LUCHANDO EN COLOMBIA

TESTIMONIANZE DI LOTTA

 

 

 

 

Non poteva  mancare una sezione dedicata alle lotte ed alle testimonianze provenienti dalla Colombia. Questa incantevole terra, che avrebbe tutte le possibilità per far vivere bene il suo popolo, è da anni martoriata dalla mancanza di diritti umani a causa del suo status politico che la governa. Inganni, complotti, interessi capitalistici, uso indiscriminato della violenza, intimidazioni, corruzione sono elementi spesso oscurati dalle menzogne usate dal presidente Uribe, per far apparire una realtà mistificata e assolutamente differente da quella che, purtroppo, esiste in questa terra.

 

 

PICCOLA STORIA DEI MOVIMENTI

 

OMAGGIO A JAIME BATEMAN

 

ULTIME NEWS DALLA COLOMBIA

 


Colombia comprometida (por su propio gobierno doblemente)

di Bartolomé Clavero

Colombia ha presentado un informe por escrito a la octava sesión anual del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas que está celebrándose en Nueva York durante estos días, entre el 18 y el 29 de mayo. Aparte de exponer un panorama difícil de identificar, como está demostrándose en la misma sesión del Foro, por quienes padecen las actuales políticas del gobierno colombiano en materia indígena, se aprovecha la ocasión para reafirmarse la posición contraria a la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Así se argumenta: “A pesar de que esta Declaración no es una norma jurídicamente vinculante para el Estado, ni constituye prueba alguna de la conformación de disposiciones de naturaleza convencional o consuetudinaria vinculantes para Colombia, se encontró que algunos aspectos de esta Declaración entran en franca contradicción con el orden jurídico interno colombiano, lo cual llevó al Estado colombiano a abstenerse de votarla”. En la presentación oral del mismo informe Colombia cambia espectacularmente de posición. Lo que dice el informe escrito resume lo que se expuso ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 13 de septiembre de 2007 para justificarse la abstención de Colombia en la votación de la Declaración que resultó apabullantemente positiva. Colombia así se significó entre los Estados de su región, Latinoamérica y el Caribe, los cuales apoyaron masivamente la Declaración. Colombia quiere ahora dejar de significarse. El cambio de posición ya se había anunciado recientemente en la Conferencia de Examen de Durban celebrada en Ginebra entre el 20 y el 24 de abril. Ante este foro, la Viceministra de Asuntos Multilaterales de la República de Colombia se refirió a la Declaración en unos términos que, vistos los antecedentes, resultaron realmente sorpresivos: “Deseo manifestar que Colombia respalda este documento (la Declaración) y lo valora como una importante hoja de ruta”. No es que fuera un pronunciamiento muy preciso, pero bastó para producir la sorpresa desde luego. En Nueva York cundía la expectativa respecto a la posición definitiva de Colombia. ¿Va a mantener el rechazo reiterado en el informe o va a confirmar un giro tan pronunciado y, en consecuencia, a precisar su alcance? He aquí por fin lo que manifiesta el 18 de mayo la embajadora de Colombia en las Naciones Unidas ante la abarrotada asamblea de representantes indígenas y de Estados que asisten a la octava sesión del Foro Permanente: “Mi delegación desea reiterar la decisión del Gobierno de Colombia de expresar su apoyo unilateral a la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, a su espíritu y a los principios que inspiran su contenido”. La embajadora añade que su gobierno ha enviado una nota al Secretario General de las Naciones Unidas expresándole el consiguiente apoyo de Colombia “a los derechos afirmativos y especiales de los pueblos indígenas, a la promoción de la libre determinación y al respeto del pluralismo y de la diversidad étnica y cultural”. Tampoco es que se precise mucho, pero el anuncio del cambio se expresa de forma que parece ir en serio.

Precisiones se piden por supuesto. ¿Va Colombia a revisar todas las leyes y todas las políticas que durante los últimos años han venido atropellando y desmantelando los derechos de los pueblos indígenas? ¿Va a adoptarse una política de devolución de las tierras sustraídas a indígenas por la violencia política y a revisarse por tanto las concesiones realizadas para la explotación de recursos dentro de las mismas? ¿Va a adoptarse una política de seguridad que no discrimine a indígenas y que no se aproveche para la ocupación militar y el aprovechamiento económico de sus territorios? En fin, ¿va por fin el actual gobierno de Colombia a cambiar de política en materia indígena?

La respuesta no resulta positiva. Ni siquiera se entiende que hayan de cambiarse unas políticas que se tienen por adecuadas. Esta parte del informe escrito de Colombia al Foro Permanente no se corrige en absoluto. Tampoco se procede a corrección alguna de las razones que antes motivaban el rechazo de la Declaración. Se mantienen completamente con una función distinta ahora. ¿Qué pasa con la “franca contradicción (de la Declaración) con el orden jurídico interno colombiano”, comenzándose por la Constitución. Resulta que nada pues, según se le explica a la asamblea del Foro Permanente, la Declaración deberá entenderse en Colombia conforme a su sistema constitucional y jurídico. Además, se insiste, “la Declaración no es una norma jurídicamente vinculante para el Estado, ni constituye prueba alguna de la conformación de disposiciones de naturaleza convencional o consuetudinaria vinculantes para Colombia”. A Colombia le importa poco que en el Foro Permanente se esté manifestando continuamente lo contrario: que la Declaración es vinculante y que lo es su contenido entero, no sólo su “espíritu y los principios que inspiran su contenido”. Ya ha calificado Colombia su apoyo como unilateral, nada conforme al
entendimiento de la comunidad internacional, la cual no admite que un instrumento de derechos humanos pueda subordinarse al orden interno, ni siquiera al constitucional.
Por parte de su actual gobierno, a Colombia se le puso en una posición comprometida cuando se le significó con la abstención en la Asamblea General. Se le vuelve a poner en un compromiso cuando se le hace cambiar de posición de una forma tan ligera e inconsecuente. Por todo lo visto, el gobierno colombiano piensa que el derecho internacional de los derechos humanos no va en serio y que aún menos va a ir en serio el de los derechos de los pueblos indígenas. Eso pretende. Intenta sencillamente utilizar el derecho internacional para ocultar las políticas internas.Es en vano. Colombia sigue quedando en evidencia ante el Foro Permanente gracias a los representantes indígenas intervinientes en sus sesiones. El gobierno de Colombia se llevó la ovación larga y compacta que seguramente esperaba.


Bartolomé Clavero es Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas


EL CAMINO DEL TRIUNFO

Informe presentado por Jaime Bateman a la VIII Conferencia Nacional del M-19

Putumayo, agosto de 1982

Compañeros, colaboradores, compatriotas:

Han sido tres años de permanente accionar político militar, en donde hemos recogido montones de experiencias y enseñanzas que son difíciles de recoger en un documento de estas características, si tenemos en cuenta además que las condiciones de represión han impedido mantener unida a nuestra dirección nacional. Ahora nuestro deber es hacer el intento de analizar nuestros errores y aciertos, mover el timón hacia las rutas más correctas y transformar una vez más nuestras fallas en experiencias. Por una solución democrática, de justicia social y nacionalista. En esta frase se resume uno de nuestros más importantes logros y ha sido en el combate en donde hemos ido confirmando la justeza de nuestros puntos programáticos, de nuestros objetivos políticos y de nuestra principal herramienta de acercamiento del pueblo.

Con la operación Colombia, la del Cantón, dimos uno de los pasos cruciales en la política de la organización, rompiendo el cerco de sectarismo e ideologismo que nos mantenía atados a esquemas prefabricados sin viabilidad posible.

 

A partir de allí y frente al tremendo esfuerzo del enemigo por destruir la organización, vimos con mayor claridad la máxima de pasadas reuniones: muy amplios en la política y duros en la guerra.

 

Está suficientemente claro que nuestro proyecto democrático, patriótico, nacionalista, tomó forma y se transformó en bandera, no sólo en nuestra organización, gracias a las amplias y profundas denuncias sobre el sistema imperante en Colombia, sobre el verdadero carácter reaccionario de la oligarquía, sobre la íntima participación de los monopolios, la oligarquía y el ejército en un proyecto reaccionario sostenido sobre la pobreza de nuestro pueblo, sobre el terror oficial, la tortura y la cárcel. El desaforado afán de dominar nuestra industria, nuestras finanzas, nuestras riquezas naturales, impone a la oligarquía y al imperialismo un sistema de dominación que riñe con los principios democráticos.

 

El aumento desproporcionado de la riqueza capitalista, implica el aumento de las medidas de represión del movimiento popular, el aumento de las medidas de control ideológico y de las políticas de división de las organizaciones gremiales y políticas. Todo esto implica para las organizaciones interesadas en un proyecto democrático, dejar suficientemente aclarado que ello sólo es posible cuando se integren en un solo movimiento la lucha política y la lucha armada. La lucha reivindicativa y la lucha clandestina. La lucha por reivindicaciones inmediatas y por objetivos a largo plazo.

 

La profunda y amplia represión contra nuestra organización, significó el desenmascaramiento del sistema policíaco de nuestro país; el enemigo pensó encontrar una organización aislada, pequeña y de cuadros y se encontró con el movimiento popular que supo con altura y valentía hacerle frente a las intenciones regresivas. Miles de personas fueron encarceladas y torturadas. No era un nuevo estilo, no era una nueva política, no era que los militares se habían vuelto malos, era la continuación de la misma política practicada por otros Gobiernos pero a otro nivel: porque también el nivel de respuesta y de enfrentamiento había cambiado, se había profundizado, se había vuelto más del pueblo, más ambicioso, más real.

 

La democracia representativa mostraba su verdadera condición. El Gobierno del señor Turbay desde entonces ha afrontado duras críticas de organizaciones internacionales que como la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y Amnistía Internacional, hacen decenas de recomendaciones tendientes a lograr el verdadero respeto de los colombianos. Nuestras posteriores acciones lo que hicieron fue reforzar, ampliar, consolidar nuestro proyecto ante el mundo.

 

Especialmente la operación Democracia y Libertad, en donde la acción de un puñado de hombres decididos, se transformó en la acción de todos los colombianos, que durante dos meses vivieron el drama de un Gobierno altanero, militarista, obligado a conversar con “asesinos, bandoleros y subversivos”.

 

Gracias al manejo político de esta acción, se logró el conocimiento por parte de todos los colombianos de los verdaderos objetivos del M 19: así nos convertíamos en una verdadera alternativa política; la lucha pueblo oligarquía dejaba de ser una ilusión de revolucionarios “cabeza calientes”.

 

La iniciativa de acciones militares en el Caquetá, el 11 de enero de 1981, no hacía sino confirmar la seriedad y la consecuencia de nuestras palabras con los hechos. Estábamos decididos a llevar esta lucha hasta sus últimas consecuencias, siempre al lado del pueblo. El mito del M 19 urbano, quedaba roto, así como la pretendida propiedad de la lucha rural a un proceso histórico ya superado, a una mentalidad de mantenerla en el tiempo para propósitos electorales o de vanguardia inexistentes.

 

En este proceso se ha ido dibujando potencialmente, disperso, desunido e inmaduro, el programa del futuro Movimiento Democrático y que derrotará al actual sistema. En la práctica se ha demostrado que no es un movimiento débil; que lo conforman organizaciones gremiales, partidos políticos, incluidos sectores de los partidos tradicionales y personalidades de gran arraigo popular; todavía no están dadas las condiciones para su materialización; falta recorrer un duro camino. La misma composición heterogénea hace que sus puntos de vista, aunque en lo fundamental confluyan, las particularidades se muestran dispersas y todavía los vicios de anteriores experiencias pululan. La desconfianza en los partidos políticos llamados de la clase obrera, no sólo se oponen a su conformación sino que la obstruyen por mezquinos apetitos electorales. Por nuestra parte hemos mantenido una discreta posición llamando constantemente a su conformación, pero conscientes de que ese movimiento será sólido, unido y con perspectivas, en la medida en que la lucha armada se transforme en el elemento fundamental del pueblo para la consecución de sus principales reivindicaciones.

 

Lo que ha mantenido en alto la bandera de la lucha, la bandera de la denuncia, la bandera de la dignidad, ha sido la permanente rebeldía de nuestro pueblo que se ha expresado en sus acciones armadas, paros cívicos, movilizaciones por la defensa de los derechos humanos, en los foros por la paz, en las denuncias en el exterior; sin esa presencia permanente, audaz, agresiva, heroica, hacia las masas, eminentemente política de las acciones armadas, las cosas hubiesen sido de otro tamaño; la derrota hubiera cundido, la desmoralización y el escepticismo hubiesen tomado la vanguardia.

 

Con justicia nuestra Séptima Conferencia, cuando parecía que todo se había acabado, llamaba a todas las fuerzas democráticas y revolucionarias a conformar el más amplio frente democrático contra la monopolización de la economía y contra la represión; igualmente a la más firme campaña de lucha armada y no armada, legales e ilegales que frustraran las aspiraciones de los gobernantes que luchaban por nuestra rendición. La organización, para sorpresa de unos y felicidad de otros, supo responder al llamado de la dirección de continuar el combate y aumentar las acciones militares frente a la represión y a la tortura. Dejarse confundir o amedrentar por el terror de los militares hubiera sido sencillamente una franca actitud de traición a nuestros principios democráticos y revolucionarios. Cientos de acciones se realizaron en los períodos de mayor represión y tortura. Toda nuestra estructura urbana y aun rural tuvo un recambio obligado que se realizó con pocos traumatismos; nuestros oficiales presos fueron rápidamente reemplazados por un mayor número de militantes. El periódico continuó su dura marcha sin permitir bajo ninguna circunstancia su silencio que hubiese significado el silencio de toda la organización. Nació nuestra radio televisión “Venceremos” con emisiones semanales permanentes. Pero definitivamente lo que no deja dormir a militares y oligarcas es la transformación del M 19 de guerrilla en movimiento político. La guerrilla puede ser destruida, pero las ideas, los programas, la concepción nunca; seremos nosotros o serán otros; pero se harán realidad porque se han convertido en carne de nuestro pueblo

 

Ya para esta época las responsabilidades de la organización son de otro calibre. Las propuestas aparentemente de coyuntura, se han ido abriendo camino, demostrando que la bandera de la democracia, la justicia social y la paz, son banderas que tocan al centro del conflicto entre el pueblo y la oligarquía; entre Imperialismo y Nación.

La democracia, bandera esencial del movimiento socialista, ha sido recobrada por el pueblo después de su abandono sectario por considerarla “burguesa” por parte de revolucionarios ortodoxos.

 

La democracia dejó de ser un epíteto para la demagogia o el sectarismo; contenido que va a las entrañas de las desigualdades sociales, que toca el fondo de nuestra dependencia al imperialismo, que se rebela contra el dominio de unos pocos sobre la inmensa mayoría de la población; que enaltece la lucha por la libertad, por la justicia y por la paz y que es extraña a los Gobiernos oligárquicos, que es extraña al militarismo y a la rapacidad de los Estados Unidos.

 

Y así se enfrentan la democracia del señor Turbay y sus acólitos, con la democracia del pueblo; la amnistía del Gobierno con la amninistía de la revolución; la paz de los oligarcas con la paz de los rebeldes; la entrega a los grandes capitalistas, con las propuestas concretas de nacionalización y renegociación de la explotación de nuestros recursos naturales; la posición permanente de sumisión frente a los dictados de los Estados Unidos en los organismos internacionales, frente a la línea de independencia nacional, de no alineamiento y lucha por la paz. Así las cosas, la lucha por la democracia, por la justicia social y la paz, se transforma en un verdadero objetivo real, alcanzable, necesario.

 

La estrategia, ese camaleón que orienta nuestra actividad, deja de ser un objetivo lejanamente-te alcanzable. De allí nuestro llamado a la paz, al diálogo y a la búsqueda de soluciones concretas que se ha convertido en el mayor reto que guerrilla alguna haya propuesto.

 

En esa forma y una vez más, han quedado al descubierto los verdaderos intereses de la oligarquía, del ejército y del imperialismo. Ellos viven de la explotación, del terror, de la tortura: por eso no han sido suficientes los llamados al diálogo y a la paz; por eso no han sido suficientes las acciones armadas; por eso no han sido suficientes las denuncias y las movilizaciones. Con la toma de la Embajada de la República Dominicana, hicimos un llamado a los dirigentes políticos a dialogar: cada uno con diferentes excusas no fueron a ese diálogo, repetimos la propuesta, ampliamos las invitaciones y tampoco asistieron. Nosotros creemos que en cada llamado hemos ganado respeto y autoridad; quien no asiste a una cita es porque no quiere o tiene miedo; unos no asisten por razones obvias: otros porque le temen a la tortura y a la cárcel; nosotros cumplimos con nuestro deber.

 

La respuesta del Gobierno consistió en un proyecto de amnistía condicionado a la rendición de las guerrillas; los presos saldrían libres si la guerrilla se entregaba. ¡Tamaña extorsión!!!!

 

Nosotros respondimos con las palabras del general Uribe: “Por eso venimos hoy a deciros por última vez que nos deis la libertad para exponer y defender nuestro derecho con el voto, con la pluma y con los labios; de lo contrario nadie en el mundo tendrá poder bastante para impedir que tengan la palabra de nuestros cañones y de nuestros fusiles. No amenazo ni provoco; no hago sino predecir lo inevitable; no hago sino advertiros que esto, que no es sino una simple petición pacífica en favor de nuestro derecho, no implica debilidad otorgarla sino antes bien fortaleza de espíritu; si la negáis se convertirá mañana en una demanda a mano armada”.

 

La ley de amnistía impuesta al congreso, para vergüenza de sus componentes, a base de amenazas sobre un supuesto golpe militar, la derrotamos en el terreno militar. Sufrió de esta manera el Gobierno del señor Turbay, su más estruendoso fracaso y ha sido nuestro triunfo político más relevante.

