Cuestión de conveniencias
NUEVOS ELEMENTOS QUE PRUEBAN EL CARÁCTER
AMAÑADO E INJUSTO DEL JUICIO CONTRA CINCO PATRIOTAS CUBANOS.
9 de junio de
2004.
Tres años
acaban de cumplirse en el día de ayer, 8 de junio de 2004, del infame
veredicto recibido por Ramón Labañino Salazar, Gerardo Hernández
Nordelo, Antonio Guerrero Rodríguez, René González Sehwerert y Fernando
González Llort, por parte de una corte de la ciudad de Miami. Acusados
con un rosario de delitos no cometidos por ellos, nunca un juicio en la
historia de la jurisprudencia norteamericana había sido tan politizado
y manipulado por los representantes del gobierno, los cuales contaron
con el apoyo y las presiones de la prensa mediática, encargada de
exacerbar y viciar a la opinión pública, y de los representantes de la
influyente extrema derecha en esa urbe.
Un rápido
examen de las violaciones cometidas, permite a cualquiera comprender la
infamia cometida:
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Se les negó la posibilidad de ser juzgados en
otra sede (ciudad), haciendo que enfrentaran un juicio desventajoso para
ellos, minado por un ambiente de odio e intolerancia por su condición de
revolucionarios cubanos y luchadores contra los grupos terroristas que
se enseñorean en Miami y se pavonean con sus crímenes.
¨
Se les endilgó el delito de enviar al
gobierno cubano información sobre la seguridad nacional de Estados
Unidos, lo que no pudo ser probado, a pesar de lo cual se les acusó de
conspiración para cometer espionaje.
¨
No se permitió a la defensa instruir al jurado
sobre la tesis de “estado de necesidad” que justificaba la participación
de estos hombres en tareas de penetración de los grupos terroristas
radicados en EE UU, los cuales promueven actos de terrorismo contra su
Patria.
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Se desoyeron 44 precedentes judiciales que
favorecerían a los acusados.
¨
Se impuso a un jurado viciado y dispuesto a
congraciarse con los sectores intolerantes de la ciudad de Miami. Hoy
se sabe que dicho jurado fue presionado para emitir un fallo
desfavorable y condenatorio para los acusados.
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Cuestionada actitud de tolerancia de la juez
hacia la fiscalía.
¨
Violación de la Quinta, Sexta y Octava
Enmiendas de la Constitución norteamericana, las que amparaban a los
acusados.
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Acusación a Gerardo Hernández del delito de
conspiración para cometer asesinato sin que existieran pruebas para
ello.
¨
En consecuencia, imposición de penas excesivas
por los supuestos delitos cometidos. Empleando de manera engañosa, por
ejemplo, el cargo de conspiración para cometer espionaje, se les
presentó como espías y se les impuso a tres de ellos la máxima pena
contemplada para este delito: cadena perpetua. Nunca se probó que
realizaran espionaje contra EE UU.
Todas estas
violaciones de los derechos de los cinco patriotas cubanos condujeron a
tan injusto veredicto. Un examen de diversos antecedentes judiciales de
casos de personas que sí cometieron realmente el delito de espionaje
contra Estados Unidos, nos permite comprobar la inconsistencia de los
argumentos esgrimidos por el gobierno y la justicia norteamericanos
para imponer sanciones tan exageradas, crueles e infames. No cabe duda
que a través de ellos se trató de castigar a Cuba y satisfacer a la
mafia miamense. Ese fue el fin político de la fiscalía y su arbitraria
actuación durante el juicio.
Tal vez el
caso más sonado de espionaje contra Estados Unidos por parte de un país
aliado lo representó el de Jonathan Pollard. Analista de la marina de
guerra norteamericana, vendió importantes secretos a Israel a cambio de
grandes sumas de dinero.
