DAL NS. AGENTE ALL'AVANA

 

¿Por qué la Ley USA Patriot no se aplica a los terroristas cubanos?

 

24 de mayo de 2004.

 

En días recientes,  el director del FBI, Robert Mueller, dijo a una comisión del Senado, el 20 de mayo pasado,  que “la ley USA PATRIOT de 2001 es una herramienta antiterrorista vital que se necesita para proteger a los estadounidenses de futuros ataques terroristas”.

Más adelante, defendiendo la renovación de este instrumento legal que refuerza el papel de su organización dentro de los Estados Unidos, expresó: "Muchos de nuestros éxitos contra el terrorismo, en realidad, son resultado directo de las disposiciones incluidas en la ley, varias de las cuales se vencen a finales del año próximo. Yo creo firmemente que es vital para nuestra seguridad nacional mantener intactas cada una de estas disposiciones".

No es un secreto para nadie que la ley USA PATRIOT permite a las autoridades “fortalecer las capacidades de aplicación de ley para prevenir, investigar y encausar actos de terrorismo”, aún por encima de las libertades democráticas de los ciudadanos norteamericanos, las que han sido reiteradamente pisoteadas bajo el sospechoso argumento de la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo. Dicha ley fue promulgada poco después de los ataques terroristas contra Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001, como expresión del neomacarthismo desatado por la administración Bush luego de este fatal suceso.

Si obsesiva ha sido la “preocupación” de la administración norteamericana con respecto al controvertido tema del terrorismo, cabría hacerse varias preguntas al respecto:

¿Por qué no ha usado esa diligencia en perseguir a terroristas que causan muertes y dolor a los ciudadanos de otros países?

¿Por qué admite en su territorio, durante más de cuatro décadas a terroristas de origen cubano y ha permitido, en franca violación de la Ley Logan, que estos mantengan una guerra sucia contra Cuba?

Muchos son los ejemplos que podríamos usar para rebatir la doble moral del gobierno norteamericano al abordar el tema del terrorismo. En múltiples ocasiones se ha acusado a la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), al Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), Comandos F-4, Cuba Independiente y Democrática (CID), Ex Club de Presos Políticos, Hermanos al Rescate (HAR),  así como a decenas de grupúsculos contrarrevolucionarios de desarrollar una guerra sucia y criminal contra Cuba, muchas veces subvencionada, inclusive, por el  propio gobierno de Estados Unidos y su Agencia Central  de Inteligencia.

Para no ser repetitivos, recordaremos al señor Mueller el largo historial de una de ellas, Alpha 66, cuyo historial de crímenes y agresiones podrían opacar a grupos terroristas como la propia AlQaeda.

En un fragmento de mi libro en preparación,  “Aquí las tardes son más grises”,  expongo con abundantes detalles la historia macabra de Alpha 66 y que pongo en conocimiento de los lectores de este artículo. Basta leerlas, por supuesto, para que cada uno saque sus propias conclusiones.

 

En sus inicios,  Alpha estuvo compuesta por gente de diversa procedencia. Había quienes habían luchado contra Batista, aún tímidamente, como el propio Andrés Nazario, y que luego se sintieron traicionados por la radicalización del proceso revolucionario y optaron por abandonar el país, rumbo a  los Estados Unidos. Desde allí se plantearon luchar contra el comunismo, sin tener reparos en vincularse a otros vinculados al batistato y a la CIA, entre los que se destacaba Antonio Veciana Blanch (Alias, Víctor). No les importó, desde luego, el historial macabro de Veciana, vinculado a diversos sabotajes en el Cuba, principalmente contra tiendas y “ten cents” de la Habana. Su mano estuvo también relacionada con  los sabotajes contra El Encanto y otras objetivos, así como los frustrados intentos por quemar Sear´s, J. Vallés y Fin de Siglo. Alpha 66 fue también el receptor de varios ex miembros del Segundo Frente Nacional del Escambray, encabezados  por Eloy Gutiérrez Menoyo.

Entrenados por la CIA, desde muy temprano desarrollaron la modalidad de ataques comandos por vía marítima contra la Isla, combinándolos con infiltraciones en el territorio cubano. Su sueño inicial fue el de crear frentes guerrilleros en Cuba.