 

Indiscutiblemente el surgimiento de la guerrilla rural en el Caquetá, Putumayo y Huila, su activar permanente con objetivos políticos claramente definidos, la concentración adecuada de esfuerzos humanos y técnicos, además de las acciones de otras organizaciones armadas, fue definitivamente el factor fundamental. Además ha mostrado a los sectores golpistas que sus intenciones encontrarían fuerte resistencia.

 

Ya sabemos con absoluta seguridad que un golpe militar antes que atajar la insurgencia guerrillera, la protesta popular, lo que hará será ampliar el espacio político de resistencia, ampliar los objetivos de lucha y la incorporación de contingentes populares a la lucha armada, además de sectores del mismo ejército que no comparten las líneas de militarización. Ceder a sus partes, conciliar con las pretensiones de los militares reaccionarios, no conduce sino al fortalecimiento de sus objetivos, al aumento de su agresividad y al golpeteo sin lucha del movimiento popular. En consecuencia: nos oponemos a las propuestas de treguas unilaterales que conllevan a la parálisis del movimiento popular, a la entrega de los principios, a un injustificado intercambio de seguridad, para colocar uno que otro voto; y en fin a darle la razón a los militares sobre las causas de nuestro combate. Las treguas, por lo general son producto de acuerdo entre las partes en conflicto, en donde cada cual cede temporalmente en vías a buscar un acuerdo de mayor calibre. Nosotros en repetidas ocasiones hemos dicho que estamos dispuestos a suspender las acciones militares, siempre que se cumplan ciertos requisitos, que en primer lugar favorezcan al movimiento popular y que lo sintetizamos en la Propuesta de Paz del mes de julio; aún más, dijimos que si se produce dicho proceso, estamos dispuestos a participar en unas elecciones con nuestros propios candidatos.

 

Por iniciativa de Carlos Lleras Restrepo se nombró una Comisión de Paz que entregaría al Gobierno en un plazo prudente, sugerencias para el logro de la paz. La Comisión ha sido conformada por elementos que en general comparten los criterios de los gobernantes excepción hecha de Gerardo Molina. La organización no puso problemas a los nombres. El problema no es de nombres sino de lo que se pretenda. La Comisión empezó por negar nuestras propuestas, apareciendo como los verdaderos promotores de la paz, actitud que refleja la prepotencia de los proponentes.

La Comisión posteriormente hizo una propuesta de indulto a nuestra organización.

La reforma del Artículo 28 de la Constitución, sobre la detención de las personas, no es sino la tácita aceptación de la violación de los derechos humanos en el país; la aceptación de que a las personas no se les permite abogado, comida, etc. Ahora cursa una propuesta de rebaja de penas; aun así seguimos pensando que debemos mantenernos a la expectativa frente a cualquier Comisión de Paz. No nos olvidemos que su misma existencia es un logro de nuestros esfuerzos, es un triunfo de nuestra lucha.

La discusión sobre el accionar de nuestra organización, ha desatado duras polémicas que cubren todo el panorama político del país. Es cierto que nuestro desarrollo no ha sido el óptimo; hemos marchado paralelamente entre la función política que es lo fundamental y la actividad militar que representa uno de los medios para cumplir las tareas políticas. En general venimos obteniendo la lucha integral bajo las formas legales y clandestinas; la lucha reivindicativa y la lucha por la conformación de una vanguardia política; pero siempre hemos tenido como inicio el principio, y esto acondicionado a nuestro accionar militar, de que todas estas formas de lucha se deben condicionar a los objetivos políticos. Así hemos actuado en consecuencia, tal vez sin una sistematización teórica completa; pero el rumbo de lo fundamental creemos que lo tenemos bien ubicado; por eso no compartimos el criterio de sectores que plantean que la lucha política es igual a la lucha electoral. Estos sectores piensan que la política sólo es concebible en la paz, desconociendo la historia de la humanidad y en concreto la historia de nuestro país en donde la violencia ha sido un factor preponderante.

En 76 años de vida independiente del siglo pasado hubo 8 guerras que se extendieron por todo el país; 52 guerras locales y 3 cuartelazos. El siglo XIX terminó y comenzó el siglo XX con una guerra llamada la Guerra de los Mil Días. Y por último el período de la llamada violencia que produjo más de 300.000 muertos.

La década del 60 comienza con fuertes agresiones del sistema contra zonas campesinas que no cedieron a las pretensiones de dominio de la oligarquía. Desde entonces y hasta ahora la lucha guerrillera ha sido una constante en la lucha política colombiana.

 

Nosotros creemos que en Colombia, la democracia se consigue en la lucha, en el combate. Para nosotros la política es: el arte de movilizar a las masas, de organizar a las masas, de llamar a las masas al combate, a la lucha por sus reivindicaciones, a la lucha por la unidad de los explotados y los descontentos.

 

Gran servicio le hacemos a la oligarquía, sobre todo en estos momentos al condenar la lucha armada revolucionaria. Incluso partidos llamados revolucionarios, no han dudado al momento de llamarnos terroristas, agentes del enemigo, etc., poniéndose en franca igualdad con las voces de la oligarquía.

 

En estos momentos, ningún grupo político que se respete, puede negar la lucha armada como una alternativa de poder; hoy después de un duro batallar es el punto de referencia, de los que quieren realmente solucionar los problemas del pueblo, o de los que quieren seguir explotando, o de los que quieren seguir subsistiendo al amparo de un superdiscurso revolucionario.

 

Nuestra lucha no ha sido sólo contra la oligarquía, contra el Imperialismo; también ha sido contra una concepción que entiende la lucha como un proceso armónico, sin saltos, sin contratiempos y que cuantifica el desarrollo por la cantidad de frentes guerrilleros o por la cantidad de discusiones teóricas que se elaboren o en la búsqueda de programas geniales.

Nosotros no decimos que nuestra actividad ha sido certera; decimos que en general ha sido certera. A nosotros nos ha tocado la difícil tarea de plantear y replantear la lucha armada como metodología revolucionaria. Hemos ido recogiendo, en base a nuestras fallas, el futuro de nuestro accionar. Esto ha hecho que seamos impulsivos, que seamos ambiciosos, que seamos obsesivos. Esto ha hecho posible que nos transformemos en un movimiento político, en un ejército político que quiere el poder; y que no sólo lo quiere sino que hace lo imposible por conseguirlo, que hace lo imposible por convertirlo en un proyecto del pueblo.

Eso significa que la idea, el programa, nuestros objetivos, se conviertan en la idea, el programa y los objetivos de millones de personas; sólo allí resultará la organización a la que aspiramos. Contamos con una organización eficaz en su práctica, eficiente en sus planteamientos, consecuente con sus palabras.

Al M 19 lo han destruido muchas veces; nos han dado golpes certeros; han golpeado nuestro aparato; miles de compañeros han pasado por la cárcel, por la tortura, por la persecución permanente; más de 100 compañeros han perdido la vida luchando por esto que hoy es grande; pero lo que nunca podrá destruir el enemigo es el movimiento político, las ideas políticas, la concepción política. Esto lo hemos hablado muchas veces: el M 19 se ha duplicado, quintuplicado y si renace es gracias a su proyecto político; a que se ha convertido en el proyecto de miles de personas; es querido, asimilado y aceptado por el pueblo.

Para el enemigo también somos su principal preocupación; se nos persigue, se nos insulta, se nos calumnia, se nos distorsiona, se nos tortura, se nos encarcela y se nos asesina: Esto no es signo de preocupación para la organización; al contrario; lo sospechoso sería que nos adularan y nos trataran con consideración. En más de una ocasión hemos jaqueado al Gobierno; en general hemos estado convocando a la lucha y lo hemos logrado. La cuarta parte del ejército ha estado ocupada en acciones de cerco y persecución de nuestras guerrillas en el Caquetá, Putumayo y Huila.

Tres grandes operaciones se practicaron en los meses de enero a julio y la última que comenzó en octubre ha ocupado noviembre, diciembre y enero. Enormes combates se han dado y las bajas se cuentan en cientos. Datos conservadores dan en estos últimos días en 200 el número de bajas del Ejército y la Policía. Nuestra Fuerza Militar ha estado a la altura y ha habido, por lo menos a nivel rural, un convencimiento exacto de su función como fuerza política y como fuerza militar. Se comprobó que el Ejército como estructura tiene que batallar allí donde nosotros decidamos, allí donde las circunstancias nos favorezcan; por eso el Comandante del Ejército tiene que trasladar su puesto de mando a Tres Esquinas, para dirigir directamente las operaciones; la presencia de más de 17.000 (diecisiete mil) soldados expresa la importancia que el enemigo da a la lucha revolucionaria en el sur del país

1. Lo más positivo ha sido la justa combinación de nuestras aspiraciones políticas con el quehacer militar. La amnistía turbayista fue derrotada fundamentalmente por las operaciones militares realizadas en el sur del país, por las acciones urbanas y rurales realizadas en el resto del país y por el amplio movimiento de protesta a nivel nacional de tipo legal.

 

2. Hemos obligado al Ejército a pelear en el terreno escogido por nosotros, demostrando además que se lucha a nivel militar contra una estructura y no contra una representación geográfica. Nuestro desarrollo lo condicionamos a la eficacia del combate y como producto de él debemos ampliarnos en número y en espacio geográfico, pero tenemos que partir del principio de concentrar nuestras fuerzas humanas y materiales. Concentrar la experiencia y difundirla a nivel de masas. La guerrilla en su etapa inicial, por ser débil, debe luchar por preservar sus fuerzas y aumentarlas hasta lograr el equilibrio con el enemigo. En esas condiciones rigen leyes militares que hay que tratar de cumplir, no podemos ni superar ni quedarnos a la zaga.

 

3. Hemos logrado superar la etapa de los mandos colectivos y aunque con tropiezos, el mando único ha funcionado, pero no deja de haber inconsecuencia e incomprensión. Hemos logrado superar la etapa del guerrillero andante sin perspectivas, sin plan y sin objetivo diferente al de supervivir. La guerrilla, hemos dicho, es el germen del ejército revolucionario, condición fundamental para la toma del poder.

 

La guerrilla, de por sí, nunca tiene posibilidad de triunfo a no ser que se transforme en un ejército.

 

Así que toda nuestra actividad debe estar encaminada hacia ese fin. Logramos ligarnos al movimiento de masas y aunque tímidamente hemos logrado hacer de nuestra causa, la causa de toda la población. Los miembros de la guerrilla deben ser el pueblo. La guerrilla debe ser una guerrilla de masas; así hemos logrado mantener una doble estructura: la regular y la irregular. Una, cada vez más centralizada, disciplinada, más cuidadosa. La otra, encuadra en su zona de trabajo, de vivienda; al frente de las reivindicaciones, de las necesidades del pueblo, combatiendo irregularmente al enemigo.

 

Si hablamos de un ejército del pueblo, es obligatorio vincular a la guerra al pueblo. Ese es el reto.

 

Aunque en esta etapa la estructura urbana no ha estado al nivel deseado, ni ha combatido con la audacia e intensidad exigida, es necesario destacar que su sola presencia en las labores políticas de masas ha significado un valioso aporte. La guerrilla urbana ha aportado los cuadros fundamentales para las diversas operaciones de magnitud estratégica de la organización: de ahí su debilitamiento. Más de 200 compañeros han salido a cumplir labores que significan desvinculaciones de sus sitios de trabajo, vivienda y estudio. Decenas de ellos se encuentran hoy detenidos o han muerto heroicamente en combate; la fuerza militar urbana por lo tanto ha demostrado su eficacia, su necesidad y las posibilidades de desarrollo. Su papel en la propaganda armada, en el hostigamiento, en el financiamiento de la organización, en el trabajo político al interior de la clase obrera, barrios y estudiantes, lo convierte en uno de los frentes estratégicos de la organización.

 

La labor de propaganda, a través del periódico y de radio televisión M 19 ha sido de vital importancia. Ellos han sido los encargados de mantener permanentemente y sin descanso la voz de la organización, durante la actividad o inactividad. Son los únicos órganos que nunca descansan; en las peores condiciones nuestro periódico no ha dejado de circular; al lado de esto no hay declaración o injuria o calumnia que no haya sido respondida por los compañeros responsables. Igualmente, la radio televisión ha cumplido y se ha convertido en tema obligado de la teleaudiencia. Es de destacar que desde su funcionamiento ningún aparato de radio televisión ha podido ser ubicado o detenido por el enemigo. La importancia en el mundo actual en donde la radio y la televisión se convierten en los mecanismos fundamentales de la propaganda, hacen que aspiremos no sólo a ampliar su funcionamiento sino comenzar a transmitir en radio de onda larga, que nos permitirá mayor cobertura y mayor amplitud en el trabajo político. Los esfuerzos de la organización por dotar a la Fuerza Militar con los instrumentos necesarios para enfrentar al enemigo, se han transformado en verdaderas operaciones militares de complejo manejo ya que es poca o ninguna la experiencia que teníamos en ese campo; así poco a poco fueron ingresando un grupo de compañeros que se han ido especializando en las tareas logísticas, no sólo para conseguir el armamento en el mercado negro, sino trasladarlo al país y de allí a los frentes de guerra

 

Existe también un grupo de compañeros que integran la Comisión Exterior del M 19, encargada de la edición de boletines, información sobre la situación en Colombia, denuncias concretas sobre las violaciones a los derechos humanos, organización de los colombianos en el exterior y ayuda a los asilados y perseguidos políticos. Pero su labor más importante es la de ampliar y desarrollar las relaciones con organizaciones políticas revolucionarias, con partidos democráticos, con gobiernos amigos. Este trabajo va creando las condiciones para nuestro futuro accionar diplomático, convirtiéndose en una tarea estratégica.

 

Pero todo no puede ser color de rosa: Se han cometido muchas fallas y vamos a nombrar las más importantes.

 

En el cumplimiento del plan general contra la amnistía turbayista no toda la organización actuó conforme a lo exigido. En primer lugar los jefes de las columnas de Nariño y Chocó, que ni discutieron ni tuvieron en cuenta el significado del momento en que se producía su llegada, desvirtuaron el sentido y el objeto de dichas operaciones, transformándolo en un claro triunfo para el enemigo. Aferrarse al terreno, crear “condiciones políticas” donde no era inmediata-mente posible ni necesario, desvirtuó el sentido de dichas operaciones que iban en primer lugar a reforzar las bases estratégicas, especialmente del sur del país. Este fue un duro revés para la organización, afortunadamente superado en el combate en donde el Frente Sur fue un factor fundamental. No podemos desconocer que los combates librados en el Chocó especialmente y algunos en Nariño, fueron de tal magnitud que el enemigo tuvo que reconocer el inmenso peligro que significaba para la oligarquía dicha acción. No menos importante es la crítica a los cuidados que la organización debe prestar a sus cuadros: La muerte del comandante Elmer Marín y de “La Chiqui”, significó un duro golpe político de la reacción. Esto, unido a la detención de Carlos Toledo y del Comandante Uno, completaba un cuadro de opinión no muy favorable. Sin embargo y aunque haya que repetir, las operaciones del sur, no sólo nivelaron sino, superaron las aspiraciones de victoria del enemigo.

 

Pese a que hemos definido la actual etapa de desarrollo militar, como una etapa de Defensa Activa, o sea la etapa en que nuestras fuerzas son inferiores y en la que el enemigo domina el país y en la que nuestra línea fundamental es la de preservar y aumentar nuestra fuerza, utilizando la táctica de la sorpresa, de la permanente seguridad para evitar el aniquilamiento y la maniobra para hostigar y aniquilar al enemigo, no dejan de presentarse desviaciones, que es necesario asimilar:

 

a) La subestimación del enemigo, producto del triunfalismo, de una mala ubicación de las verdaderas capacidades del enemigo y el olvido del momento político militar en que nos encontramos, comenzamos a ver sólo las condiciones que nos favorecen a nosotros, como si la lucha no fuera entre dos fuerzas y lo que es más grave, que nosotros no somos la más fuerte. Eso nos sucedió cuando el Cantón; esperábamos una respuesta pero no como la que utilizó el enemigo, 30 veces superior a la esperada; en Nariño y Chocó igualmente. Y ahora con la llegada de las armas al Caquetá subestimamos al enemigo y sobreestimamos nuestra fuerza; creíamos que el enemigo no iba a penetrar en la zona, por lo menos en la forma que lo hizo; nos olvidamos del valor estratégico que tenía el armamento y no transformamos ese accionar en la prioridad uno, como era conseguir a cualquier precio su distribución. Esa misma sobreestimación ha llevado a crear ilusiones en la base campesina, sobre la posibilidad inmediata de defender a la población de las incursiones del enemigo; ahora está demostrado que el enemigo puede penetrar cuantas veces quiera, hasta que nosotros hayamos creado las condiciones políticas, militares y de experiencia. Es cierto que el enemigo tuvo cientos de bajas; es cierto que no logró su objetivo; es cierto que las acciones militares reforzaron el proyecto político de la organización; pero no es menos cierto que la caída de más de 200 armas, creó un punto en contra de nuestro proyecto.

 

b) Dejarnos asustar por el enemigo. En más de una ocasión se ha visto a los compañeros correr sin objetivo, sin dirección y con psicosis persecutoria. Ese es el otro extremo, el de pensar que contra el enemigo no hay nada que hacer sino correr. Se llega a subestimar nuestra fuerza en tal forma, que llegamos a retirarnos sin justificación, dañando los planes, desmoralizando a los compañeros y dándole herramientas al enemigo, que las transforma en política frente a las masas. Por lo general estas retiradas desordenadas, producto del terror y de la sobreestimación del enemigo, conducen a una retirada pasiva, a los famosos campa-mentos, al ocio y a la pérdida del sentido de nuestra lucha. Esto nos conduce a una actitud políticamente derrotista y militarmente a la posibilidad de ser aniquilado.

