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          TOPE LAS BANDERAS ANTIIMPERIALISTAS
           
          El presidente 
          Kirchner engañó al país cuando en setiembre de 2003 presentó el 
          acuerdo con el FMI como una solución al problema del endeudamiento. El 
          Partido de la Liberación lo calificó como una grave concesión al 
          imperialismo. El gobierno se obligó a un superávit fiscal primario de 
          3 puntos del PBI en 2004 para destinarlo íntegramente a pagar la deuda 
          con los organismos financieros internacionales. En consecuencia, 
          fueron congelados los salarios del sector público, las jubilaciones y 
          los subsidios.
          El imperialismo 
          extorsionó asquerosamente a Argentina para que pague más a los 
          acreedores privados, pues en caso contrario se caería el acuerdo con 
          el Fondo. Los primeros lobbistas fueron George Bush en Monterrey y 
          José M. Aznar en Madrid, en enero; luego John Snow y John Taylor del 
          Departamento del Tesoro, a fines de ese mes; seguidamente Horst Kohler 
          del FMI y los ministros de Finanzas del "Grupo de los 7", en febrero.
          La extorsión se basa 
          en que el 9/3 vencen 3.100 millones de dólares con el FMI. Si 
          Kirchner-Lavagna no hacen lo indicado por los capos del poder mundial, 
          se entraría en cesación de pagos con los organismos multilaterales. La 
          amenaza es que el país se vería aislado, sin préstamos ni inversiones, 
          con embargos y juicios como los que ya se perfilan en Maryland y Nueva 
          York. Nos dicen: ¡la deuda o la vida!, aunque son ellos los que tienen 
          mucho para perder, política y financieramente. Esa campaña está 
          secundada en nuestro país por los comisionistas de las trasnacionales, 
          que piden una rápida capitulación (ver aparte).
          El PL denuncia a esos 
          cipayos. Sólo hay que atender a la situación del pueblo ya que el 54 
          por ciento de los argentinos vive en la pobreza por no disponer de 726 
          pesos mensuales. De este segmento, el 25 por ciento está directamente 
          en indigencia pues no reune 326 pesos de la canasta básica de 
          alimentos. Este fenómeno acogota en especial al 21 por ciento de la 
          población desocupada pero también a los ocupados, pues el 50 por 
          ciento de éstos percibe menos de 500 pesos. Las fuerzas 
          antiimperialistas debemos unirnos en un frente antideuda, anti FMI y 
          anti "G-7", para que los recursos del país atiendan a las prioridades 
          sociales.
          Debe rechazarse la 
          pretensión imperialista de cobrar la deuda con más hambre de nuestro 
          pueblo. En 2003 vencen 10.900 millones de dólares entre capital e 
          intereses, contando sólo al Fondo, el Banco Mundial y el BID. Además 
          está la pretensión de los "fondos buitres" de que se les paguen sus 
          títulos a más del 50 por ciento.
          Como es obvio, ni 
          aunque quisiéramos, no podríamos levantar semejante hipoteca. Estamos 
          en contra de que esa deuda se lleve el 3 por ciento del PBI, que 
          equivale a 11.500 millones de pesos ya previstos en el presupuesto 
          2004. Y por supuesto, nos oponemos a cualquier concesión extra que 
          pueda hacer Kirchner en las negociaciones con el Fondo (por ejemplo, 
          ofrecería otro bono a los privados para que el corte sea de menos del 
          75 por ciento).
          Viendo la aflojada 
          del gobierno en setiembre de 2003, los recientes anuncios de aumentos 
          de tarifas, la formación del comité de bancos con Merril Lynch y las 
          reuniones de Kirchner con los monopolios nucleados en AEA (Asociación 
          Empresaria "Argentina") no tenemos confianza en que vaya a resistir la 
          presión imperial. Hoy lo vemos caminando hacia la claudicación. Pero 
          tampoco vamos a negar las contradicciones objetivas entre las grandes 
          potencias y el Tercermundo. A veces el conflicto finalmente estalla, 
          como pasó con la guerra de Malvinas en 1982.
          La onda "moderada" ha 
          prevalecido en el PEN y el parlamento. El multimedio Clarín, 
          supuestamente no tan reaccionario como su socio "La Nación" y su 
          adversario de "Ambito", pregona la moderación. La señora de Kirchner 
          acaba de disertar en el Consejo de las Américas, de David Rockefeller, 
          William Rodhes y George Soros.
          El gobierno apuesta a 
          la conciliación y arreglo. Por eso rechaza convocar a una consulta 
          popular vinculante sobre la deuda. Ojalá cambie porque incluso gente 
          que tiene expectativa en Kirchner cree que enfrentar al FMI es una 
          "causa nacional", caso del juez Julio Cruciani; o propone plebiscitos, 
          como Víctor De Gennaro.
          El PL centra el golpe 
          en el enemigo principal: Bush, el FMI y sus socios oligárquicos. ¡Ni 
          un solo dólar a los usureros internacionales!. ¡Plata para pan, 
          salarios, trabajo, salud y educación de los argentinos!. ¡Abajo el 
          pacto con el FMI de setiembre de 2003!. Con este programa de unidad 
          hay que ganar la calle junto al resto de las fuerzas antiimperialistas. 
          Desde allí demandamos al PEN y el Congreso la convocatoria a una 
          consulta vinculante contra la deuda externa, el FMI y el ALCA.
          Hay que extender el 
          Movimiento Antiimperialista y por la Paz Mundial (MAP) y otras 
          instancias de unidad antiimperialista. Esta es la clave para 
          intervenir en la actual situación. Otros en cambio siguen a la espera 
          de lo que decida Kirchner, que oscila entre un retórico semi 
          nacionalismo y la claudicación. No comprenden que incluso desde su 
          óptica de ayudar al presidente, lo mejor es ganar la calle con los 
          antiimperialistas y revolucionarios. Si entre todos movilizamos, eso 
          influirá al interior del gobierno, aislando a los amigos del imperio, 
          como Scioli, Redrado y Prat Gay. Quedarse esperando al "Pingüino" será 
          regalar la dirección del movimiento antiimperialista a quien sólo 
          regatea y busca acordar con el imperialismo. Se está a tiempo de 
          cambiar la historia y sumarnos como pueblo al torrente antiyanqui de 
          América Latina.