Apenas fue
capturado Pollard en noviembre de 1985, el gobierno israelí pidió
disculpas a la Casa Blanca. Usando el frágil e increíble argumento de
que Pollard no era miembro del Mossad (el servicio de inteligencia de
Israel) o de la inteligencia militar de este país, el primer ministro
Shimon Peres adujo que el espía actuó imprudentemente como parte de una
unidad independiente de la inteligencia israelí, prometiendo desactivar
a la misma y castigar a los infractores. Resuelto el asunto de manera
dudosa, Pollard fue condenado a cadena perpetua.
Años después
en 1998, el jefe de gobierno israelí Benjamín Netanyahu reconoció, sin
embargo, que Pollard era efectivamente un agente del Mossad. Queriendo
ser presentado como un patriota e incapaz de dañar a los Estados Unidos,
Pollard fue apoyado por el importante lobby judeo norteamericano.
Al analizar
el caso de Jonathan Pollard y su condena por la justicia norteamericana
por el delito de espionaje, cabe preguntarnos: ¿Por qué imponer un mismo
castigo a los Cinco Héroes cubanos cuando en el caso de ellos no pudo
probarse que realizaran actividad de espionaje contra la seguridad
nacional de estados Unidos y a diferencia del agente israelí nunca
fueron capturados in fraganti en estas actividades? ¿Por qué se les
imputó falsamente el delito de conspiración para cometer espionaje,
siendo juzgados como espías y recibiendo las máximas condenas por un
delito no cometido? ¿No es esto, acaso, manipulación de la verdad y
ensañamiento a partir de una mentira? Washington contó con abundantes
pruebas documentales sobre el delito cometido por Pollard, mientras que
en caso de los Cinco sólo se emplearon falsas presunciones.
Otro sonado
caso de espionaje cometido contra Estados Unidos por el Mossad israelí
lo representó la captura de 120 de sus agentes infiltrados en ese país
en enero de 2002. Esta vasta red de espionaje diseminada en varias
importantes ciudades norteamericanas como Los Ángeles, Miami, New
Orleans, Chicago, Atlanta y Phoenix, bajo el manto de pertenecer a
escuelas de arte, se dedicó a espiar a residentes árabes y a operativos
de Al Qaeda.
Una
investigación realizada por la revista especializada “Intelligence On
line” demostró que esta red logró penetrar a los grupos terroristas
árabes radicados en los EE UU y, sin embargo, nunca advirtió al gobierno
norteamericano de los macabros planes perpetrados el 11 de septiembre
por Al Qaeda contra las Torres Gemelas del World Trade Center y el
Pentágono.
Cabría
preguntarse: ¿Por qué las autoridades norteamericanas se limitaron a
capturar a ese numeroso grupo de miembros del Mossad y a expulsarlos
con posterioridad, sin tomar represalia alguna? ¿No estaban ellos,
acaso, infiltrados como agentes no declarados de otro país en grupos
terroristas ubicados en distintas ciudades norteamericanas? ¿Por qué a
ellos sólo se les expulsó y a los Cinco Héroes cubanos no, cuando
aparentemente realizaban similares actividades contra grupos
terroristas?
En este caso
específico, el FBI actuó de manera diferente a como lo hizo en Miami en
relación con los patriotas cubanos detenidos. El portavoz del Federal
Bureau Of Investigation (FBI), Bill Carter, se limitó a declarar: “Este
caso de la red de espionaje israelí no existe. Ningún israelí ha sido
acusado por el FBI o el Departamento de Justicia.” ¿No es sospechoso,
por supuesto, que Héctor Pesquera, en ese entonces jefe del FBI en
Miami, “consultara” a enemigos de Cuba como Ileana Ros Lethinen y
Lincoln Díaz Balart sobre cuál debía ser el proceder en este caso,
antes que a sus superiores dentro de FBI?
Mientras el
FBI y las autoridades norteamericanas han mantenido una actitud de
relativa coherencia en los casos de espías capturados in fraganti, es
evidente que en el caso de los Cinco han distorsionado la verdad con el
fin de satisfacer el odio irracional de la extrema derecha miamense.
