OSCAR FLAMMINI

 

UN SINDACALISTA ARGENTINO

 

 

 

  

NUEVO ANIVERSARIO DE UN DRAMA ARGENTINO

 

 

El 24 de marzo se cumple un nuevo aniversario del golpe de Estado que instalo en la Argentina una dictadura fascista que asolo el país desde 1976 hasta 1983.

Esta dictadura fascista, que eufemísticamente se llamo “Proceso de Reorganización Nacional”, dejo a su paso 30.000 desaparecidos; un país desbastado en el plano económico, político; social y cultural y ya en sus últimos despropósitos trato de poner un manto de “patriotismo” a la tragedia declarando una guerra inaudita, que llevo a la muerte a centenares de jóvenes argentinos totalmente inermes ante un poderoso enemigo pertrechado con los armamentos mas sofisticados.

Antes de entrar en las consideraciones de fondo de este drama argentino, quisiera hacer dos reflexiones previas que tal vez sirvan, sin pretender hacer analogías simplistas ni un traslado mecánico del pasado, para iluminar un presente que se avizora difícil y complejo.

La primera: Por mucho tiempo en la argentina se “demonizo” exclusivamente a las FF. AA, quienes sin duda protagonizaron en un primer plano un nefasto papel. Pero quedaron en las sombras sus cómplices y mentores, civiles pertenecientes a la oligarquía agraria, industrial y financiera y medios de difusión que acompañaron con sus mentiras, tergiversaciones y ocultamientos los horrores cometidos por la dictadura. ( Algunos de los cuales hoy se rasgan las vestiduras por la” falta de libertad de prensa “¿ o de empresa tal vez deberíamos decir?). Un ejemplo que sintetiza lo dicho es el documento publicado por la Sociedad Rural Argentina el 24 de Marzo de 1977 “En el primer aniversario del Gobierno de las Fuerzas Armadas”, en el se dice, entre otras cosas: “En esos momentos (Marzo 1976) estábamos dispuestos a dar cualquier cosa por tener garantías mínimas de vida, y de bienes, por volver a respirar aire puro” (…) “ Sin embargo queda mucho por hacer” (…) En efecto, debemos desarmar el andamiaje creado por casi 35 años de una lenta pero sistemática estatización socializante”…  y luego de llamar al apoyo del accionar de  la dictadura dice “experiencias pasadas nos indican la inconveniencias de  actitudes demagógicas de aperturas políticas prematuras, que puedan entorpecer o demorar una efectiva recuperación del país en todos los ordenes” (…) “ La Sociedad Rural Argentina reitera “ (…)  “su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de 1976”.¿ Mas claro? echarle agua.

Segunda reflexión: Decía Humberto Eco: “Detrás de cada régimen y sus doctrinas hay siempre una manera de pensar y de sentir, una serie de hábitos culturales y una nebulosa de instintos oscuros y de pulsiones insondables”. (Cinco Escritos Morales)

Mentiríamos si no dijéramos francamente que este “Proceso” contó con la “neutralidad” cuando no con la complacencia de una importante porción de la sociedad argentina, que lo reclamo en nombre del “orden”.Muchos “tranquilizaban” su conciencia, ante los miles de desaparecidos, con aquello de que “en algo andarían” o “por algo será ”,lo cierto es que hubo cómplices; esbirros, especuladores; prescindentes; muchos que sabían y callaron, eso, por desgracia es también esa Argentina que nos duele.

Seria ignorancia, ingenuidad o hipocresía decir que la historia argentina se ha caracterizado por ser pacifica, en verdad la violencia estuvo presente en nuestra historia desde su nacimiento como nación independiente ( y por supuesto durante toda la etapa colonial en la que fueron exterminados los  legítimos dueños de estas tierras) Nunca los sectores oligárquicos escatimaron esfuerzos para hacer correr la sangre del pueblo cada vez que sus mezquinos intereses así lo aconsejaban, podría mencionarse a modo de ejemplo el asesinato de Mariano Moreno, el atentado contra Lisandro de la Torre, los fusilamientos de peones rurales en la patagónia, los fusilamientos en León Suárez, la masacre en Plaza de Mayo en 1955 etc, etc .No obstante podríamos asegurar sin temor a equivocarnos que el periodo histórico de la dictadura instaurada en 1976 fue, sin duda, el gran tajo profundo en la vida argentina, no solo por la violación sistémica de los derechos humanos, aunque ello sea lo mas dramático, sino por por lo que significo para la nación en la esfera  de lo económico, social, político y cultural .