 

c) La incomprensión de la acción militar como camino fundamental para la concreción de nuestra política y que se traduce por un lado en la tendencia a ocultar la organización, a ocultar nuestros propósitos, a escondernos en las generalidades de la política o en los falsos criterios unitarios y por otro en la ineficacia militar, en la sustitución de la acción por el verbalismo trasnochado y que por lo general infla sus verdaderas fuerzas, olvidándose que guerrillero que no pelea no tiene derecho a llamarse guerrillero. Fuerza militar que no pelea no puede llamarse Fuerza Militar. Hay oficiales que no representan el cargo; hemos cometido el error de cuantificar el grado de nuestros oficiales; o sea a tal cantidad de guerrilleros supone un teniente, un capitán o un mayor, cuando el criterio debe ser más integral. Ejemplo: un capitán representa un oficial que ha cumplido tantas campañas militares, que tiene tal cantidad de gente, que sostiene tal trabajo político, que ha recuperado determinada cantidad de armamento, etc., pero fundamentalmente y por la etapa en que vivimos, representa o debe representar un nivel de comprensión frente al combate.

 

No preocuparnos que un teniente dirija 200 hombres si su nivel de combate no es el requerido. Esta tendencia se expresa mayormente en la ciudad, donde la búsqueda de acciones espectaculares de gran calibre, no deja lugar al desarrollo de lo inferior a lo superior, de las pequeñas acciones que nos acercan a las masas y a sus problemas, a la vinculación a la fuerza militar de cientos de colombianos que aspiran a tener un lugar en el M 19. El desarrollo desmesurado del territorio, que nos amplía en el espacio, pero nos debilita en el combate. Seguimos creyendo que lo importante es tener guerrilleros en todas partes y para lograrlo dividimos nuestras fuerzas hasta convertirlas en grupos de agitación, sin ninguna perspectiva de acción militar, ya que en ese accionar, la guerrilla no puede defenderse a sí misma. El desarrollo se va dando en la medida del crecimiento y consolidación de nuestra fuerza, en experiencia, en técnica, en recuperación de armas, en triunfos militares. De ahí sí con experiencia, con fuerza, podremos desarrollar nuestra fuerza militar en los sitios que queramos, pero no antes. El desarrollo hacia nuevas zonas, debe ser producto de la realidad, no del cumplimiento cuantitativo de frentes que a la hora de la verdad no cumplen su función por debilidad militar y debilidad en la concepción.

 

En vías a resolver éstos, creemos que la fuerza militar regular debe evitar en lo posible cantidades grandes de gente desarmada, nunca superior al 10%; y la incorporación de nuevos combatientes debe ser el producto de la recuperación de armas en el combate. Ya no podemos esperar más armas de afuera; ya llegó el momento de recuperar. Dentro de esa concepción es necesario que cada columna cuente con grupos especiales de hostigamiento, que permitan una retirada ordenada de nuestras fuerzas, después de haber aniquilado al enemigo y recuperado las armas. La Defensa Activa presupone golpear sólo cuando tenemos seguridad del triunfo; primero recuperando pocas armas y después cercando unidades enemigas para golpear en movimiento a sus unidades de refuerzo. En conclusión podemos resumir: la forma político militar de actuar ha sido correcta, pero debemos tener cuidado de caer en los errores del pasado hacia actitudes pasivas, hacia la paralización de la organización y hacia la pérdida de la mística revolucionaria. Debemos crear hechos nuevos, vincularnos más hacia las masas, dinamizar la lucha armada a incorporar a nuestras filas los mejores hombres del pueblo  Hemos pasado a la etapa de enfrentamiento directo con el ejército, que presupone la liquidación de sus fuerzas para recuperar armas y fortalecer cada vez más nuestras filas. El aumento en calidad y cantidad de las acciones militares conduce políticamente al logro de los siguientes objetivos: Inmediatos: colocar al país en una situación indudable de guerra revolucionaria, dinamizando el proceso y dando un salto de calidad en las acciones. Mediatos: forzar las negociaciones de nuestra propuesta de Paz y tratar de obtener algún punto de nuestro programa mínimo. Máximos: colocar al Gobierno en una situación de colapso, supeditado lógicamente a la transformación de nuestra fuerza guerrillera en Ejército Regular. No podemos supeditar el inicio de esta etapa al hecho de contar o no con mayor apoyo político. Ya tenemos el apoyo necesario para esta etapa. Lo que tenemos que tener claro es que para ganar más masas debemos elevar en cantidad y calidad el nivel de nuestras acciones. Debemos demostrar en los hechos que somos una perspectiva real de éxito. Esto es posible sólo con la obtención de triunfos militares serios. Necesitamos elaborar un plan político militar ambicioso, que no pierda ningún detalle y nos ubique correctamente en el espacio y en el tiempo. Pasados los últimos acontecimientos, cuestión que ha creado mucha confusión al interior de la organización, es necesario retrotraernos a lo que hemos llamado estrategia de poder de la organización. Debemos mantener nuestra estrategia suficientemente clarificada para no caer en el coyunturalismo, para no caer en las políticas vacías. El M 19 como perspectiva de poder y de Gobierno debe tener una meta clara hacia donde perfila su línea general de acción, su dirección estratégica. Nosotros hemos ido obligando al Gobierno, gracias a nuestras propuestas y a nuestras acciones a tomar medidas concretas en relación con el movimiento guerrillero; nos hemos convertido en el interlocutor obligado; en la fuerza que lógicamente es con la que hay que dialogar. De allí el gran espacio que hemos logrado abrir, gracias a nuestras acciones militares acompañadas de propuestas políticas; de la acción del movimiento armado en general y de la participación del movimiento popular y democrático del país.

 

Esta coyuntura como su nombre lo indica, es un momento determinado y tiene que ver con la táctica, con los pasos que vamos dando hacia la consecución de un objetivo a largo plazo. Hoy queremos volver allí, porque si no la lucha se vuelve eso; lo que queríamos era que levantaran el Estado de Sitio, que derogaran el Estatuto de Seguridad, quedando sin banderas políticas, sin banderas de lucha, que aunque siempre lo hemos manifestado, han sobresalido las más inmediatas, dejando lo fundamental a un lado.

 

Ya ha quedado suficientemente probada la maniobra política que quiere hacer Turbay con el levantamiento del Estado de Sitio; es inteligente y audaz; porque le sale al paso a las pretensiones del Partido Conservador, cuya bandera fundamental o por lo menos la más probable de conseguir es la bandera de la paz. Él le ha quitado esa bandera al futuro Presidente e intenta dejar al Partido Liberal como el partido de la esperanza y de la paz; por lo menos eso pretende. La derrota de López, destapa toda la olla podrida; el levantamiento del Estado de Sitio estaba represado para no quitarle esa bandera, la más importante a la campaña de López. El objetivo estratégico del M 19 es la toma del poder para el pueblo, para lo cual tenemos que concientizar, agrupar, unir a inmensas capas de la población. De allí nuestras tres grandes líneas de acción de tipo estratégico: La unidad, las masas y las armas...

 

Derribar el poder de la oligarquía implica no sólo tener claro el problema de las armas, el problema de la lucha armada; es también necesario contar con un gran movimiento de las masas, del pueblo de las organizaciones gremiales y políticas que confluyen al cumplimiento de un programa, que sustituya el actual estado de las cosas. Significa convertir al movimiento revolucionario en función de una sola fuerza.

 

Nosotros caracterizamos al movimiento revolucionario en función de las metas programáticas que nos hemos propuesto y que se resumen en el logro de: Democracia, Justicia Social y Antiimperialismo. En consecuencia no es sólo la clase obrera, el campesinado pobre y medio, los sectores interesados. Es también la clase media urbana y rural; sectores de la burguesía no monopolistas; inmensas capas de intelectuales, religiosos, estudiantes, etc... De allí nuestras responsabilidades no sólo con la izquierda, con la mal llamada izquierda, sino con el movimiento popular que lógicamente no concuerda con todos los hechos, de la llamada izquierda. Nuestra responsabilidad es con todo el pueblo, con todo el movimiento democrático, con sus consignas concretas: antiimperialistas, antimonopolistas, antioligárquicas; de libertades democráticas. En ese sentido es como hay que plantear el problema del pueblo, de sus vanguardias, de las personas interesadas en la revolución, el problema central es la gente.

La unidad, significa tener un estilo de trabajo, un estilo en las propuestas, un estilo en las acciones, en una actitud de comprensión de las divergencias; de las cosas que inmediata-mente no unen sino que separan. Es claro que la unidad no se va a dar porque nosotros la queramos. Ya hemos probado la amarga verdad de las inmensas dificultades que existen; no sólo en el movimiento revolucionario marxista leninista y del mal llamado marxista leninista, sino también en el movimiento democrático, inmaduro, disperso, sin voluntad de poder. La actitud frente a la lucha armada es un factor obligado de controversia; la actitud frente a los procesos electorales igualmente; la lucha por la unidad sindical y las formas de oposición a los actuales regímenes oligárquicos no trata de demostrar nuestra posición y la claridad que pretendamos tener frente a estos puntos. Se trata de ubicarlos correctamente y darle paso concreto a los posibles temas de unidad, a los puntos de convergencia frente al enemigo común.

 

A nivel programático existen las condiciones para aglutinar dichas fuerzas: la lucha antimonopólica, la lucha por la justicia social, la lucha por las libertades democráticas, la lucha contra el imperialismo, son temas obligados en el permanente trajinar político de oposición y en donde estamos obligados a asumir iguales puntos de vista. En lo substancial, en lo programático, existe en Colombia objetivamente este movimiento. Millones de colombianos, no sólo comparten sino, están dispuestos a participar para hacerlo realidad.

 

El repunte obtenido por el Nuevo Liberalismo, con todas las dificultades por las que atravesó ese movimiento, es una prueba de ello. Por otra parte la inmensa simpatía que ha despertado nuestra organización; la expectativa que existe frente a un posible compromiso con el resto de las organizaciones armadas, completa un campo de acción política para el futuro de claras perspectivas de éxito. El uno es legal, se mueve en el campo de las propuestas, de la lucha parlamentaria y de la movilización de las masas. El otro, en el campo de las propuestas, de la lucha clandestina, de la acción armada. Esta es una realidad; seríamos unilaterales si dijéramos que el movimiento democrático legal está representado únicamente por el Nuevo Liberalismo. Lo que decimos es que el Nuevo Liberalismo se ha concretado, se ha materializado, es una fuerza política joven, dinámica alrededor de la cual se han aglutinado miles de personas. Existen es lógico, otras fuerzas, que por otras razones han sufrido descalabros, sobre todo a nivel electoral. Igualmente hay fuerzas, personalidades que no encuentran asidero en ninguno de estos bloques pero son consecuentes en una lucha común contra la oligarquía. Ya todos sabemos la situación en que se encuentra el movimiento guerrillero. Potencialmente es la fuerza estratégica más importante con que cuenta el movimiento revolucionario y democrático colombiano. En general las principales organizaciones han mantenido las estructuras y son un reto permanente al sistema; pero el grado de acción militar, el grado de despertar al pueblo a la lucha y al combate, el grado de participación en la política concreta, coyuntural, es desigual y en algunos casos de total apatía. Las concepciones a su interior son disímiles y no se encuentran dos organizaciones que compartan el mismo techo. Aunque públicamente no se debaten en general estas contradicciones, es un paso ya muy importante. Pero subterráneo existe todo un vocabulario antiunitario, pesimista y sin perspectivas concretas. Guerrilleros, en Colombia, se encuentran en todos los lugares, en todos los parajes, en todas las ciudades grandes y pequeñas. Datos conservadores calculan en más de cuatro mil (4.000) el número de guerrilleros en armas y 10.000 más que estarían en perspectivas de tomarlas y que participan activamente en labores logísticas y de apoyo en general. Militarmente el Ejército colombiano no ha podido destruirlos. Tampoco militarmente la guerrilla ha podido convertirse en una alternativa frente al Ejército, columna vertebral que sostiene todo el proyecto político de la oligarquía. Es sintomática la actitud del movimiento guerrillero frente al actual Gobierno turbayista. No ha habido una mejor coyuntura para el desarrollo del movimiento guerrillero que ésta; todas su fuerzas se pusieron en tensión; a nuestra organización le tocó mantener un activismo militar que demostró las inmensas posibilidades con que cuenta, ya no sólo nuestra organización sino todo el movimiento guerrillero en su conjunto. Las fallas políticas y militares que nosotros podamos haber tenido, lo que hacen es reafirmar la importancia estratégica que tiene el movimiento guerrillero. Todos conocemos también el grado de sectarismo y dogmatismo que influye a la guerrilla; pero nosotros no podemos perder de vista, que en este país será necesario tarde o temprano La Unidad de las Organizaciones Armadas. Esto no será un proceso fácil como nosotros infantilmente lo buscábamos; será un duro proceso, en donde definitivamente lo que creará nuevas condiciones será la dinámica que se le dé a la lucha, el ejemplo que se le imponga y la actitud que atraiga y disponga. La unidad también tiene relación con el movimiento político cristiano. Con los sectores cristianos de este país que han venido demostrando un gran espíritu de lucha, una altísima conciencia política y un gran deseo de entregarse a la lucha por el pueblo. Camilo Torres con su ejemplo y con su doctrina, abrió el campo de la religión que secularmente había estado aliado a los sectores reaccionarios y retrógrados. La Iglesia no dejó por eso de ser uno de los principales sostenes del actual estado de cosas. Pero surgió la Iglesia de los pobres; la religión al servicio de los ricos deja de ser hegemónica para dar paso a la insurgencia y al apostolado revolucionario que integra la lucha por los intereses inmediatos de las masas a una actitud religiosa activa en contra de los opresores. El mito, utilizado ampliamente por la oligarquía, de que revolución es igual a ateísmo y comunismo, quedó derrotado. Igualmente el sector de los militares, que tímidamente se acercan a la revolución, progresistas o no, de todos modos no nos enredamos con los apelativos, son aquéllos que están dispuestos por diferentes motivos y en ciertas condiciones a ayudar y colaborar con la revolución y en algunos casos y como consecuencia de la actividad militar a plantear la posibilidad de incorporarse a la lucha. Hasta ahora los militares que se han mostrado más activos son los retirados del servicio y esto es natural. De todos modos han pasado por la experiencia del servicio militar, de su participación como gendarmes de la política de la oligarquía de inmenso desprestigio, de las constantes frustraciones de los programas oficiales, en fin de la participación de las Fuerzas Militares al lado de las ambiciones del imperialismo norteamericano. Esto hace que tengan una justa posición de rebeldía, no importa que su eficacia política al interior del Ejército tenga la misma importancia. De todos modos deja constancia de que el Ejército no está por fuera de las ideas revolucionarias y de su influencia. Otra cosa es nuestra posición frente al Ejército y el trabajo que a su interior hemos realizado, que es bastante deficiente. Hemos ido ganando, es cierto, ganando un espacio importante dentro de las Fuerzas Militares; se asciende o desciende según la eficacia de nuestro accionar, según la justeza de nuestros planteamientos. La verdad es que no hemos sabido manejar con la suficiente claridad estos logros políticos. A veces es una actitud ciertamente sectaria, pues pretendemos que estos sectores, permanentemente monopolizados por la oligarquía, estén completamente de acuerdo con nuestros proyectos y nuestros planes y nos desmoralizamos frente a actitudes que toman. Grabarnos la consigna de que alianza es igual a negociación, es de suprema importancia. Y no sólo a nivel de las convergencias reales que han existido con cierto grupo de generales y coroneles. Esta es una política nacional que debe ser reproducida con el cabo del puesto; con el sargento de determinada guarnición; con el teniente o el capitán a quien le irrita o le molesta el solo hecho de tener que golpear al campesino. No veamos, porque sería terrible error, a las Fuerzas Armadas como una mole de granito; allí hay seres humanos; allí hay gente del pueblo. Ellos saben que las cosas que nosotros decimos son ciertas, aunque no entiendan nuestros métodos; sin hacernos ilusiones, debemos combatir por atraer sectores de las Fuerzas Militares a la lucha del pueblo. Esto significa tener una actitud frente a los detenidos, frente a los heridos, frente a las fuerzas que se sumen a nuestro proyecto. Proponemos que esta reunión apruebe un Reglamento de Ética Militar, de normas frente a las Fuerzas Armadas, que prohíba los fusilamientos, los malos tratos y las venganzas sin contenido político contra elementos de las Fuerzas Armadas. Igualmente normas de comportamiento frente a los militares que son acusados de ser abanderados de la tortura y el asesinato; o sea que nuestra actividad militar frente a ellos, quede suficientemente aclarada para evitar excesos o gracia. La segunda gran línea de acción y que está íntimamente ligada al proceso de unidad, son Las Masas. Ya es suficientemente conocido que la revolución sin las masas es un contrasentido. Las grandes transformaciones sociales, económicas, políticas y militares a que debe abocarse una revolución, son de tanta trascendencia, que es imposible pensar en su concreción sin la participación de millones de personas; y es todavía más difícil, porque no se trata solamente de estar de acuerdo con la revolución, se trata de hacer la revolución; de construir un proceso insurgente; de organizar un movimiento de tales características, que primeramente doblegue al enemigo e inmediatamente asuma las tareas de construcción de la nueva sociedad. Decir que nosotros representamos a las masas, al pueblo, a los desposeí-dos, es una verdad a medias. Los procesos históricos que ha vivido la humanidad, nos dan la razón de nuestras esperanzas. Las ideas victoriosas de otras revoluciones y la lucha que han enfrentado los pueblos americanos y el nuestro propio, nos lo confirman. Quedarnos en el plano de los poseedores de la verdad pero sin el pueblo, no es más que un cretinismo político. En repetidas ocasiones nos hemos sentido realmente representando esos intereses, realmente apoyados por el pueblo y lo que es más importante, parte del pueblo. Pero no dejan de aparecer los criterios e ideas, falsas ideas, que nos separan de lo esencial de nuestra lucha, se pierde el sentido de la lucha, se pierde la esperanza del triunfo. Hemos insistido en la necesidad de darle al pueblo la posibilidad de participar en la lucha; mirar siempre hacia afuera, más hacia afuera que hacia adentro. Las vanguardias serán siempre necesarias; la organización partidaria será uno de los factores claves para el triunfo, pero nunca podrá asumir la responsabilidad y el papel de las masas. La vanguardia, por su claridad o aparente claridad, no puede reemplazar a las masas. Su papel no es sólo el de llevar las ideas, el de agitar las ideas, el de aclarar las ideas; es ante todo el de hacer realidad esas ideas y convertirlas en fuerza material, en lucha, en combate. Hemos cumplido parte de esta función; ya no es posible seguir en el plano sólo de las declaraciones; es necesario pasar a una nueva etapa en que todo el complejo de actividades nuestras se ponga al servicio del pueblo. Esta reunión debe reelaborar lo que hemos llamado la línea de masas. Debemos aclarar en primer lugar el tipo de organización que necesitamos para el período, pensando fundamentalmente en la eficacia de esta organización para convertir nuestra teoría en realidad; que cuando hablemos de pueblo sean cientos de miles de personas; que cuando digamos que las masas piensan de tal manera sea realmente el sentimiento de millones de personas y no el sentir de un grupito de intelectuales trasnocha-dos. Esta concepción de la organización y de las masas se hace mucho más difícil si la relacionamos con las formas de lucha de nuestro país y en nuestro caso está determinado por un accionar clandestino, que nos limita tremendamente. Pero nosotros hemos asumido esa responsabilidad y la seguiremos asumiendo. Tenemos que hacer un tremendo esfuerzo para entender la multiplicidad de formas que asume el accionar de las masas. El común denominador es la lucha por sus intereses inmediatos, unidos a los factores que van conduciendo al pueblo a una elevación de su nivel de conciencia y su nivel de compromiso. A las masas no las podemos engañar; a las masas tenemos que educarlas en la idea de que su definitiva liberación sólo se producirá cuando el poder se encuentre en sus manos. Pero tampoco podemos caer en la exposición fría de los planteamientos estratégicos, sin una sólida práctica de consecución de objetivos inmediatos, ni tampoco pretender que el pueblo en general va a alcanzar o que es necesario que alcance un gran nivel ideológico para participar en la revolución. Esa multiplicidad de formas de lucha, exige multiplicidad de organizaciones, de frentes de lucha; exige comités revolucionarios que vayan elevando la rebeldía y combatividad de las masas; toda esa política debe irse enrumbando hacia objetivos únicos, hacia caminos únicos, hacia una práctica única. Allí es donde el programa democrático, popular y revolucionario juega un papel fundamental. Allí es donde la política de Unidad entra a jugar su principal función. Allí es donde nuestra concepción político militar actúa como aglutinante, como activante, como organizador hacia la consolidación y ampliación del proyecto de toma del poder.Aprendamos además a delimitar los procesos, a saber dónde están las prioridades y dónde los movimientos secundarios; sólo de las masas saldrán los combatientes; solo de las masas saldrán los generales; sólo de las masas saldrán las soluciones a la insuficiencia del aparato; aprendamos que a nivel sindical, a nivel campesino, a nivel estudiantil, deben surgir organizaciones de las masas diferenciadas, pero íntimamente ligadas, de la actividad política; el nivel de organización de las masas por sus intereses, es un nivel donde se concretiza la política de unidad de la organización; es un nivel donde debe participar todo el pueblo, por las cosas inmediatas, por el pan, por el trabajo, por la salud, por salarios. Pero debe existir un nivel intermedio donde la actividad de estos sectores se agrupe por reivindicaciones más generales, como es la solidaridad con los obreros en conflicto, como es la lucha por la defensa de los derechos humanos, por las libertades democráticas, contra el alza del transporte, etc. Verdaderos comités donde participe todo el mundo que esté contra el sistema y en contra de las injusticias. Allí es donde debemos vivir, allí es donde debemos combatir pero no nosotros: las masas, el pueblo. Aquí es donde aparece la tercera línea de acción estratégica: Nada gana el pueblo luchando, combatiendo, muriéndose, si estos esfuerzos no están dirigidos al logro de un objetivo general que tiene que ser la toma del poder y la instauración de un Gobierno democrático, popular y revolucionario. Nuestros comandos OPM; nuestros Comandos de Lucha Local; las diversas unidades de la Fuerza Militar (FM) deben tener muy claro que para llegar al poder, debemos ir generando ese poder, creando ese poder, aspirando a ese poder. Debemos recoger las experiencias de cuando recién iniciamos el trabajo de construcción de la OPM. Esa fue una buena experiencia, sobre todo por lo que significó al interior del movimiento de masas. Debemos volver al criterio de las operaciones militares a nivel del sentir del pueblo, a nivel de las reivindicaciones más sentidas de las masas. El accionar de los últimos años aunque ha sido de gran importancia, no nos debe alejar de las cuestiones aparentemente rutinarias o sin importancia; debemos impulsar la reunión de las masas y su participación en las luchas cotidianas, reivindicativas, intrascendentes, aparentemente sin importancia en las luchas armadas generales.