Prueba de ello son los casos siguientes:
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Caso Aldrich Ames: Este alto funcionario de la CIA fue arrestado por el
FBI el 24 de febrero de 1994. Miembro de la principal agencia de
inteligencia de Estados Unidos desde 1963, fue reclutado en 1985 por la
KGB soviética y luego, ante la debacle del campo socialista, continuó
prestando servicios como doble agente ante el SVR ruso. La motivación
principal de Ames fue el dinero y desde su puesto como responsable de la
formación de futuros agentes de la CIA facilitó amplia información sobre
espías de esa agencia destinados a Rusia. Fue responsable de la captura
y ejecución de varios de ellos, Fue condenado a cadena perpetua en el
mismo año de su captura.
¨
Caso Harold J. Nicholson: Reclutado en 1980, luego de
16 años de servicio dentro de la CIA, Nicholson fue detenido el 12 de
noviembre de 1996, acusado de vender información a la KGB y,
posteriormente, al SVR ruso. Fue condenado a cadena perpetua luego de
probarse que entregó amplia información sensible de Estados Unidos a
servicios especiales extranjeros, a cambio de altas sumas de dinero.
Recibió igual pena que Ames.
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Caso Edwin Pitts: Fue detenido en 1997 luego de trabajar por más de
nueve años, a cambio de dinero, para la KGB y el SVR ruso. Encargado por
el FBI para espiar a diplomáticos soviéticos y luego rusos acreditados
ante la ONU, fue reclutado por estos a cambio de dinero. Recibió igual
condena que los anteriores.
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Caso David Sheldon Boons:
Miembro de la NAS, Agencia de Seguridad de los EE UU, encargada del
contraespionaje electrónico norteamericano, fue reclutado por el SVR
ruso. Desde su alto puesto ofreció valiosa información a cambio de
dinero. Fue condenado a pena similar a la recibida por los anteriores
agentes dobles mencionados.
La
referencia a estos casos de espías famosos involucrados en el espionaje
contra los Estados Unidos sirve para sacar algunas importantes
conclusiones con respecto al amañado juicio seguido contra los Cinco
Héroes cubanos.
1)
¿Por qué el FBI no usó la misma diligencia que
la empleada en estos casos para descubrir posibles delitos de espionaje?
La respuesta es simple: los cinco cubanos jamás se dedicaron a buscar
información sensible para la seguridad nacional de Estados Unidos. Es
por ello que jamás el FBI pudo presentar una sola prueba capaz de
inculparlos. Las pruebas usadas en este caso fueron fabricadas o
simplemente presupuestas.
2)
Al no poder hallar una sola prueba inventaron
la “conspiración para cometer espionaje”. Sin embargo, a pesar de que no
es un delito similar al de cometer espionaje, los cubanos recibieron la
misma máxima pena como castigo, igual a la que recibieron los casos de
espías confesos y probados anteriormente analizados. La injusticia
cometida, por tanto, está demostrada.
3)
¿Por qué en el caso de Gerardo Hernández,
acusado también de manera falsa por el delito de “conspiración para
cometer asesinato” se utilizó una pena mayor como castigo (dos cadenas
perpetuas) que la recibida por Ames, cuya actividad de espionaje costó
la vida a varios agentes de la CIA en Rusia?
4)
Por último, ¿por qué todos estos confesos y
codiciosos espías, que sí realizaron probadas acciones contra la
seguridad nacional de Estados Unidos, recibieron en sus juicios
respectivos todas las garantías constitucionales que les fueron negadas
a los Cinco?
Cuando
nuestros Cinco Hermanos, patriotas de sólidas convicciones e incapaces
de traicionar a su Patria por simple gloria o por dinero, como lo
hicieron Ames, Nicholson, Pitts y otros espías o mercenarios, sufren
todavía injusta prisión, convirtiéndose en expresión de los mejores
valores éticos y revolucionarios de los cubanos, no cabe duda que el
juicio realizado contra ellos fue, por encima de todo, una cuestión
de conveniencias para sus acusadores.

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