El encarcelamiento, el secuestro, la tortura, la desaparición de personas y la muerte fueron los métodos de los que se valieron para “gobernar”. Esa técnica de terror y de muerte rebaso todos los limites imaginables, no solo ocurrió a nivel de los adultos (lo que es injustificable), sino que se hizo extensivo a los niños. Podía decir con toda razón Julio Cortazar “Vuelvo a pensar en Dante, vuelvo a decirme que en su atroz infierno no hay ni un solo niño; pero el de los militares argentinos responsables de las desapariciones esta lleno de pequeñas sombras, de siluetas cada vez mas semejantes al humo y a las lagrimas”.

Fue tanta la sangre derramada, el horror y el terror sembrado por la dictadura (Nosotros, los trabajadores del Astillero Rió Santiago somos testigos “privilegiados” de ello: Tuvimos 50 compañeros desaparecidos, centenares de cesanteados y encarcelados y decenas de exiliados) que quedo ensombrecido, con tanto dolor, el hecho económico social llevado a cabo simultáneamente, el cual era , en realidad, el objeto la causa profunda de este sistemático y planificado terrorismo de Estado: La destrucción del aparato productivo; la apertura indiscriminada al capital financiero internacional; el quiebre de la pequeña y mediana industria; la dilapidación de mano de obra calificada; la fuga de cerebros; el endeudamiento externo que paso de 8.000 millones de  U$A a 48.000 millones y  que ato nuestras políticas económicas a los designios y controles  del Fondo Monetario Internacional (todas cuestiones que a pesar de las medidas positivas del gobierno actual todavía hoy nos siguen condicionando en nuestro desarrollo), todo ello fue el éxito con que “El Proceso” llevo a cabo su proyecto, tal como lo pedía la Sociedad Rural Argentina en su documento.

Cabe destacar, además, que lo sucedido en argentina no fue una hecho aislado, así lo  certifica la circunstancia de que en casi todos los países de A. Latina se daba el mismo proceso  y además coordinado entre las dictaduras de turno en cada uno de ellos. No cabe duda que esta nefasta etapa fue un plan predeterminado cuya aplicación sistemática desbrozo el camino y creo las condiciones (con el trabajo “sucio” de las FF.AA) para el avance de las políticas neoliberales en nuestro continente.

 Para terminar apelo a  Georg Hegel que en su Introducción a la Historia de la filosofia,decia “Pero si una época trata todo históricamente, entonces se ocupa solamente de un mundo que ya no existe, divaga por las casas de los difuntos”, por lo tanto, tal como decíamos al principio tratamos de reflexionar sobre una experiencia histórica no con el propósito de trasladar mecánicamente ni de quedarnos congelados en el pasado, sino de recoger de esa experiencia conclusiones que alumbren el presente. En ese sentido podemos decir que esas políticas impuestas a sangre y fuego y que, como en el caso argentino se erigió sobre miles de cadáveres, es la que nos ha llevado a esta crisis global que hoy esta afectando al mundo.

Quiero citar al pensador argentino Atilio Boron quien creo sintetiza certeramente la situación actual, dice Boron :” En términos de políticas concretas se impone hacer conciente a la población de que la única lucha que puede arrojar resultados positivos es la que se plantee una oposición frontal al capitalismo .El neoliberalismo ya se ha batido en retirada, y la critica debe entonces dirigirse no a una de las políticas o fases del capitalismo, la neoliberal, sino a la estructura fundamental de la sociedad burguesa, cualquiera sean las formas políticas o económicas que transitoriamente asuma”, por supuesto que esto lo dice sobre la base de haber analizado la crisis civilizatoria que estamos viviendo ( en el modo de producción y relación capitalista) y señala la necesidad de fortalecer las organizaciones sindicales, sociales y políticas revolucionarias y la participación popular como herramientas para “voltear” al capitalismo, el que no caerá solo a pesar de la crisis.

     Oscar Flammini

 

 

 

info@siporcuba.it

 HyperCounter