 

Somos conscientes que no va a ser tan fácil superar una serie de vicios, que van desde los compañeros que sin vocación de lucha abandonan el trabajo de masas con diez mil excusas, para “no ser golpeados”, o los que sin tener en cuenta la realidad del movimiento sindical, obrero campesino, lo llevan a actos aventureros. Esto hace, en primer lugar, que tengamos que fortalecer las direcciones OPM con cuadros no solamente activos sino con experiencia, para mantener nuestra presencia, para fortalecer el movimiento de masas y para colocarnos en un nivel de lucha que active y se desarrolle. Las masas entenderán la eficacia e importancia de la organización sólo cuando quede demostrado en la lucha revolucionaria y cuando comprendan que es el mejor medio para movilizar sus fuerzas y contribuyan a su lucha en el más alto grado. Estamos en un momento político de mucha trascendencia. La oligarquía ha tomado la iniciativa en muchos aspectos; ha creado una verdadera expectativa frente al futuro y el pueblo está pendiente. Aunque hemos sufrido duros golpes, aunque nuestra influencia y simpatía ha decaído por la falta de acciones político militares, la verdad es que las condiciones generales que justifican nuestra lucha se mantienen vigentes y aun su tendencia general, como es la miseria del pueblo y la falta de libertades políticas y gremiales, se mantiene. Sólo manteniendo una lucha política, económica y militar por la democracia, lucha en la que seguramente nos acompañarán sectores burgueses, podremos llegar al estrato anterior y superarlo. Debemos confiar ciegamente en el poder, en la iniciativa e inteligencia de nuestro pueblo. Ello ha sido demostrado en infinitas ocasiones. Cuando todo lo creíamos perdido era el pueblo el que nos ofrecía las salidas, era el pueblo el que nos empujaba y era el pueblo el que nos llevaba las mejores esperanzas.

 

En ocasiones el exceso de confianza en la Fuerza Militar y la falta de confianza en las masas populares nos han traído mayores desgracias, porque nos separan del pueblo, nos colocan como elementos por encima del pueblo, despreciamos los consejos de las bases y terminamos aislados, sometidos al constante movimiento, a la apertura de nuevas zonas de trabajo político, no porque hayamos avanzado sino porque por circunstancias políticas de abandono de las masas, de aislamiento del movimiento, tenemos que desocupar el amarradero en una franca posición oportunista. Es un deber, es una necesidad regresar a los sitios de trabajo político abandonados. Debemos afrontar junto con las masas los rigores de la represión; sólo allí se forjará el nivel necesario para que el pueblo afronte la revolución y el nivel necesario para contar con combatientes decididos a las peores tareas.

 

A esa mentalidad oportunista de utilizar al pueblo y no hacerlo partícipe debemos darle todo el tratamiento necesario para su superación. Creemos que las masas deben ayudarnos a nosotros, cuando es todo lo contrario. Llegamos a las masas, especialmente en el campo con el criterio del judío errante, sin dejar bases, sin dejar organización; en el mejor de los casos cumplimos con el deber de echarle un carretazo o como dicen los guerrilleros “echar política”.

 

Pedimos la sal, la panela, las gallinas, un puerquito, comemos y con toda seguridad pagamos y seguimos adelante, creyendo que hemos dejado una base absolutamente a nuestro favor. Las masas por otro lado quedan apenas iniciadas, con miles de dudas y esperanzas. Se expresa igualmente y como tendencia a ampliar nuestra influencia política, no por medio de una labor constante, tenaz, para la creación de los Comandos de Lucha Local, para la creación de los comandos OPM, para la organización de cooperativas y juntas de acción comunal, o sea el establecimiento del poder de las masas, sino por la simple presencia del hombre armado que produce simpatía, respeto o miedo. Entonces se renuncia a luchar duramente al lado de las masas y las utilizamos para nuestros mezquinos intereses. De allí se desprenden cientos de errores que en otras épocas hemos tenido oportunidad de analizar, pero en concreto es una línea oportunista que no genera poder y le da todas las ventajas al enemigo. En muchas ocasiones hemos opinado que las acciones militares han sido uno de los factores más importantes para acercarnos a las masas, ya que nos convertimos en su esperanza real de liberación. Hemos hablado que en el campo fuimos ganando fuerza en el control político de zonas; ahora marcharemos hacia el control político militar. Esto exige toda una estructuración política, toda una educación política, toda una movilización de masas en defensa de sus intereses o sea y en conclusión necesitamos una organización político militar que asuma la dirección del accionar de las masas.

 

Las armas, tienen un significado estratégico cardinal; no se trata de cualquier empresa, se trata nada menos que del enfrentamiento, y eso debe ser muy claro, con la columna vertebral del sistema oligárquico que es el Ejército.

 

Fijémonos en un ser humano: ¿cuál es su columna vertebral? Qué sucede cuando ella es golpeada? ¿Qué sucede cuando ella es quebrada?, sencillamente que todo el aparato del ser humano se paraliza. Así sucede más o menos en la sociedad. La oligarquía sustenta su explotación, su consolidación y desarrollo en base al sostén militar que la protege. Sin este aparato militar la oligarquía no viviría un minuto; así vemos cómo el aparato militar se encarga de toda la represión contra el pueblo, no del pueblo en abstracto sino del pueblo en lucha. Entonces vigilan los intereses de los ricos, sus casas, los edificios de los ricos, sus empresas, sus clubes, en fin, todo el Estado que cumple la función de explotación de esa oligarquía. Todo acto de rebeldía es aplastado; toda voz de rebeldía es acallada, torturada y aun asesinada. De allí que los que aspiran a derribar la oligarquía sin destruir la capacidad de combate de las Fuerzas Armadas, están llamados al fracaso. Nosotros por el contrario decimos que para el logro de los objetivos estratégicos o sea la toma del poder, es necesario, inevitable, destruir esas fuerzas que sirven de sostén a esas oligarquías

 

Es necesario crear una fuerza militar del pueblo, que no sólo se oponga sino que esté en capacidad de liquidar las fuerzas del enemigo. Esta es una verdad imposible de eludir; lo otro sería convivir con la oligarquía. Si no estamos en capacidad de construir ese ejército, si no estamos en capacidad de enfrentar dicho reto, nos veremos obligados a cambiar de forma de acción, a aceptar las reglas de juego del enemigo y esperar un momento propicio.De allí que para nosotros la lucha armada tal como la hemos planteado no sea la solución coyuntural de los problemas del pueblo. La lucha armada y su triunfo es la solución definitiva de los problemas esenciales del pueblo.

En la solución de esta contradicción entre pueblo y oligarquía, nos enfrentaremos a cientos de condiciones en que tendremos que saber con mucha ingeniosidad afrontarlas, utilizando las tácticas apropiadas. Estos últimos cuatro años han servido para esclarecernos estas ideas; hemos estado enfrentados al Ejército, no porque hayamos querido sino, porque es un enfrentamiento inevitable; porque no asumirlo sería crear una mentalidad, frente a las arremetidas de la oligarquía, de sumisión y de cobardía; ellos quieren liquidar las ansias de libertad y de justicia de nuestro pueblo; nosotros los abanderados, junto las otras organizaciones guerrilleras, del sentido más alto de la resistencia.

 

Ya el proceso ha echado a andar, no podemos quedarnos en la mitad del camino; ya hemos demostrado hasta la saciedad nuestras intenciones y las del enemigo; ahora toca profundizar el proceso y esto sólo se logra en la medida que seamos más eficaces militarmente. Así, decíamos, en estos cuatro años ha quedado plenamente demostrado cuál es el enemigo central, contra el cual no podemos solo hacer manifiestos y proclamas; es necesario enfrentar la fuerza a la fuerza, hasta que uno de los dos desaparezca; no podemos eludir ese combate.

Algunos compañeros piensan que hay que esperar un golpe militar revolucionario; otros piensan que hay que esperar el surgimiento de un sector de militares revolucionarios que harían más fácil el acceso; éstas, creemos son ilusiones que en el fondo lo que quieren es no asumir la responsabilidad de crear un ejército de los pobres.

 

Nuestro enemigo claro, son las Fuerzas Militares; golpeando al Ejército estamos destruyendo las bases de la oligarquía y de esa forma nos transformamos en la fuerza más importante para el logro de la revolución. De allí que los elementos de la Unidad y de las Masas tengan especial significación, porque para derrotar ese Ejército debemos hacer converger todo el pueblo; porque para destruir todo ese aparato debemos movilizar todas las fuerzas del pueblo y porque en fin, la principal fuerza de ese ejército revolucionario debe ser el pueblo. No es cualquier ejército, es el ejército de los pobres, es el ejército del pueblo.

Destruir el Ejército no significa matar todo el Ejército; destruir el Ejército significa quitarle su voluntad de combate.

 

Las tropas de operaciones, se constituyen entonces en la fuerza más importante del Ejército, de cualquier Ejército. Estas tropas de operaciones que hemos visto combatir contra nosotros, en las zonas guerrilleras y en las ciudades no es todo el Ejército, es la tercera parte del Ejército. Esa es la fuerza fundamental contra la cual debemos dar la batalla y destruirla; hasta que no lo logremos será imposible destruir la voluntad de lucha del Ejército en general.

 

Es necesario que veamos este proceso de lucha, como lo que es, como un proceso en movimiento, en desarrollo. De allí que las Fuerzas Armadas se estén rearmando, se estén tecnificando, se estén fortaleciendo. La compra de nuevas armas no es sino el proceso de hundimiento, porque esas nuevas armas traerán nuevas complicaciones económicas al país y el principal afectado será el pueblo. Para nosotros es el proceso inevitable; es la dinámica que va tomando la lucha armada en el país. Y no esperemos que esa tropa de operaciones se reduzca sino por el contrario que aumente.

 

Algunos compañeros plantean que hay que ocupar espacios geográficos y políticos en todo el país, para de esta forma pelear con el enemigo en varios frentes y no permitir que se concentren y nos liquiden. O sea crear frentes guerrilleros en todo el extenso territorio nacional. Esto es una verdad: entre más frentes de resistencia tenga el Ejército, mayores serán sus dificultades. Pero ¿qué sucede en la realidad?: que esos frentes guerrilleros se han creado más con la mentalidad de hacer política que con la intención de enfrentar y destruir al Ejército. Lo que estos compañeros proponen, ya en la práctica está creado; existen en el país según el Ejército, cinco zonas rojas, donde se presupone que existen guerrillas. Las FARC dicen tener 17 frentes; el ELN 3 frentes; el EPL 2 frentes; el M 19 tiene un frente guerrillero; más o menos concuerda con el número del Ejército. Si la fundamentación de estos frentes guerrilleros fuera combatir al Ejército, tendríamos en el país 25 frentes de guerra, que actuando implicaría tener prácticamente derrotado al Ejército; tendríamos en el país 25 Caquetás; pero en la realidad no es así; nosotros creemos que el Ejército ha logrado controlar esos frentes y no son un peligro inmediato para el sistema; no se trata de que existan o no; se trata de preguntar para qué existen, con qué concepción, cuál es su objetivo.

El M 19 sostiene que estamos en lucha contra una estructura que es el Ejército colombiano; esa estructura combatirá donde nosotros le demos la pelea y no cualquier tipo de pelea. El Ejército está curado en salud de los pequeños grupos guerrilleros, que golpean y desaparecen y vuelven a aparecer a los seis meses; pareciera que el enemigo los hubiera asimilado como parte de la institución; así no somos enemigos; así no hacemos lucha revolucionaria; así nunca seremos esperanza de triunfo para el pueblo.

 

Hemos definido que tenemos que destruir la columna vertebral de la oligarquía que es el Ejército, para lo cual debemos crear otro ejército que se le enfrente y lo destruya. Ese ejército debe ser un ejército de los pobres. Un ejército popular; por lo tanto la guerra que desarrollemos es una guerra del pueblo que debe lograr el poder e instaurar un Gobierno democrático, popular y revolucionario. Desatado el proceso de guerra, debemos mantener acosado al enemigo, con una permanente ofensiva, que en la primera etapa será guerrillera y se transformará en guerra de movimiento en la medida en que liquidemos sus tropas y reforcemos las nuestras. Este proceso ofensivo nos llevará como consecuencia de la adquisición de experiencia, moral, armas y nuevos combatientes, a abrir nuevos frentes guerrilleros.

 

Las fuerzas regulares guerrilleras, estarán ayudadas en el logro de los objetivos, por los Comandos de Lucha Local, donde participan en operaciones fundamentalmente de hostigamiento, además por el movimiento de masas de todo el país. Este proceso sólo será posible utilizando nuestra propia fuerza, nuestro material técnico, nuestra experiencia, nuestra moral, en un bloque de acero que cae sobre el enemigo con toda su fuerza.

 

La concentración de tropas nos permite aniquilar al enemigo; la descentralización significa hostigar y por lo tanto pérdida de material, municiones, hombres, en fin pérdida de moral.

