el engaño al que han sido bombardeados en varias oportunidades, se limitaron a esperar alguna confirmación sobre la veracidad del anuncio. Sin embargo, aunque parezca mentira, el grupo dirigente de la ciudad, con el tontuelo de Alex Penelas a la cabeza, convocaron a una reunión urgente para analizar la situación.

La autotitulado Comisión del Programa “Cambio de Gobierno en Cuba”, integrada por el alcalde y los comisionados de la ciudad, se apresuró a desempolvar el plan de contingencia para cuando ocurra la muerte de Fidel. En un ridículo apresuramiento, se dedicaron a delinear las estrategias encaminadas a enfrentar la potencial situación derivada de dicho suceso. A grandes rasgos, este plan contempla:

   Controlar los disturbios que pueden suceder en la ciudad al conocerse la noticia.

   Controlar y evitar una posible emigración desde Cuba.

   Evitar que muchos residentes en la Florida se lancen en yates a “rescatar” a sus familiares en Cuba.

Para ello, la Comisión estableció varias irrisorias y no del todo dudosas medidas:

   El cierre potencial de marinas y otros atracaderos de embarcaciones en Miami y los cayos adyacentes a la Florida, así como un amenazador bloque marítimo a la Isla.

   El control sobre “las muestras de júbilo espontáneo” que puedan ocurrir, desórdenes y otro tipo de expresiones capaces de  colapsar la vida normal de la ciudad. Para ello, el alcalde y su comisión, coordinará una masiva concentración presumiblemente en el “Orange Bowl” de Miami, un  stadium de fútbol con capacidad para 80 mil personas.

   Puesta en alerta de la base aérea de Homestead y la base naval de Cayo Hueso, con la finalidad de implementar el bloqueo total contra Cuba.

La coordinación de estas acciones, como ya señalamos, será encabezada por el alcalde la “república bananera”, Alex Penelas y de sus lugartenientes agrupados en la Oficina de Emergencias del Condado de Miami-Dade. Fidel Castro, como el mismo lo ha señalado en más de una oportunidad, podrá fallecer un día por ley natural de la propia vida, pero esto no significará el fin de la Revolución. Por ello, la comedura de catibía del alcalde miamense mueve a la risa y no deja de ser otra ridícula muestra sobre cómo allí se preocupan de otras cosas en lugar de atender las urgentes necesidades de la población de esta urbe floridana.

¿Por qué no dedica el alcalde Alex Penelas todo su tiempo para acabar con el oprobioso mérito de Miami al ser considerada la segunda ciudad de la nación con más delitos contra la propiedad?

¿Por qué esta “preocupada” Comisión no se ha dedicado a estimular un crecimiento económico para la ciudad y a eliminar el preocupante crecimiento de las cifras de infestación de SIDA que se experimenta allí?

¿Por qué Penelas y su tropa no se dedica a establecer serias medidas para disminuir el delito contra la vida, la proliferación de asesinos en seria que azota a la ciudad y el alto nivel de corrupción que ocurre en la alcaldía y con varios funcionarios públicos, como el sonado caso que involucró a Pat Tornillo, dilapidador de los fondos del sindicato de maestros?

¿Es que no les preocupa, acaso, la existencia aún de un considerable número de personas sin hogar en la ciudad, así como el crecimiento de las necesidades de comida gratuita para pobres y desempleados en un asombroso 21 % con respecto al año anterior? ¿Y qué decir del incremento de las necesidades de hogar en un 12 % para las personas conocidas como homeless?

¿No sería más lógico aunar esfuerzos en resolver los serios problemas de corrupción que pululan entre funcionarios públicos y a los que no escapan varios de los comisionados y propio Penelas? Aún hoy Miami es sacudida por el sonado caso de corrupción en el Aeropuerto Internacional de Miami, el que ha llevado a serias pugnas entre la fiscalía y la fuerza policial de la ciudad?

Como puede apreciar, amigo lector, son muchos los asuntos a los que debiera dedicar Alex Penelas la mayor parte de su tiempo. Pensar que con la muerte de Fidel ellos podrían resolver los problemas cubanos es una estupidez. Cuba seguirá fiel al socialismo y pensar lo contrario es una garrafal pérdida de tiempo. En esto, no tengo la menor de las dudas.

 


 

info@siporcuba.it

 HyperCounter