Los miembros de Alpha perpetraron su primer ataque terrorista por  Isabela de Sagua, al norte de Las Villas, en octubre de 1962. Allí dinamitaron una vivienda que, según ellos, era del G-2. Partieron desde la base creada por ellos en Cayo Williams, en las Bahamas, y el grupo estuvo  integrado por Nicolás Salado (Colo), Zenén Castillo, Publio Ruiz  y Julio Cruz. Poco después bravuconearon con el hecho de haber logrado  pisar tierra cubana, pues ninguno había logrado hacerlo desde el fracaso de Playa Girón. Eso los estimuló sobremanera y, dos meses más tarde, en diciembre de ese año 1962, atacaron la playa de Juan Francisco, en Caibarién, también en el norte de Las Villas. En esta ocasión, sin embargo, no fueron tan atrevidos. Pusieron una granada en la orilla y de inmediato se perdieron de allí, no antes de tirotear la zona. En una precipitada huida, se marcharon en la lancha de cerca de 15 pies que los trajo y que los trasladó rápidamente hacia Cayo Williams. Junto a Colo, vinieron en esta oportunidad Cecilio Vázquez, José Casanovas y Ramón Quesada.

En mayo de 1963 atacaron el campamento de becados de Tarará. Esta vez no vino Colo ni ninguno de los anteriores participantes, salvo Julio Cruz y Zenén Castillo, los cuales  habían venido en octubre, así como Ramón Quesada Gómez, quien lo había hecho en diciembre. Los otros dos miembros del comando eran Agustín Gutiérrez y Elio Grillo.

 Ese mismo año de 1963, comandos de Alpha 66 tirotearon el barco inglés “New Lane”, fondeado en Caibarién. En este oportunidad,  fue Veciana quien consiguió las armas y equipamiento necesario, mientras  los perpetradores del ataque fueron quien después se integrarían a los “Comandos – L”: Tony Cuesta, Antonio Quesada y Ángel Pouxés, en compañía de otra persona. Todos vinieron en una embarcación del tipo  V- 18, equipada con una ametralladora calibre cincuenta.

En 1964 pretendieron desarrollar una operación en gran escala, la cual conllevaría la infiltración de cerca de cincuenta hombres siguiendo lo concebido en el  “Plan Omega”. En realidad desembarcaron, el 28 de diciembre de ese año, sólo cuatro personas en las costas Punta Caletas, Baracoa, en  la provincia de Oriente y  capitaneados por Eloy Gutiérrez Menoyo. Este terrorista, quien por ese entonces vivía en el 201 SW 12 avenida, en Miami, se dejó embaucar en la frustrada aventura. Habían salido en una embarcación de veinticinco metros de eslora, proveniente de Puerto Manzanillo, en República Dominicana. El  comando estaba integrado, además, por Ramón Quesada Gómez (ex comandante del Directorio Revolucionario “13 de Marzo”), Domingo Ortega Acosta (ex capitán de la comandancia de William Morgan) y Enoel Salas Santos, quien resultó ser un miembro de la Seguridad del Estado cubana.

Los miembros del comando de Menoyo, habían partido desde una base de entrenamiento radicada en República Dominicana, la cual  cerró posteriormente, al quedar descubierto  el apoyo dominicano a la gente del Alpha. Fueron detenidos el 23 de enero del 1965 en Aguada de Palmas, Imías, con material de guerra, equipos de comunicación y otros medios de subsistencia. El cabecilla fue sancionado a treinta años de prisión en la causa 83/65. Gutiérrez Menoyo, a pesar de todo, recibió la tarea de organizar desde la cárcel a diversas  células de Alpha 66, captando desde 1970 a varios reclusos en la prisión de Boniato y en otro reclusorio anterior en el que estuvo, siempre con el auxilio de su amante Isabel Rodríguez. El antiguo “revolucionario”,  convertido ahora en terrorista confeso, no vaciló en continuar su beligerancia contra los cubanos de la Isla.

A partir de 1968,  la organización se reestructuró  y Andrés Nazario Sargén pasó a convertirse en Secretario General de la misma. Anteriormente había fungido como Secretario de Organización, ocupándose de la tarea de garantizar el suministro de armas y equipos para los campos de entrenamiento, así como para la ejecución de acciones armadas. Con la elección de Vicente Méndez Hernández como jefe de las operaciones militares de Alpha 66,  cobró otra vez preponderancia el plan de efectuar un desembarco de gente en la Isla y promover en la misma diversos focos guerrilleros. El fracaso de Gutiérrez Menoyo había quedado atrás y, tras diversos intentos de llevarlo a cabo, en 1969  Méndez fue ascendido a Coronel y se lanzó a la misma aventura en tierras orientales. El día 17 de abril de 1970, rememorando el desembarco de Girón, volvieron otra vez a la Isla. En esta ocasión desembarcaron en Baracoa un total de 13 hombres, con el propósito de internarse en las montañas. De inmediato, los aniquilaron miembros de las milicias y el ejército. Luego de diversos encuentros en la zona, finalmente fueron capturados los últimos infiltrados. El día 24 de abril de 1970,  por tanto,  Alpha 66 recibió un golpe demoledor.