 

El hecho de dar combates concentrando todas nuestras fuerzas, no significa dar combates en los cuales no estamos seguros que vamos a ganar. Allí depende de la inteligencia de los mandos para lograr un buen apoyo de la población, un conocimiento exacto del terreno y una información concreta sobre el enemigo. Siempre debemos ubicar al enemigo en desventaja para lo cual debemos maniobrar, disponiendo de tal forma nuestras fuerzas para utilizar la sorpresa, la táctica de la emboscada, los golpes de mano, distracción, provocación, etc.

 

Para poder llevar adelante un plan militar se necesita que los mandos estén de acuerdo en la política general de la organización, en los objetivos militares que se buscan, en la ubicación correcta de la experiencia, en el estilo de trabajo con las masas y en la correcta aplicación de la táctica militar. La unidad del mando es fundamental en la aplicación del mando único. En todas las operaciones militares siempre debe haber un mando único, que no debe transfor-marse, lógicamente, en un mando solo; allí la acertada combinación de los Estados Mayores como asesores del mando único. Para poder conservar las fuerzas y realizar operaciones sin ser destruido necesitamos contar con las medidas de seguridad que garanticen que nuestros planes, acciones, movimientos, no sean conocidos por el enemigo.

 

Es necesario conservar el secreto y educar a las masas en este principio; nadie debe saber más de lo necesario para realizar su trabajo; la clandestinidad es el principal medio de protección. El apoyo popular y la protección que las masas nos dan es el segundo aspecto más importante para la conservación del poder de combate. Al enemigo tenemos que caerle en el sitio y en el momento que nos convenga; atacar al enemigo en condiciones de superioridad para nosotros; no atacarlo nunca en sus fortificaciones, a menos que sea para atraer nuevas fuerzas de refuerzo que nosotros podamos atacar y aniquilar en movimiento. El enemigo es débil cuando se mueve, es fuerte cuando se fortifica. La sorpresa entonces es uno de los grandes factores a favor nuestro.

 

Elaborar los planes y las órdenes de manera sencilla, clara y concreta; los planes y las órdenes deben repetirse varias veces hasta que estemos seguros de que han sido compren-didos. Estos son principios generales de la guerra que no podemos eludir. Ahora, esta definición de que el Ejército no es un espacio, de que el Ejército es una estructura de que se sostiene por sus tropas de operaciones, y que esas tropas de operaciones si logramos derrotarlas, se gana la guerra, determinan que lo importante no es cubrir un territorio.

 

Debemos ubicar un escenario de la lucha donde nosotros tengamos todas las ventajas, como es el apoyo de la población, el conocimiento del terreno y una sólida base logística; eso es lo que nosotros hemos venido tratando de hacer a partir de enero del 81 cuando iniciamos operaciones en Curillo. No es que lo tuviéramos claramente definido; allí lo que nosotros hemos dicho es que es necesario concentrar esfuerzos, concentrar nuestros mejores cuadros y nuestras mejores armas. Lo hemos ido logrando poco a poco, aunque hay un evidente retroceso pese a los grandes éxitos logrados. Las operaciones militares de septiembre a diciembre del Ejército contra nuestras fuerzas, demostró las desventajas de tener disgrega-das estas fuerzas, además de que se demostró la falta de unidad de doctrina militar.

 

Posteriormente hicimos todo lo contrario y violamos la mayoría de los principios militares. Habrá que analizar miles de factores; hemos logrado grandes victorias políticas y militares; sin embargo después de más de un año de lucha armada, pareciera que volviéramos al principio o sea a los errores que han acompañado al movimiento armado; pareciera que no quisiéra-mos dar el paso central; pareciera que no quisiéramos asumir una responsabilidad histórica de mayor ambición. El hecho de que nuestras tropas estén regadas en un espacio de más de 100 mil kilómetros. cuadrados, es la prueba más clara. Esa tendencia a dispersar nuestras fuerzas, esa tendencia a no mantener la iniciativa, esa tendencia nuestra a no estar pendiente de los detalles de la lucha revolucionaria, sino que más bien vivimos en función de mantener la guerrilla y no en desarrollarla. Eso, compañeros, estratégicamente, es la pérdida de la fe y la esperanza en el triunfo y en concreto darle paso a las tendencias derrotistas que plantean la inutilidad de la lucha armada, la imposibilidad del triunfo revolucionario. En el aspecto táctico significa la pérdida de la credibilidad de las masas en el proyecto político del M 19, en la pérdida de confianza de nuestros propios compañeros, en la desmoralización, en el desánimo, en las pequeñas peleas internas, en fin en la pérdida de confianza en la organiza-ción.

 

En los anteriores principios veíamos la importancia de no atacar al enemigo en sus posiciones donde es fuerte, y más bien atacarlo en movimiento donde es débil. Esto se debe convertir en un principio táctico de la práctica operacional nuestra. Las experiencias abundan; los compañeros tendrán que hacer una evaluación muy clara sobre estos principios, para ver qué nos dicen y su confrontación con la práctica.

 

Esta discusión la hicimos antes de Curillo; después de Curillo hicimos otra discusión y así antes de Mocoa; la seguimos después de Mocoa y se mantienen los mismos errores; seguimos atacando posiciones enemigas con gran desgaste de parque y hombres. Ya es hora de que nos acostumbremos a que para atacar esas posiciones necesitamos bazucas, morteros, cañones, gran cantidad de hombres para el desgaste y abundante munición. Casi siempre hemos salido perdiendo de estos ataques, casi nunca se recupera armamento. Esto significa que nuestros golpes centrales deben dirigirse a las tropas en movimiento aniquilán-dolas y recuperando el armamento; lo que quisimos hacer en Curillo; éste no era el objetivo central; era el objetivo de distracción para que el Ejército viniera a reforzar sus tropas y poder atacarlas en movimiento.

 

En Mocoa también, pero allí el objetivo era más político que otra cosa, era un momento muy especial. Las operaciones que hicimos en julio estaban encaminadas a dar golpes de distracción para atraerlos y destruirlos. De lo anterior se desprende como línea táctica básica: el cerco y sitio de las posiciones, como modo de atraer refuerzos del enemigo y golpearlos en movimiento. No importa que ellos vengan de dentro hacia afuera, como de fuera hacia adentro, es la única justificación que se tiene en chequear una posición.

 

Desarrollar el arte de atraer al enemigo a las posiciones ventajosas para la guerrilla o sea a la emboscada para aniquilarlo y recuperar armamento es el reto. Atacar al enemigo por medio de la provocación constante y siempre variada, seleccionando para ello objetivos que obliguen al movimiento es nuestra obligación. Objetivos que inicialmente hacían desplazar al enemigo, dejaron de atraer su atención. La guerrilla no ha desarrollado el arte de la emboscada, el arte de la provocación. Siempre lo hacemos en la misma forma, entonces no van a la trampa; se necesita la imaginación: hoy será el asedio de un puesto; mañana será el simple hecho de tomarse un bando manteniendo grandes fuerzas emboscadas; otra vez será el secuestro de un hacendado, después será el paso de una carretera, etc. Siempre cambiando para que caigan en la trampa. Seguramente con el desarrollo de la guerra, estos objetivos que provocaban antes movimiento, dejarán de producirlo. Cuando el enemigo deje de moverse, cosa bastante difícil, porque siempre que tenga un puesto con una tropa cercada, su obligación será ayudarla, nuestros objetivos cambiarán; también significará que nuestras zonas han aumentado como consecuencia del accionar militar y los combates serán más regulares. Lo importante de la crítica a los compañeros que piensan que debemos estar en todas partes, es aclararles el principio general de que hay que evitar ser débiles en muchas partes y fuertes en ninguna. Este principio implica la concentración de fuerzas, la movilidad de la guerrilla y la determinación de un teatro de operaciones.

 

Ser fuertes en una parte, ojalá en dos o tres, significa una serie de ventajas en vías de lograr el triunfo. Debemos concentrar nuestros mejores cuadros militares, donde como consecuen-cia se concentra la mejor experiencia y la mejor moral; debemos concentrar nuestras mejores armas.

 

Muchos compañeros piensan que si abandonamos zonas campesinas vamos a perder espacios políticos. Resolvamos este problema buscando nuevas formas de organización que mantengan nuestra presencia; pero nosotros tenemos que concentrar nuestras mejores armas en un solo sitio y de esta manera tener mayor capacidad de aniquilamiento. El sentido de la concentración, unido al criterio de la movilidad evita que al agruparnos perdamos terreno o que al ganar terreno perdamos fuerza. Sólo con fuerza es posible lograr triunfos militares. Si no aniquilamos al enemigo y recuperamos armas, será imposible desarrollar la Fuerza Militar y por lo tanto el proyecto político. Nosotros hemos perdido más armas de las que hemos recuperado; hay una actitud que es política y militar de la guerrilla: la de no recuperar armamento. Creemos que lo fundamental es causarle bajas al enemigo y esto en lo esencial no es cierto; el enemigo puede recuperar sus bajas con relativa facilidad; la guerra se gana en la medida en que nosotros tengamos mayor fuerza, mayores contingentes guerrilleros con gran experiencia y gran valentía. No se trata de un soldado muerto; se trata de cuántas armas recuperamos: cada arma recuperada significa un nuevo soldado de la revolución. De allí se derivan cuestiones de gran contenido político; porque atacamos con fuerza arrolladora, con todo nuestro potencial; pero una vez aniquilada o rendida la tropa enemiga, nos convertimos en ayuda del caído, recuperando el armamento, lo ayudamos, lo curamos, le explicamos; nada de humillaciones, nada de vejaciones, nada de insultos. Y como consecuencia de nuestra concepción lo soltamos, porque no nos interesan los hombres muertos. Necesitamos armas. Otra cosa es el que no se rinde, pero ése es otro problema. Es urgente que se riegue dentro de la tropa enemiga el respeto y consideración que se tiene por el que se rinde. Esa será para el futuro nuestra principal arma: la fuerza moral de la guerrilla.

Por eso es fundamental tener normas de conducta y sancionar con fuerza su violación; porque la violación significa el deterioro de nuestra política; es lo que se llama la Etica Militar Revolucionaria, que significa respetar los derechos del enemigo. Liberar a los soldados detenidos después de un buen trato y de una explicación de nuestros objetivos, es liberar la voz del ejemplo, la voz de la verdad.

Nosotros no necesitamos prisioneros a menos que sean oficiales y aun así, a esos oficiales hay que darles toda la atención y respeto que merece un ser humano. Eso implica que nosotros no podemos andar fusilando al que nos dé la gana. Sólo en casos extremos y cuando se demuestre que el individuo es un torturador, violador y asesino. De lo contrario la guerrilla debe tener una actitud política frente al enemigo. Repetimos: somos implacables durante el combate, lo que cae sobre el enemigo es todo el odio concentrado contra la oligarquía. Inmediatamente se compruebe que el enemigo está sin facultades morales para resistir, nosotros nos convertimos en generosos. No actuar en esta forma, es crear las condiciones para que el enemigo en el combate luche hasta morir. Cambiemos las cosas. Ellos, el Ejército, guerrillero que coge lo tortura y lo mata. ¿Somos nosotros iguales a ellos?

Cuál es la diferencia entonces entre un guerrillero y un oficial o un soldado del Ejército burgués, si no es su voluntad de triunfo, su voluntad de ayuda al desposeído, su fuerza moral revolucionaria, que le impide mantener odios personales y sí odios de clase. La moral del combatiente entonces se eleva en la medida que ve los triunfos: así vemos cómo mucho de nuestro desarrollo en el campo es lento, no por la falta de armas como dicen algunos compañeros; se vive pensando en el próximo cargamento de armas que vendrá en otro avión.

La guerrilla debe tener un proceso natural de desarrollo. Desarrollo significa la adquisición de experiencia militar como producto de la práctica de aniquilamiento; desarrollo significa nuevas columnas que nacen como consecuencia del combate militar, de los éxitos militares.

Así podremos hablar de nuevos frentes guerrilleros que nos garanticen el combate permanente; nuevos frentes que nos garanticen triunfos constantes y desarrollo continuo.

Regarse en el Caquetá, Putumayo, Cauca y parece que hasta en el Tolima no es nuestra línea de acción militar. Ese es el proceder que venimos criticando a la guerrilla colombiana. Abrirse tanto que sus tropas quedan regadas en un gran espacio geográfico, donde es imposible cumplir con el requerimiento de aniquilar las tropas enemigas.

Tenemos compañeros que regresar al principio: ser más modestos en esta cuestión significa ser más activos. La fuerza militar tiene un objetivo claro: Combatir, desarrollarse, y aniquilar las fuerzas enemigas. Debemos contar con una infraestructura político militar que desarrolle las otras actividades políticas y militares a nivel de las masas; pero la fuerza militar debe cumplir su misión.

¡CON EL PUEBLO!

¡CON LAS ARMAS!

¡AL PODER!


Carta abierta de James Petras a José Saramago. Sobre una bizarra amnesia histórica

Estimado José Saramago:En días recientes, Colombia (infame por sus escuadrones de la muerte patrocinados por el gobierno y por las matanzas de campesinos) se ha convertido en el lugar favorito desde el que algunos de los más conocidos intelectuales del mundo occidental han dictado disertaciones morales... condenando a la Revolución Cubana (Susan Sontag) y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (don José Saramago). Permítame empezar aclarando que yo no tengo ninguna objeción a la promoción de su último libro en cualquier parte del mundo, pero no si ésta se involucra apuntando méritos a un régimen que es responsable de miles de muertes y del desplazamiento de 2 millones de campesinos. Como hombre autoproclamado de izquierdas, usted ha leído bien y está versado en la política del mundo, particularmente en la de América Latina donde usted frecuentemente ha estado de visita, ha disertado, publicado y hablado con numerosos periodistas, intelectuales, notables políticos y otros “fabricantes de opinión” Cuando usted habla, interpreta y juzga a políticos, grupos políticos y países, lo hace con base en su selección de los hechos y en opiniones que coinciden con sus valores e intereses. Usted no habla desde la ignorancia, sino desde una perspectiva ideológica desde la que hace sus juicios. Durante su visita a Colombia, descartó a dos grupos guerrilleros, las FARC y el ELN: “En Colombia no hay guerrilla, son bandas armadas simplemente”. Usted vino a afirmar que ellos no son verdaderos comunistas porque, “se dedican a secuestrar y asesinar, violando los derechos humanos”. Admite generosamente que “quizás al principio fueran (comunistas) pero no ahora”. Considera, entonces, que esta lucha de la guerrilla está sólo justificada cuando “un país está ocupado por un invasor extranjero y el pueblo se debe organizar para resistir”.  Saramago, como usted bien sabe, hay muchas condiciones bajo las que el pueblo se levanta para derrocar a sus opresores: dictadores militares, regímenes civiles asesinos, terratenientes y sus escuadrones de la muerte, etcétera. Mi estimado José: usted recuerda ciertamente la resistencia armada contra Franco, el exitoso derrocamiento de la dictadura portuguesa en 1974, así como la resistencia de la guerrilla popular en Centroamérica a los tiránicos “regímenes civiles “ en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. O piensa usted que las guerrillas de Zapata, Farabundo Martí y Fidel Castro eran mayormente “bandas armadas” porque no siguieron sus preceptos de votar “en blanco”. Ellos no se rebelaron contra un invasor extranjero (aunque había en abundancia capital, consejeros militares y sofisticadas armas extranjeras). Me temo, Pepe, que su criterio político negaría las grandes figuras y los hechos emancipadores del siglo XX. Estos referentes revolucionarios continuarán ilustrando a millones de personas en lucha contra los tiranos después de que sus entrevistas y opiniones sean relegadas al cubo de la basura de la historia. Pero dejemos por un momento a un lado su infortunada amnesia histórica. Discutamos de las guerrillas en Colombia, en particular de las FARC. Estas fueron formadas por 46 activistas campesinos en 1964, quienes, después de numerosos esfuerzos por construir comunidades productivas pacíficas, sufrieron persecución y fueron testigos de la destrucción de sus cosechas, sus casas y sus ganados por parte del ejército, al tiempo que eran asesinados sus familias, amigos y vecinos, todo ello bajo un régimen civil electo, oligárquico y represivo, puede estar seguro, bajo mando colombiano asesorado por fuerzas especiales norteamericanas. ¿Debieron ellos haber vertido cenizas en sus cabezas, esconderse en un arbusto y esperar hasta las próximas elecciones para emitir un voto en blanco? ¿Garantizaría usted sus vidas cuando fueran caminando hacia el colegio electoral? Sí, usted concede que, al principio, las FARC pudieron haber sido comunistas... ¿pero no después? Veinte años después las FARC negociaron un acuerdo de paz con el entonces presidente Betancourt, para que muchos de sus militantes y algunos de sus líderes pudieran formar un partido, la Unión Patriótica, y pudieran competir en las elecciones presidenciales y al congreso. Entre 1984-1989, más de 5 mil miembros y activistas electorales fueron asesinados por el ejército colombiano, la policía y los escuadrones de la muerte, incluidos dos candidatos presidenciales populares. Las FARC volvieron a la lucha armada. Don José, ¿fue este el punto en que ellos dejaron de ser comunistas? ¿Deben ellos volver a emitir “votos en blanco”? ¿Dónde, desde el destierro? ¿Desde Lisboa? Está claro, Pepe, que las guerrillas volvieron a las actividades armadas porque no había ninguna otra manera para sobrevivir y continuar la lucha por lo que usted llama una “democracia eficaz” y contra los “plutócratas económicos” a quién usted condena verbalmente. Entre 1999-2001, las FARC estaban de acuerdo en suspender la lucha armada guerrillera y seguir negociaciones, una vez más, con el régimen de Pastrana. Insistieron en una zona desmilitarizada, libre de las tropas paramilitares y militares. Lanzaron un programa político de reforma agraria, control público nacional de recursos estratégicos y de grandes obras públicas para generar trabajos. Este programa fue puesto en la mesa de negociación y se convirtió en la base para negociar un acuerdo de paz y justicia. Usted seguramente recuerda esos días, sólo unos años han pasado... y sólo unos años antes de que usted fuera honrado con el Premio Nobel. Pepe, usted recuerda ciertamente que las FARC establecieron una serie de foros públicos y talleres e invitaron a académicos, sindicalistas, granjeros y gente de negocios para que presentaran documentos y propuestas. Pepe, usted seguramente recuerda esas reformas, sobre todo la propuesta para desmilitarizar el país, en ambos lados. Dr. Saramago, usted como un escritor sabio y mundano sabe que las “bandas armadas” no convocan foros ni escuchan y aceptan propuestas de una pluralidad de fuentes para hacer de Colombia una democracia eficaz.  El régimen de Pastrana abruptamente rompió las negociaciones con el apoyo del gobierno norteamericano y lanzó un ataque masivo en la zona desmilitarizada. ¿Debía la guerrilla y sus partidarios campesinos haber respondido preparándose para emitir “votos en blanco”? ¿Hubieran sobrevivido? ¿Era el punto en el qué, en su opinión, las guerrillas se convirtieron en “bandas armadas de secuestradores y asesinos”? Yo soy serio, Saramago. Quiero que usted me dé su respuesta acerca de por qué la propuesta de las FARC para la reforma agraria y la desmilitarización tiene el apoyo de millones de campesinos, desposeídos y torturados por el gobierno colombiano que usted se negó a nombrar, a la que usted oblicuamente llamó “la situación en Colombia.” ¿Por qué semejante discreción cuando está hablando de un gobierno terrorista como el del actual 'presidente' Uribe que ha lanzado una política de tierra quemada a lo largo del país? José, ¿por qué el silencio sobre Uribe? ¿Por qué no condena la masiva presencia norteamericana en
Colombia, 3 mil millones de dólares en ayuda, 800 consejeros militares, una docena de bases militares y varios miles de mercenarios pagados por el Pentágono? ¿No cuenta eso como “invasión extranjera”, Pepe? ¿O necesita usted 10 mil millones de dólares y 5 divisiones de marines para llamarlo una ocupación militar norteamericana, para considerar a las FARC y al ELN auténticos movimientos guerrilleros y no “bandas armadas” de merodeadores y asesinos? Pepe, yo no lamento escribir a usted de esta manera directa y atrevida... no sólo es debido a mi estilo sino a consecuencia del enorme daño político que usted ha hecho. Los términos que usted ha usado para calumniar a las guerrillas se hacen eco de la retórica del Pentágono, de Uribe y del resto de la oligarquía colombiana. Su idioma político que inhabilita a la guerrilla en Colombia es empleado a lo largo de América Latina por las clases gobernantes contra los movimientos populares. En Brasil, Paraguay y Bolivia, los terratenientes describen a los trabajadores campesinos y movimientos de los sin tierra como “vagabundos”, delincuentes y “bandas armadas.” Saramago, ¿quién es el responsable original de esos términos; usted o los terratenientes? Pepe, terminaré diciéndole lo que pienso. La guerrilla –las FARC y el ELN– son hoy, y fueron siempre, guerrillas. Están armados porque tienen que estarlo, porque Colombia necesita cambios básicos y el sistema político no permite otros medios, incluidas elecciones que se celebren sin terror ni intimidación. Usted tiene derecho a opinar, pero las circunstancias, el contexto y la sustancia de sus comentarios sólo pueden entenderse como elementos que fortalecen a los líderes terroristas y a las fuerzas militares de Colombia. Usted afirma ser comunista, pero hay muchos tipos de “comunistas” hoy: aquellos que robaron el patrimonio público de Rusia y se volvieron notables oligarcas; aquellos que colaboran con el brutal régimen colonial norteamericano en Irak; aquellos que se han esforzado durante cuarenta años en las fábricas, selvas y campos de Colombia para una sociedad sin clases; y aquellos “comunistas” que temen al problema (imperialismo) y temen la solución (revolución popular) y hacen de todo ello una cuestión de preferencias personales.  Las ideas, como usted sabe, tienen consecuencias y sobre todo usted, José, sabe que sus palabras son seguidas por millones de sus devotos literarios. Piense antes de hablar de “bandas armadas” porque usted está justificando el asesinato de miles de colombianos que han escogido tomar el camino más difícil y peligroso hacia la emancipación de su país. En el pasado reciente, hemos compartido opiniones y posiciones, pero de aquí en adelante tomamos caminos divergentes. He perdido mi confianza en usted. Usted ha defraudado mis esperanzas. Usted sigue su camino y yo sigo el mío. Sin dolor ni pesares.


