Las mentiras proferidas por
Bush apenas si fueron creídas por los asistentes a la ceremonia. Unos a
otros se miraron con reprimida burla, pues cada uno pensaba que los
argumentos empleados para “liberar” a Irak habían dejado de ser sólidos
y no merecen la menor consideración de alguien.
¿Cuál ha sido el costo de la pretendida liberación de Irak de manos de
un tirano? ¿Realmente se ha convertido Irak en un país libre y capaz de
ser envidiado por el Oriente Medio?
Sabido es que los invasores norteamericanos no fueron recibidos con
flores al pisar el suelo iraquí. A pesar la superioridad tecnológica de
las armas yanquis, la resistencia al invasor fue grande y sólo pudieron
vencer tras cruentos combates. Las ciudades devastadas y en ruinas,
atestadas de muertos civiles, abrieron entonces las puertas al invasor.
Luego, como todos
sabemos, los Estados Unidos lograron involucrar a varios países en la
detestable ocupación en Irak. Soldados de Inglaterra, Italia, España
Bulgaria, Polonia Ucrania, Dinamarca, Estonia, Japón, Tailandia, El
Salvador, Honduras, República Dominicana y otros, se vieron envueltos en
tan abominable suceso.
Los iraquíes, por su parte,
no han dado tregua al invasor, lo que pone en dudas las palabras de Bush
sobre la alegría de los mismos con la ocupación de su Patria y la
cacareada “libertad ofrecida” con la invasión. Falluja, Kirkuk, Basora,
Nayaf, Amara, Kufa, Mosul, Bagdad, Sadr y cada rincón iraquí han sido
testigo de la respuesta de la resistencia al agresor. Día tras día son
hostigados por disparos, cohetes y minas colocadas por donde transitan
sus vehículos. Día tras día mueren soldados invasores y son destruidas
sus instalaciones. Tal ha sido esa respuesta, que ni el propio
Departamento de Defensa ha podido ocultarlo.
El propio sitio del
Departamento de Defensa norteamericano reconocía hace unos días que el
número de soldados yanquis muertos en combate ascendía a 598. Sin
embargo, sucesos desencadenados en el último fin semana ha disparado
esta cifra a 613.
Una nota de Xinhua,
aparecida en el día de ayer, señalaba por su parte que el
número de soldados estadounidenses muertos en Irak ascendió a 610 con
las muertes de siete soldados en un choque con militantes chiítas,
conocidos como el Ejército Mehdi, en la ciudad de Sadr, cerca de Bagdad.
De
los soldados muertos en Irak, 419 perecieron en combate y 191 en otros
sucesos como accidentes, incendios y atentados suicidas, que demuestran
la insegura suerte corrida por los mismos en ese país.
El incremento de la
beligerancia hacia los invasores yanquis preocupa realmente a la
administración Bush, pues se percata de la creciente oposición por
parte del pueblo norteamericano a esta guerra. Los ciudadanos
norteamericanos se horrorizan con el triste recuerdo de los ataúdes
llegando de Viet Nam hace unas décadas y de Somalia en fecha más
cercana. Poco a poco se va tomando conciencia sobre el hecho de que los
ciudadanos comunes ponen los muertos, mientras que los grandes
monopolios norteamericanos obtienen riquezas ilimitadas como resultado
de esta agresión. Hoy no resulta extraño ver desfilar en las calles de
las principales ciudades de Estados Unidos a veteranos de Viet Nam y de
otras conflagraciones, junto a familiares de los soldados muertos en
Irak.
Sin embargo, no sólo han
muerto los soldados de Bush en esta guerra. Otros países, comprometidos
con la administración norteamericana en esta conflagración criminal, han
visto regresar a sus hijos muertos en combate. Las víctimas británicas
llegaron a 58, de los que murieron 20 combate y 38 en otras acciones
no combativas.
El resto de las naciones
implicadas en la agresión a Irak han aportado 47 soldados muertos en
combate, desglosados de la siguiente forma:
·
Italia (17)
·
España (8)
·
Bulgaria (5)
·
El Salvador (4)
·
Ucrania (3)
·
Tailandia (2)
·
Estonia, Dinamarca y Polonia (1)
Junto al creciente número de
soldados perecidos en combate, las fuerzas norteamericanas tienen ya
más de 3000 heridos en la contienda.
Por su parte, es el
pueblo iraquí el que más ha padecido en esta guerra. Las víctimas
civiles se estiman entre los 8 800 y los 10 600, mientras que los
soldados y oficiales muertos durante la agresión se estiman entre 4 800
y 6 300.
Al analizar estas cifras que
entrañan tanta muerte injustificada, uno no puede menos que preguntarse:
“¿Es eso lo que realmente deseaban los iraquíes?”