Un mes después, en mayo de 1970, comandos del Alpha atacaron a los barcos pesqueros cubanos Plataforma I y Plataforma IV. Los once tripulantes, humildes y desarmados pescadores, fueron injustificadamente secuestrados y, posteriormente, abandonados en Cayo  Andros, en las Bahamas.

El 14 de septiembre de ese mismo año se infiltraron por Punta Samá, Banes, antigua provincia de Oriente, nueve comandos de Alpha 66, dirigidos por José Rodríguez Pérez, quien había fungido como jefe de operaciones del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) y ostentaba el grado de coronel dentro de Alpha 66. Este grupo estaba constituido por personas residentes en Miami. Salvo Rodríguez Pérez, que era oriundo de la Habana, así como otros dos nativos de Las Villas, el resto había nacido en Oriente.  Todos fueron entrenados en un campamento ubicado a sesenta kilómetros de Miami, perteneciente al RECE, denominado “Osvaldo Ramírez, Base A.” El objetivo de este grupo era producir alzamientos en la zona de la Sierra Cristal. Posteriormente marcharían a Las Villas  con la finalidad de crear otros focos guerrilleros. Entre los medios de guerra de este grupo había dos fusiles FAL, dos AR – 15, dos AR – 18, ocho pistolas MAB de 9 mm., dos pistolas Browning, veinte granadas de fragmentación, 18  kgs. de explosivo C – 4, 11 kgs. de TNT  y otros medios. Otro terrible golpe sacudiría las estructuras de la organización. Tuvieron que esperar un tiempo para reponerse.

El cuatro de julio de 1981 se produjo una infiltración de cinco miembros del Alpha 66, en la zona de Risco Alto, Matanzas. Estaba dirigida por  el “Comandante Alquízar” e integrado, entre otros, por Héctor Santana de Armas, Santos E. Cuellar Gay y Antonio Berih Ramos. Su misión principal era perpetrar un atentado contra Fidel Castro durante la celebración del acto por el 26 de julio,  a celebrarse próximamente en la provincia Granma.

El día 7 de mayo de 1983, se produjo la captura de dos infiltrados en la zona del canalizo de Bersagua, en Encrucijada, Villa Clara. Estas personas eran Luis Yañez Aguila y Rogelio Abreu Azcuy, ambos con antecedentes penales y salidos de Cuba por el Mariel. El propósito era atentar nuevamente contra la vida del Presidente Fidel Castro. Les fueron ocupadas armas y propaganda alusiva al Alpha 66.

En los próximos años decayó  la participación de Alpha 66 en actividades armadas, provocado este fenómeno, principalmente, por dos factores importantes. El primero fue el conjunto de golpes recibidos en sus incursiones contra Cuba. El segundo es derivado de la posición asumida por el gobierno de Jimmy Carter de promover un acercamiento con Cuba. Para ese entonces hay pasos serios tendientes hacia la normalización de las relaciones entre los dos países. Este acercamiento, evidenciado por diversos hechos como lo fue la firma de varios tratados entre los dos gobiernos, la creación de Secciones de Intereses en Cuba y EE UU, así como la autorización expedida por el gobierno cubano para las visitas de emigrados a la Isla, colocó a las organizaciones de ultraderecha en una situación incómoda. A partir de ese momento casi todas las organizaciones variaron sus tácticas de lucha. Alpha 66, por su parte, se dedicó a instrumentar una plataforma de trabajo de proselitismo entre los emigrados y a buscar apoyo y reconocimiento internacional. Una delegación de Alpha participó en el Congreso de la Liga Mundial Anti - comunista, celebrado en Taiwán en 1976. Otra variante de su estrategia fue la preparación del llamado “Plan Máximo Gómez”, el cual preveía la combinación de ataques radiales contra Cuba, unido a acciones de infiltración y ataques comandos sobre objetivos de la costa.

Como puede apreciarse, Alpha 66 ha sido una macabra organización incapaz de reparar en el daño provocado, en la muerte asestada a seres inocentes, si a cambio logra sus objetivos. Ella es una muestra para apreciar en su justa medida la catadura moral y política de los “luchadores por la libertad” apoyados durante cuarenta años por Estados Unidos y a los que, bochornosamente, excluye la Ley USA Patriot al perseguir a terroristas.

 

 

 

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