James Petras


 

Noche de lobos

 

di Ramón Jimeno

 

 

Poco antes de morir en 1983, Jaime Bateman afirmó que la paz en Colombia no se conseguiría solucionando el problema guerrillero sino solucionando los problemas del pueblo colombiano. Pero en la práctica, el eje del Proceso de Paz de Belisario Betancur giró sobre las condiciones de la reincorporación de los rebeldes a la vida civil y los mecanismos que podían utilizar para hacer política. En esas circunstancias el Proceso de Paz se convirtió en un esfuerzo por solucionar el problema guerrillero y no en la sustentación de la apertura política que canalizara esas expresiones radicales del descontento social hacia la utilización de los mecanismos democráticos.

 

Es discutible si existía o no en 1982 la necesidad de neutralizar el movimiento rebelde nacionalista, que a pesar de tener en las cárceles a sus principales dirigentes y a casi 500 militantes, representaba en esos días una opción política novedosa. Lo que sí se puede afirmar es que el Gobierno Betancur logró derrotar al M-19 en el terreno político, y que en el Palacio de Justicia lo remató militarmente.

 

En la confrontación política legal, el M-19 no se consolidó como una alternativa con propuestas, ni demostró tener mejor capacidad que los partidos tradicionales para motivar a la población. Su discurso no tuvo arrastre y se dejó envolver en los estériles debates que sus experimentados contendores le planteaban. Que si entregaba las armas. Que si podía hacer campamentos urbanos. Que si el ejército tenía derecho a hostigarlos. Que si estaban en tregua o en cese al fuego. Que si podía fundar una radiodifusora. Que si podían pedir contribuciones económicas. Que si podía hacer un congreso. Que si el Diálogo Nacional era en la plaza pública o en recintos cerrados. Fueron las fuerzas opositoras al Proceso las que lograron definir su alcance, y no las fuerzas que en primer lugar habían promovido su gestión.

 

En medio de esa dinámica la administración Betancur presentó al Congreso un paquete de Reformas Políticas para modernizar el Estado, crear “mejores y más amplias forma de participación política” y garantizar los derechos de las minorías. Mientras tanto, el M-19 organizó Campamentos de Paz, repartió leche en barrios populares y realizó concentraciones donde repetía sus intenciones de hacer cambios políticos.

 

El M-19 había pedido un diálogo desde 1980. Pero cuando el Gobierno lo concedió, resultó evidente que no tenía nada que ofrecerle al país distinto a “lucha”. Es posible que la desaparición de Jaime Bateman significara la pérdida de los que él denominó la “concepción estratégica” del M-19. Bateman fue de los pocos miembros de la Dirección Nacional que no fue hecho prisionero durante la administración de Turbay Ayala (1978-1982). Lo anterior significa que vivió en su integridad el proceso político de esos años sin las limitaciones obvias de la visión del prisionero. Además desarrolló una serie de contactos en el exterior a través de los cuales recibía informaciones y análisis de actores centrales en procesos más dinámicos y agudos como los centroamericanos. Su óptica política era amplia y –geopolíticamente- más realista.

 

Por mucha capacidad militar que desarrolle un movimiento de oposición armada, tarde o temprano se encontrará con un Ejército –o con una fuerza enemiga- que recibe auxilios indefinidamente. Así le ocurrió a la revolución sandinista triunfante y a la guerrilla salvadoreña aún enfrascada en esa lucha. Cada vez que la guerrilla da un paso militar importante, el Ejército oficial recibe una inyección de ayuda que lo equilibra frente a su enemigo. Ni Estados Unidos, ni los grupos locales en el poder están dispuestos a correr el riesgo de perder el control. Cuba fue bastante. Nicaragua es un exceso de tolerancia.

 

Es probable que Bateman haya entendido esto, y de allí que planteara la idea del diálogo con el Gobierno, que no era otra cosa que un intento de reconciliación nacional. Sin embargo, entre la posición de Bateman y sus sucesores hay una diferencia marcante: los comandantes herederos sólo vieron el diálogo como una instancia para demostrar la imposibilidad del cambio por la vía de las negociaciones.

 

Debido a que el poder de negociación, militarmente hablando, depende del poder militar según principios clásicos de la guerra, el problema radica en que el M-19 no era propiamente una potencia militar en agosto de 1982 cuando Betancur asumió la presidencia. El M-19 no llegó al “Diálogo Nacional” como resultado de su capacidad militar sino por los efectos políticos de sus acciones.

 

De acuerdo a la concepción tradicional de la guerra, el M-19 tendría que haber desarrollado su capacidad militar a un nivel tal que asestara severos golpes al Ejército, el “tronco” del poder, en el lenguaje de Bateman, o el comandante ‘Pablo’ . Ese desarrollo militar –de ocurrir- se transformaría así en poder político al obligar al Ejército y al bipartidismo a aceptar la necesidad de negociar. Rompería efectivamente el monopolio oficial del uso de la fuerza y con ello la capacidad del Estado para preservar el orden público.

 

De ahí la incansable insistencia de Bateman en lograr la unidad del movimiento guerrillero. Se trataba de conseguir una mayor capacidad militar que permitiera entrar a una negociación política con fuerza. Si de ésta no surgía nada positivo, entonces de nuevo ahí estaría la capacidad militar para “seguir la jodienda”, esto es, para volver al terreno militar y confrontar al Ejército hasta llegar a una nueva negociación o al enfrentamiento definitivo. Así lo planteó Bateman. Para dialogar se necesitan, antes que dos partes, dos poderes. Éste es un requisito esencial. Quienes debieron sentarse a dialogar con el M-19, o con el movimiento guerrillero en su conjunto tendrían que haber sido las otras fuerzas del país. Un diálogo efectivo habría podido ser entre quienes detentaban el poder y quienes lo hubieran hecho tambalear por la vía armada. Un Diálogo Nacional surgido de estas circunstancias no se habría convertido en unconfesionario público donde simplemente se reiteraba la existencia de los problemas del país, ni mucho menos en una excusa para lograr las condiciones de participación política de los grupos alzados en armas, puesto que era de suponerse que su capacidad militar de hecho habría logrado su incorporación al escenario legítimo.

 

En ese aspecto las Fuerzas Militares fueron más claras que el Gobierno Civil: ¿Por qué otorgarle a los guerrilleros por la vía política lo que no habían conseguido con la lucha armada? Y no es un argumento de la derecha. Los sandinistas en Nicaragua utilizaron el mismo planteamiento para negarse a dialogar con los “contras” durante varios años.

 

Si se considera válido el anterior argumento se puede entender la ineficiencia del Diálogo: ¿Estaba el movimiento guerrillero colombiano, (o el M-19 que fue el principal promotor) a la ofensiva militar en agosto de 1982? ¿Le había asestado golpes fuertes al Ejército? ¿Había hecho del Caquetá – de algotra región- un fortín militar impenetrable? ¿había asentado su autoridad alternativa en algún lugar del país?

 

En el terreno militar no caben interpretaciones. Lo que el M-19 había logrado, como Bateman lo reconoció expresamente, fue asestarle golpes políticos al Estado Colombiano por la vía armada. Pero no golpes militares. La toma de la Embajada de la República Dominicana fue importante políticamente, a pesar de que se hubiera logrado mediante una acción armada. Las tomas temporales de Florencia, o de cualquier otro poblado caen en la misma categoría. Tomarse un centro urbano para abandonarlo cuando viene el Ejército oficial no se puede calificar como un triunfo militar. Es obvio que las fuerzas oficiales no tienen la capacidad para defender todos los puntos del país al mismo tiempo. Precisamente una de las formas de medir la capacidad es en el enfrentamiento de las fuerzas en combate. Si de allí resulta uno de los ejércitos derrotado permitiendo que el otro ocupe y controle la zona en disputa se empieza a hablar de un conflicto mayor. De un verdadero enfrentamiento entre dos ejércitos y no entre un ejército y un grupo guerrillero. Se empieza entonces a hablar de una guerra de posiciones de la cual distaban mucho “los muchachos”, ocupados como estaban, en evadir los continuos cercos militares.

 

En la lucha armada, el cuestionamiento del poder surge del cuestionamiento de la capacidad del otro ejército. Es entonces cuando sus dirigentes deben decidir si es el momento para dialogar, para ver si llegan a una negociación que acorte la duración de la guerra. Tras una derrota, un ejército o pierde definitivamente su voluntad de combate, o se reorganiza, busca nuevas fuerzas y contraataca.

 

Esto se puede ver con el ejército oficial de El Salvador, a principios de la década de los ochentas. Al no haber posibilidades de que la guerrilla derrotara del todo a su oponente o viceversa, los insurgentes decidieron invitar al diálogo. Y por esa misma razón el gobierno de El Salvador y su aliado, los Estados Unidos, no tuvieron necesidad de aceptarlo. Si las fuerzas militares de El Salvador estuvieran solas, seguramente la fuerzas políticas aceptarían un diálogo para negociar el poder, o de lo contrario seguiría la guerra hasta que alguien resultara vencido. Pero como la posibilidad de una derrota militar definitiva no existe, tampoco existe la necesidad de negociar en un diálogo. Lo que implica que un diálogo en esas condiciones no tiene como fin la negociación de los principios esenciales del Estado que se defiende o del que se pretende instaurar. No es una conversación para llegar a un acuerdo sobre la forma de gobierno, sino sobre las condiciones de la guerra. En el caso colombiano la capacidad ofensiva de la guerrilla distaba mucho de llegar siquiera al nivel de equiparar al Ejército oficial. Por consiguiente, del diálogo no se podía esperar demasiado.

 

Mientras la guerrilla siga dando golpes para retirarse enseguida porque no tiene capacidad de resistir la reacción de su enemigo no se puede afirmar que esté en capacidad negociadora, militarmente hablando. De allí que no se pueda concluir que el Diálogo surgió a partir del avance ofensivo del movimiento guerrillero. No hay hechos militares para sostener esa afirmación. Lo que sí existía era una importante presencia política de la guerrilla que le aumentaba sus proporciones. Desde ese punto de vista, el diálogo para el poder civil tenía una justificación clara. Se trataba de restarle imagen y espacio a los insurgentes.

 

Al respecto, el expresidente Turbay Ayala y las fuerzas que lo acompañaron fueron más prácticas, negándose siempre a un proceso de paz al cual no estaban literalmente forzados. Durante su administración los grupos rebeldes fueron colocados a la defensiva militar luego de los golpes del Ejército. Como prueba, Turbay presentó un historial de consejos verbales de guerra que arrojaron cerca de 500 guerrilleros prisioneros, incluyendo la plana mayor del M-19 e importantes miembros de otras organizaciones. Si podía golpearlos en lo militar, el espacio político era secundario. Pero entonces se plantea otro interrogante: ¿Si no fue la fuerza militar de la guerrilla la que llevó a Betancur a abrir un Proceso de Paz entonces, ¿qué fue?

 

Desde los años sesentas Belisario Betancur marcó un tono distinto al de sus colegas del Partido Conservador. Fue notorio en 1965 cuando protestó la invasión norteamericana a la República Dominicana. Después, en 1970, lanzó su candidatura presidencial como disidente de su partido y del Frente Nacional. Es el hombre que se identificaría con la consigna del “Cambio cambio cambio”, y que a pesar de eso surgió como candidato oficial del conservadurismo en 1978 y 1982, porque servía para unir las dos fracciones en que se encontraba su Partido. Político de grandes dotes, Betancur logró en 1982 un 30% más de los votos esperados por la maquinaria electoral del Partido Conservador.

 

Betancur contrastó –a simple nivel del estilo- con los dos gobiernos que le precedieron, el de López Michelsen (1974-1978) y el Turbay (1978-1982) ambos aislados del colombiano común y con cierta dosis de prepotencia.

 

No se puede negar que las acciones que las acciones del M-19 habían despertado en muchos sectores de la población una sensación de capacidad de respuesta frente a esos dos últimos regímenes liberales. A Betancur y a los dirigentes colombianos eso les preocupaba. No eran las acciones militares lo importante, sino la capacidad de expresar mediante acciones armadas un sentimiento de rechazo generalizado a esas formas de gobernar. El M-19 hacía resaltar lo que sabía que la clase dirigente no lograba esconder: el desgaste del liderazgo bipartidista, su carencia de iniciativas. Gobernaban básicamente por la inercia del Frente Nacional, sin fuerzas de oposición que los retaran o los estimularan.

 

Betancur triunfó electoralmente precisamente porque fue más sensible a ese sentir nacional y recogió esa opinión. Puso en marcha un estilo de gobierno populista, poco visto desde la dictadura del General Rojas Pinilla (1953-1957) y que se expresó no solamente en la actitud frente a la guerrilla sino en todo su programa de gobierno. Si se observa el conjunto de las acciones de la administración Betancur, se puede concluir que las radicalizaciones entre los sectores y gremios que se dieron no surgieron exclusivamente por su política de paz –o por la respuesta del movimiento guerrillero-, sino por la confluencia de ésta con otras políticas que molestaron a las fuerzas establecidas del bipartidismo, aferrados al “autoritarismo excluyente”, según la definición del profesor norteamericano Bruce Bagley.

 

Una de las mayores sorpresas que dio Betancur y que motivó severas radicalizaciones en su contra, fue su política exterior. El país de bolsillo de la política estadounidense en América Latina súbitamente se convirtió en uno de los más tercermundistas. Betancur creó e impulsó el Grupo Contadora para buscar soluciones negociadas al conflicto centroamericano. Formalizó el ingreso al Movimiento de Países No Alineados y replanteó la posición de Colombia frente a Argentina luego del respaldo que a nombre de los colombianos le dio Turbay Ayala a Inglaterra en la guerra de las Malvinas.

 

Este viraje en la política exterior tuvo efectos y costos. Para el Proceso de Paz tuvo un efecto a corto plazo: La simpatía de la cual gozaban los grupos guerrilleros colombianos en el exterior, tanto a nivel de Gobiernos como entre sus fuerzas progresistas (especialmente en México, Francia, Cuba y Nicaragua) se redujo al mínimo aceptable. ¿Cómo podían México, Nicaragua o Cuba darle algún tipo de respaldo a grupos guerrilleros de Colombia cuando el presidente de este país estaba asumiendo una política infinitamente más importante para sus intereses regionales?

 

En el frente interno, Betancur provocó sacudidas parecidas. El saneamiento del sector financiero y la protección parcial a la industria nacional fueron innovaciones importantes. Por un lado, Betancur restringió las importaciones fortaleciendo a ésta última. También tomó acciones concretas contra varios grupos financieros –entre ellos el grancolombiano de Jaime Michelsen-, acusados de dolosas maniobras que perjudicaron a terceros.

 

Hay que recordar también que Betancur removió inicialmente a una parte de los mandos militares radicales cuando éstos pasaron de hacerle oposición ´soterrada´ a hacerla en forma abierta y pública. Por lo menos en sus discursos y al inicio de su mandato, redujo la participación de los militares en la política civil. Que fuera incapaz de controlarlos es un problema diferente.

 

Aún en una rama independiente del ejecutivo el cambio fue notorio. Concretamente, en el ejercicio de la Procuraduría General de la Nación. Del Procurador Guillermo González Charry (1978-1982), que convalidó tosa las conductas del gobierno Turbay Ayala y que inclusive fue acusado de indelicadezas para beneficio personal, se pasó a un Procurador crítico, Carlos Jiménez Gómez, escogido por la Cámara de Representantes, de la terna presentada por el Presidente.

 

Finalmente, y aunque a otro nivel, hay que anotar la recuperación de un mínimo de identidad nacional que produjo el nacionalismo populista de Betancur; sus coloquios televisivos en lenguaje para las masas; los aguardientes que reemplazaron el whisky; la promoción de los cigarrillos colombianos en vez de los extranjeros; las tertulias culturales en Palacio en vez de las recepciones de traje largo y smoking.

 

Si no se suman los anteriores factores, se cae en la trampa de adjudicarle la culpa de la radicalización social durante ese período exclusivamente al Proceso de Paz, o a la actitud del movimiento guerrillero, o a los militares, o a los turbayistas, cuando realmente existió un proceso integral (si no un proyecto integral) que afectó los nervios del poder tradicional colombiano.

 

Este breve recuento de unos aspectos de la administración Betancur no busca exaltarlo sino valorar algunas de sus políticas en el contexto de las que habían sido las tradicionales del bipartidismo. Si no se tomara ese espectro quedarían incompletas muchas explicaciones, en especial la reacción de las fuerzas conservadoras, que escogieron como objetivo fácil de ataque al proceso de paz. Fue en este terreno donde mejor pudieron confrontar al Presidente. Betancur mismo ya se había responsabilizado por lo que sucediera aunque la situación estuviere fuera de su manejo político, como aconteció durante la toma del Palacio de Justicia.

 

Muchos políticos y dirigentes de los dos partidos tradicionales sintieron amenazados sus intereses por el Proceso de Paz: el intento de legalizar a los guerrilleros podría haber dado como resultado el rompimiento de la hegemonía bipartidista, premiando a los grupos que llegaron al escenario político por las armas y no mediante el clásico proselitismo civil.

 

Si en los terrenos descritos atrás fue clara la política de Betancur, las aireadas relaciones que despertó en sus copartidarios también lo fueron. La mayoría no comprendió su proyecto y el servicio que de todas formas le prestó al bipartidismo, al revitalizarlos sin que surgieran movimientos de oposición importantes.

 

Después de Betancur, la derecha colombiana se delineó más nítidamente, incorporando incluso a los militares. Éstos, tras el gobierno de Turbay Ayala que los colocó en el primer plano de la sociedad civil, continuaron en lugar de prominencia. Actuaron por su propia cuenta utilizando herramientas políticas como cualquier partido. Se hicieron grandes auto-homenajes de solidaridad; informaron y prepararon a la prensa según sus propios intereses; promovieron declaraciones gremiales y hasta organizaron el desconocimiento del máximo tribunal de Justicia Civil (el Consejo de Estado) cuando éste condenó en 1985 al Ministro de Defensa –General Miguel Vega Uribe- por torturas cometidas bajo su jurisdicción siendo comandante en Bogotá de la XIII Brigada.

 

En esas circunstancias bastaba con azuzar al Ejército, la “primera rueda suelta” del fenómeno, para que iniciara su acción de saboteo sicológico y militar. Al mismo tiempo, la inmadurez política de varios de los grupos comprometidos en el Proceso facilitó esta perspectiva. Y también la forma como Betancur quiso manejar las fuerzas militares hizo que los enemigos, no de la paz sino de su Proceso, se fortalecieran dentro de esta institución.

 

El Ejército fue el aliado natural de los políticos anti-paz y en general de los militaristas atrincherados en los medios de comunicación. Los generales sólo necesitaron un poco de respaldo de empresarios y de la alta dirección política para convencerse que el problema era en ese momento con Betancur y no con la clase política en su conjunto.

 

Al inicio del mandato de Betancur y hasta la salida del General Landazábal como Ministro de Defensa en diciembre de 1983, la institución armada sentía que había sido dejada de lado en un tema en el cual ellos eran los expertos, no sólo por su información de inteligencia, sino por su experiencia en la confrontación directa con los grupos rebeldes.

 

Un General describió la primera reunión de Betancur con el alto mando, en julio de 1982, antes de posesionarse. Como ya es tradicional con los Presidentes electos, todos los Generales de la República se presentan para exponerle la situación de orden público. Y lo hicieron en el orden y con la preparación y documentación típica de las Fuerzas Militares para esos eventos. Al concluir la presentación, Betancur, en un gesto que los militares interpretaron como un desplante, tomó la palabra no para comentar, controvertir o siquiera agradecer la información, sino para limitarse brevemente a asegurarles que él estaba comprometido con unos cambios, y que en sus planes contemplaba ofrecerle a la guerrilla la amnistía e iniciar un diálogo.

 

Los Generales le insistieron en que el objetivo de la guerrilla, de todos y cada uno de los grupos, no era otro distinto al de la toma del poder total, y que esto hacía irrealizable su incorporación gradual y pacífica a la vida civil. Le reiteraron a Betancur que la amnistía y el Proceso en su conjunto sería aprovechado por los insurgentes para ganar más adeptos, para descansar de las fuertes campañas de 1979-1982 –en las que fueron duramente golpeados-, para divulgar ampliamente sus doctrina y para rearmarse. Además insistieron en el carácter internacional de la lucha guerrillera. Ninguno de los argumentos alteró la posición de Presidente electo ni le motivó comentarios adicionales.

 

Sin quererlo tal vez, Betancur reforzó en el Ejército a los mandos que habrían de oponérsele, en vez de fortalecer a quienes tenían una visión coincidente con su tesis de los factores objetivos de la subversión. Lo hizo nombrando –o permitiendo que se nombrara- a los oficiales menos afines a sus tesis en los cargos de mayor importancia. Se impuso la línea abierta a la guerra sucia, a la tortura, a las actividades para-militares.

 

Betancur actuó como si la tradicional unidad de mando de la institución armada significara unidad de criterios. Una cosa es el respeto al mando, a las órdenes y a la jerarquía, y otra es creer que dentro de los militares no hay distintas interpretaciones de lo que debe ser y hacer una institución frente a los fenómenos específicos del país, y tan ligado a ellos, como el de la subversión.

 

Cuando el Presidente emprendió su Proceso en contra de las advertencias de los mandos militares, les asestó a éstos un golpe político. La institución se sintió atacada en su conjunto. Y reaccionó como un cuerpo. Los sectores que hubieran podido ser afines al plan quedaron huérfanos. Su jefe natural debió haber sido el propio Betancur, pero éste no supo, o no quiso asumir el liderazgo. Prefirió continuar con la tradición de los Presidentes colombianos que siempre han dejado que las purgas internas, los ascensos y el poder, se resuelvan en el seno de las propias Fuerzas Armadas sin interferencia de los civiles.

 

Pero como el Proceso de Paz estaba directamente relacionado con las Fuerzas Militares, la falta de control político sobre esa institución fue decisiva para alienarlas del Proceso y Betancur pagó las consecuencias.

 

En las filas de combate, donde realmente se desarrolla la dinámica de guerra, donde se viven las campañas y la muerte ronda sin una mística profunda que sirva como aliviadora, se extendió un sentimiento de frustración. Los soldados no querían combatir. Era entendible. Sus enemigos, los guerrilleros recibían reconocimientos del Poder Civil. Se entrevistaba el presidente Betancur con el M-19 en España, y los dirigentes subversivos aparecían en las primeras planas de los diarios y los medios de comunicación. La tropa no quería combatir y era lógico. Primero, porque el Poder Civil no la había tomado en cuenta para definir la política. Segundo, porque la guerrilla aparecía como triunfadora. Tercero, porque estaban convencidos del fracaso del Proceso de Paz desde su nacimiento. Los Generales más expresivos (¿o explosivos?) aprovecharon esta situación para colocarse ante sus tropas como los defensores del orgullo militar.

 

Si los militares fueron poco afectos a Betancur y sus políticas desde los primeros días del régimen, nada consolidó tanto su desamor como el informe del Procurador General sobre los escuadrones de la muerte (el MAS en particular) en el que se implicaba a sesenta militares. La anti-política de paz, al interior de la institución más sensible al Proceso, quedó definitivamente conformada. No valió el desayuno en el Palacio Presidencial en el que Betancur intentó atenuar los cargos, asegurando que si ellos no eran culpables no tenían de qué preocuparse, y repitiendo que de todas formas el informe no pasaba ni pasaría de ser un informe. Los militares, sin siquiera agradecerle al Presidente el gesto de invitarlos, se retiraron sin decir una sola palabra. A partir de entonces el comportamiento de los militares se radicalizó. Empezaron a provocar tensiones con su presencia en las reuniones de las Comisiones de Paz con la guerrilla, amparándose en el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales. Sucedió en 1985, en los alrededores de la población de Florida al igual que cuando una columna del M-19 intercambió disparos con el Goes mientras se dirigían a firmar el Acuerdo de Cese al Fuego y Diálogo Nacional en Corinto. Los militares hostigaban al M-19 al tiempo que los escuadrones de la muerte asesinaban a amnistiados como Carlos Toledo Plata y otros. Finalmente, en una carta del Ministro de Defensa –General Matamoros-, los militares esclarecieron su posición: El mando militar no suspendería sus operaciones en ninguna parte del territorio nacional ya que el Proceso de Paz no estaba amparado bajo preceptos constitucionales. Enseguida se inició la ofensiva militar que le devolvió el ánimo y la moral de combate a las filas de soldados. El Ejército asumió la defensa de su institución, protegiendo a los acusados de acciones ilícitas como si fueran el alma de las Fuerzas militares, como sucedió cuando el Consejo de Estado condenó al Ministro Vega Uribe por torturas. La impotencia del Presidente fue tal, que sólo pudo ratificar al General en su cargo. Destituirlo habría sido una provocación demasiado severa. Así, sin una autoridad civil que los llamara al orden y les hiciera cumplir con las reglas del servicio, los mandos consolidaron su proceder independiente de la política de Betancur.

 

De las acciones militares pasaron a las políticas. Algunos altos mandos se reunieron con los dirigentes políticos incondicionales a ellos, se aliaron con gremios, lanzaron campañas de acción político-militar, de propaganda sicológica, y comprometieron a los medios más influyentes.

 

Los militares entendieron que necesitaban moverse dentro de la política civil para imponer su política en el terreno militar. Y así lo hicieron. Iniciaron actividades como organizar a los hacendados del Huila para protestar por la difícil situación creada por los guerrilleros con el cese al fuego; lanzaron la tesis del proselitismo armado de las FARC; hicieron periódicos descubrimientos de arsenales de guerra de los distintos grupos para demostrarle a la opinión pública que éstos se preparaban para la guerra y no para la paz; acusaron de todo secuestro a grupos guerrilleros... e iniciaron una intensa campaña para homenajear públicamente a los Generales en reconocimiento de su propia política.

 

Betancur no intentó alterar esa dinámica. Se mantuvo al margen de la lucha por el poder dentro del ejército, alejándose de la posibilidad de influenciar el ascenso o la salida de algunos cuadros antes de que se produjera una crisis mayor. Sólo cuando su Ministro de Defensa Landazábal –ya listo para el retiro- lo contradijo en público, actuó formalizando su retiro de las Fuerzas Armadas.

 

Pero tampoco aprovechó la mini-crisis para influir en el nombramiento de los nuevos mandos. Retiró algunos oficiales que sólo estaban interpretando el malestar de la institución, mientras los verdaderos opositores de Betancur se afianzaron en las posiciones vacantes.

 

En el otro extremo de la ecuación, se sumó la forma como asumió el Proceso de Paz el M-19. En el terreno político abierto no pudo competir ni con los viejos partidos, ni con los medios de comunicación.

 

En el diálogo y en la confrontación cara a cara con la opinión pública, sus líderes guerrilleros tampoco lograron consolidarse. Es cierto que reclutaron a muchos jóvenes en sus campamentos urbanos, pero en la instancia política global no ofrecieron nada diferente a la posibilidad de irse “pa’l monte” cuando el M-19 volviera a la lucha armada abierta.

 

Durante su período de semi-legalidad, el M-19 se dedicó a las actividades sociales con la dirigencia colombiana. Realizó innumerables charlas con los ministros y altos funcionarios; recorrió los cocteles de la burguesía bogotana en una especie de presentación en sociedad. Era un espectáculo, para decir lo menos, inverosímil, luego de las pilatunas del Bateman en el Cantón Norte, en la Embajada de la República Dominicana y en el Caquetá. Pero como quehacer político no impresionaba.

 

Tampoco fue suficiente motivo para irse a la guerra, el que a los líderes del M-19 no se les permitiera hacer manifestaciones políticas en las calles, o que fueran sujeto de persecuciones y atentados, o que el Ejército siguiera haciendo lo que se supone debía hacer. ¿Había que ir al monte para resolver el problema de la participación de la guerrilla en la política legal?

 

El desprestigio del M-19 avanzó a la par del Proceso de Paz, ayudado en gran parte por la incansable campaña que le decretaron los medios de comunicación. Esta combinación de factores creó las condiciones para que fuera golpeado sin que reaccionara el país. No bastaba audacia para lograr un nuevo espacio político institucional. La audacia era sólo un ingrediente en el sancocho de la revolución y Bateman no alcanzó a perfeccionar una receta para Colombia. No se puede culpar a la derecha, a los militares, a los escuadrones de la muerte, a la gran prensa, o a las vacilaciones de Betancur. Los movimientos que hacen oposición armada no pueden justificar los resultados de su propia política por la reacción que generan. Por supuesto, los militantes del M-19 aseguran que no esperaban que durante el Proceso el país se polarizara tanto. Pero no actuaron eficazmente para neutralizar la reacción. Con los medios de comunicación les sucedió lo mismo. No podía esperarse que la prensa oficial fuera la tribuna abierta de la guerrilla legal. La ausencia de medios para hacer su campaña tampoco es una justificación. En este terreno un ejemplo de cómo un movimiento opositor lograba cuestionar el poder tradicional lo dio la Anapo. Rojas Pinilla logró en 1970 una movilización masiva con todos los factores en su contra. La Anapo fue un movimiento que se gestó durante el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1979), que recogió ese gran sentimiento contra el Frente Nacional, y logró llevarlo al terreno tradicional de la política colombiana, la plaza pública, y después de las elecciones, done obtuvo una votación casi igual a la del candidato oficial. Si bien la Anapo no tuvo el contenido programático que una academia de ciencias políticas desearía, dio lecciones sobre capacidad de movilización. La nueva guerrilla que pretendió beber en las fuentes del anapismo sufrió un proceso curioso. Logró por medio de las acciones armadas insertarse en el escenario nacional. Pero una vez en éste, siguió pensando que la razón de estar allí era seguir con las armas. Su creencia de que le habían jugado sucio durante el Proceso de Paz los llevó a volver a la óptica militarista. Rotos formalmente los Acuerdos de Cese al Fuego y Diálogo Nacional, pretendieron volver a las acciones netamente militares, a las de propaganda armada, y finalmente a las político-militares como el asalto al Palacio de Justicia. En resumen, las dos fuerzas que más promovieron la dinámica del Proceso de Paz, el M-19 y el Gobierno Betancur, adolecieron de una capacidad real de llevar a cabo los propósitos que los movían.

 

Cuando el Gobierno Betancur perdió su esfuerzo por legalizar al M-19, el Ejército ganó la partida y quedó como única alternativa someter a esa guerrilla por la fuerza. Después de haber enfocado toda su energía durante cinco meses (desde junio hasta noviembre de 1985) para desprestigiar a las Fuerzas Armadas, el M-19 se le colocó de frente, pensando que su triunfo sería político. Entrar al Palacio de Justicia para juzgar al Presidente, era colocarse de rojo frente al toro y sin burladero. Creer que la Rama Jurisdiccional o cualquier otra entidad habría sido respetada en esas circunstancias por el Gobierno o los militares fue desconocer la profundidad de las heridas que abrió el Proceso de Paz y su manejo por las partes involucradas.

 

En el asalto al Palacio de Justicia se dieron cita tres pasiones que se sintieron frustradas por los resultados de una política que no benefició a ninguno de los actores. Perdió el Gobierno, perdió el Ejército que se impuso, perdió el M-19 que gestó la situación.

 

¿Y?

¿Qué pasa cuando en el país mueren violentamente once de los 23 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, cuatro Magistrados Auxiliares, y dieciséis abogados auxiliares? ¿Qué pasa cuando con ellos mueren el administrador del edificio, tres conductores, dos celadores, una ascensorista y desaparecen todos los empleados de la cafetería y tres visitantes? ¿Qué sucede cuando 35 guerrilleros irrumpen por la fuerza en la sede del tercer poder público y la fuerza pública irrumpe tras ellos con la anuencia del poder Ejecutivo, sin mediar esfuerzos civilizados por impedir una masacre? ¿Qué sucede en un país donde los miembros de la Corte Suprema de Justicia y sus colaboradores no son respetados ni siquiera en calidad de rehenes, ni por la subversión ni por las autoridades legales?

 

La respuesta a esos interrogantes es una sola. Cuando en un país se puede asesinar a la justicia, se puede asesinar a cualquiera. A todo el mundo. Las instituciones, al enfrentarse al reto que les planteó la guerrilla, dieron una respuesta que las devaluó. Perdieron autoridad y permitieron que la cohesión nacional sufriera un grave golpe. Demostraron una debilidad frente a las crisis, que son el reflejo de años de descuido y decadencia. Una debilidad que sólo pudieron superar por la fuerza, contrariando los principios del Estado de Derecho. Cuando el Estado es el primero en romper las reglas del juego frente a los asociados que las respetan y que están encargados de hacerlas respetar, el principio de Estado, la razón de Estado, empieza a desvanecerse y se abre una batalla para reconstruir esas instituciones debilitadas. Como se abre el juego en un casino en el que todos los que compren fichas tienen armas para jugar, en la política colombiana todos han comprado armas para jugar, pero son fuego. El país se encontró en esos dos días de noviembre con un poder ejecutivo tan débil políticamente que para subsistir como gobierno tuvo que sacrificar la vida de los funcionarios de la Corte. Se encontró con una Fuerzas militares tan desorientadas frente a su pequeño enemigo que prefirió romper las reglas del servicio. Se encontró con una justicia tan desvalorizada que ni sus ruegos ni sus órdenes sirvieron para salir del campo de batalla entre los extremos armados de la política nacional: el Ejército y la guerrilla. Comprobó también que los representantes de las instituciones se sienten amenazados por una minoría armada y aventurera, frente a la cual sólo pueden responder con el exterminio. Dieron esa señal y la guerra sucia empezó a galopar por el país. Mostraron que ante la amenaza subversiva es mejor auto-defenderse que acudir a la Fuerza Pública para que defienda al ciudadano. En resumen se demostró que quienes están dirigiendo los destinos de la Nación, perdieron su capacidad de actuar de acuerdo a los principios de la Constitución, abriendo un abanico de opciones en las que se corre el riesgo de pasar por un intenso período de caos y violencia antes de volver a reconstruir los principios que debían regir la convivencia en una sociedad democrática de fin de milenio.


 


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La historia patria: un baño de sangre

 

Cuando el jefe del M-19 Carlos Pizarro desertó de las Farc y se largó por la selva una madrugada de 1973, dejó un papelito que decía: "Ya vuelvo". Nunca volvió. Después de combatir en ciudades y montes durante 19 años, se desmovilizó con su gente en enero de 1990. Un sicario lo asesinó tres meses después. Igual suerte corrieron unos 80 militantes del antiguo M-19, entre ellos 40 de los 52 dirigentes que el movimiento tuvo. Sumados a los que perecieron con las armas en la mano, los pocos jefes sobrevivientes calculan hoy que murieron cerca de 400 miembros durante los 17 años de vida de este grupo que nació como una "guerrilla chévere" y terminó provocando una de las peores tragedias de la historia nacional: el asalto al Palacio de Justicia. Pizarro, el M-19 y la violencia política en Colombia fueron tema de una semana de reflexiones en la Casa América-Cataluña de Barcelona. Allí quedó en evidencia que el país ha sacrificado a millones de compatriotas en un baño de sangre que, en el mejor de los casos, lleva 61 años (desde el 9 de abril de 1948) y, en términos más realistas, no ha parado desde hace dos siglos. A los que tomaron las armas hay que sumar sus víctimas directas. Y a ellas, otras víctimas: las viudas, los huérfanos, los desplazados, los perseguidos injustamente, los que acabaron sumidos en la miseria...

La violencia solo nos ha dejado dolor y más violencia, hasta bordear el exterminio. Fueron exterminados los gaitanistas, los antiguos guerrilleros liberales, los 3.000 militantes de la UP y buena parte de los que lucharon con ellos o contra ellos. Un instituto calcula que el 14 por ciento de los desmovilizados de los años 90 -más de 700- terminaron abaleados en una esquina o en la puerta de su casa. Otros políticos cayeron en una tarima, como Luis Carlos Galán; un aeropuerto, como Bernardo Jaramillo; un andén, como Álvaro Gómez Hurtado; una calle, como Fernando Landazábal, o un semáforo, como Manuel Cepeda Vargas. El narcotráfico exacerbó la violencia al dotar de armas más mortíferas a guerrilla y autodefensas. También el Gobierno mata mejor ahora. Una de las peores consecuencias de la estrategia guerrillera de combinar todas las formas de lucha -las legales y las ilegales- es que el Establecimiento aprendió rápido y ahora combate con la Constitución en una mano y, en la otra, las ejecuciones extrajudiciales y las masacres paramilitares.  El lento y doloroso repaso del fracaso de las armas en nuestra historia, tal como se hizo en Barcelona esta semana, conduce a una conclusión: el remedio no es más de lo mismo, sino un esfuerzo de todos los sectores, con la indispensable ayuda de organismos internacionales, por crear un país más justo y pacífico.

No podemos seguir sacrificando colombianos valiosos que, equivocados o no, buscan una patria mejor en esta larga guerra.

ESQUIRLAS. 1) Busque y vea en YouTube el reciente debate del senador Gustavo Petro sobre el tenebroso DAS de este Gobierno. Escalofría. 2) Además de absolver a los amigos de Uribe, el Procurador ahora persigue a sus contradictores. Acusar a un viejo líder del Moir como Jorge Enrique Robledo de cooperar con las Farc es como decir que la 'Chiva' Cortés espía para Millonarios. 3) Que se preparen para las retaliaciones quienes, como él, denunciaron los negocios de Tom y Jerry y el TLC. 4) Es gigantesca ironía que entre los absueltos por el Procurador figuren los altos funcionarios que, según la Corte, incurrieron en cohecho para reelegir a Uribe; y entre los investigados, gente que arriesga su vida por la paz. 5) ¿Qué opinan ahora los del Polo que votaron por este Procurador? 6) ¿Hasta cuándo seguirá produciendo el computador de 'Raúl Reyes' información oportuna para los afanes del Gobierno? 7) Recomiendo ver, sin prejuicios, los documentales de Hollman Morris sobre recuperación de rehenes.

 

A Carlos Pizarro lo asesinó el DAS  

 

por ABP Colombia/ El escándalo de los teléfonos chuzados son solo la punta del Isberg y que por estos dias la prensa se ocupa; el DAS ha asesinado, ha desaparecido, ha torturado o después de torturar ha matado y los  cadáveres los han desaparecido, tengo problemas en la conjugación de los verbos y es que esos delitos como los verbos para conjugarlos se dan en todos los tiempos y  mas en este gobierno de  Uribe que les ha puesto  la calles vacías para cometer cuanto crimen se les antoje.

Los verbos asesinar, torturar, desaparecer, chuzar, robar... hay que conjugarlos en todos los tiempos y tendremos una definición del DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE inSEGURIDAD…  DAS

Uno de los asaltos mas espectaculares que se han dado en el País ocurrió en la Ciudad de Pasto, en Octubre de 1987, un carro que transportaba valores llevaba una gran suma de dinero para pagar a los trabajadores del Ministerio  de Obras Públicas y fue interceptado a bala por unos asaltantes que mataron al conductor del vehículo y se llevaron el millonario botín que junto con las armas utilizadas las enviaron con una empresa de transportes que llevaba paquetes recomendados a otras ciudades del País; la dirección del destinatario era de la oficina del DAS de Popayán y los remitentes otros agentes del DAS y que fueron quienes asaltaron el vehículo de valores. El botín salió de Pasto en medio del mayor operativo de seguridad que luego del cinematógrafico asalto se montó en todas las salidas de la ciudad. Estos agentes se habian ganado la confianza de sus jefes por ser “martillos” término que en las agencias del Estado le dan a quien asesina hasta por gusto y los utilizan para las Operaciones “Limpieza”

Estos agentes del DAS eran los que  inventaron una nueva palabra: el Atrancón que quería decir atraco y trancón de vehículos, modalidad de montar retenes para despojar de sus pertenencias a los pasajeros de los vehículos que en esas vias del  Sur se movilizaban. Había agentes del Das que trabajaban en la Presidencia de la República y  pedian permisos para ir a participar de semejantes asaltos con los que asolaron las vias de los departametnos de Cauca, Valle y Nariño en los años 80s, 90s…

El asesinato de Carlos Pizarro a bordo de un avión se lo adjudicó Carlos Castaño, pero, investigaciones que en su día se hiceron determinaron que la autoría intelectual del magnicidio correspondió al general Maza Márquez Director del DAS y quien también participó fisicamente en todo el inter criminis, ya que se encargó hasta de colocar el arma  en el baño del avión donde se asesinó a Pizarro, el sicario fue un “préstamo” que hizo un oficial del Ejército.

La investigación con todos los detalles se la entregaron a Antonio Navarro y a Vera Grave, quienes determinaron ocultar a los autores del magnicidio ya que habian hecho con un Pacto de Silencios con la oficilaidad del Ejército y la Policia. El general Maza Márquez era general de la Policía. Además el general había admitido en las  filas del DAS a muchos ex militantes del M.

El DAS participó en la matanza de militantes de la Unión Patriòtica, de sindicalistas y periodistas opositores, aportó rutas de desplazamiento de otros candidatos que en  1990 fueron asesinados y con semejante Curriculum Vitae se ha encargado de diseñar las campañas presidenciales de Uribe a sangre y fuego con sus socios paramilitares encargados de la intimidación.

Hasta 1990 funcionaba en el Ecuador una central de inteligencia similar en funciones al DAS colombiano; agentes de esa entidad detuvieron en Quito a los hermanos Restrepo (de origen colombiano) a quienes torturaron y asesinaron; se hicieron las investigaciones y se descubrió a los agentes responsables y a pesar de que los agentes actuaron por fuera de la entidad, la Central de Inteligencia cesó en sus funciones y su director se suicidó ante el peso de haber sido director de una entidad que amparaba al par de asesinos. Qué pensaran nuestros hermanos del Continente

 

 

 

 

Bollettino di informazione del 25/06/2009 - CLAMORI DALLA COLOMBIA!

 

11/06 - CONDANNATI DUE EX CONGRESSISTI PER CORRUZIONE

 

Il 3 giugno scorso la Sala Penale della Corte Suprema di Giustizia della Colombia ha condannato due dirigenti politici, Teodolindo Avendaño e Iván Díaz Mateus, che erano accusati di corruzione, offerta dal governo Uribe per favorire l'approvazione della riforma costituzionale che ha reso possibile la rielezione presidenziale nel 2006.

 

Avendaño, l'ex rappresentante alla Camera per il Dipartimento del Valle, è stato condannato a otto anni di carcere per i crimini di corruzione ed arricchimento illecito, mentre a Díaz Mateus sono stati comminati sei anni di prigione per concussione. Nel primo caso, la Corte ha determinato che l'ex parlamentare ha ricevuto incentivi economici per assentarsi nella sessione del Congresso in cui si sarebbe svolta la votazione principale del progetto di rielezione presidenziale; Avendaño, infatti, si opponeva al progetto, ed il suo ritiro dalle votazioni ha favorito l'approvazione della riforma costituzionale in funzione della rielezione.

La condanna contro Díaz Mateus è dovuta al crimine di concussione (pressione su un funzionario pubblico), in quanto complice nel tentare di convincere illecitamente la ex congressista Yidis Medina (da cui il nome dello scandalo, “Yidispolitica”) a votare a favore del progetto di rielezione presidenziale. Nonostante Medina avesse annunciato che avrebbe votato contro nella Prima Commisione della Camera del Congresso, dove il suo voto era decisivo, all'ultimo momento ha mutato la sua decisione in favore del presidente Uribe, e dopo qualche tempo ha rivelato di averlo fatto perché era stata corrotta da un funzionario del governo. Di tale corruzione Medina ha accusato l'allora ministro colombiano della Protezione Sociale, Diego Palacio, e l'attuale ambasciatore colombiano in Italia, Sabas Pretelt de la Vega , altro losco figuro coinvolto in numerosi processi e scandali, che all'epoca dei fatti era ministro degli Interni e della Giustizia. Mentre il Congresso colombiano è in procinto di approvare un nuovo progetto di legge per proporre un referendum che garantisca la possibilità al presidente Uribe di essere rieletto per la seconda volta, si conferma il quadro criminale che era già stato tratteggiato all'epoca dell'esplosione dello scandalo: il presidente si è garantito la rieleggibilità con la corruzione e l'inganno. Un altro scandalo, quello della “parapolitica”, dimostra invece le pressioni dei paramilitari sui civili per garantire i voti alla cricca presidenziale con le minacce, le intimidazioni, gli atti terroristici. E per il partito di Uribe votano anche i morti, o la stessa persona vota più volte, secondo il copione classico dei luoghi ad altissima infiltrazione mafiosa. Dunque il governo Uribe è illegale, in quanto ha ottenuto con la corruzione la possibilità di candidarsi, ed è illegittimo, perché ha ottenuto la maggioranza dei voti (in un paese in cui l'astensionismo si attesta intorno al sessanta percento) grazie a minacce paramilitari. In questo bel quadro di “democrazia” il presidente Àlvaro Uribe continua imperterrito nel suo ruolo, senza accennare minimamente alla possibilità di dimissioni per i continui scandali che lo coinvolgono, e senza che la cosiddetta comunità internazionale dica alcunché.

 

13/06 - MANCUSO, EX CAPO PARAMILITARE: “CONNESSIONI FRA AUC E MILITARI PIU' SCANDALOSE DI QUELLE CON I POLITICI”

 

Il capo paramilitare Salvatore Mancuso, dal carcere statunitense dove è recluso da quando è stato estradato dalla Colombia, avverte il presidente Álvaro Uribe che le prove sul coinvolgimento dei militari colombiani con le /Autodefensas Unidas de Colombia/ (AUC), il più grande e crudele gruppo paramilitare del paese che oggi perpetua con altri nomi le sue attività terroristiche dopo il cosiddetto processo di “smobilitazione”, “sarà più doloroso e traumatico” di quello della “parapolitica”.

 

In una lettera inviata da Mancuso da un carcere di Washington al presidente Uribe, comandante in capo delle Forze Armate della Colombia, l'ex capo paramilitare afferma che “diventa sempre più difficile dissimulare i vincoli delle Forze Armate, della polizia e dell’/intelligence/ con i diversi attori del conflitto”. “Ogni volta di più l'evidenza, l'efficacia e la dimensione fuori dal comune degli atti metterà in luce ciò che è inoccultabile”. Salvatore Mancuso ha inoltre affermato che “inizialmente questi vincoli potranno essere mostrati come casi isolati che non mettono in gioco la responsabilità delle istituzioni militari, ma alla fine sarà evidente che tutto questo non è sorto da decisioni individuali, ma piuttosto da una politica di Stato”. Mancuso, appartenente all'omonimo clan che ha profonde radici nella 'ndrangheta calabrese, ha avuto sempre rapporti preferenziali col presidente Uribe, al quale ha persino regalato alcuni macchinari agricoli; Uribe gli ha lungamente garantito l'impunità, salvo poi concedere agli Stati Uniti la sua estradizione affinché non vuotasse il sacco. L'ex capo paramilitare non ha gradito, e, nonostante le minacce pervenute in Colombia ai suoi familiari più stretti, inizia a raccontare gli inestricabili rapporti fra militari, politici e paramilitari colombiani.

Mancuso parla esplicitamente di “politica di Stato”: ed infatti è evidente la strategia complessiva del terrorismo di uno stato che usa i paramilitari come arma contro la popolazione per ottenere vantaggi elettorali, e sfollare contadini per consegnare le loro terre alle multinazionali, garantendo a queste la sistematica eliminazione fisica dei sindacalisti ed al governo l'eliminazione degli oppositori politici. Mancuso deve essere rimpatriato, raccontare quelle verità tanto scomode al regime e poi essere castigato esemplarmente dalla giustizia popolare, unica vera garante nei confronti delle vittime e delle loro famiglie ormai asfissiate dal feroce cappio dell’impunità. E ad Uribe, stessa sorte.

 

14/06 - CONDANNATI DUE EX CONGRESSISTI PER CORRUZIONE

 

Il 3 giugno scorso la Sala Penale della Corte Suprema di Giustizia della Colombia ha condannato due dirigenti politici, Teodolindo Avendaño e Iván Díaz Mateus, che erano accusati di corruzione, offerta dal governo Uribe per favorire l'approvazione della riforma costituzionale che ha reso possibile la rielezione presidenziale nel 2006.

 

Avendaño, l'ex rappresentante alla Camera per il Dipartimento del Valle, è stato condannato a otto anni di carcere per i crimini di corruzione ed arricchimento illecito, mentre a Díaz Mateus sono stati comminati sei anni di prigione per concussione. Nel primo caso, la Corte ha determinato che l'ex parlamentare ha ricevuto incentivi economici per assentarsi nella sessione del Congresso in cui si sarebbe svolta la votazione principale del progetto di rielezione presidenziale; Avendaño, infatti, si opponeva al progetto, ed il suo ritiro dalle votazioni ha favorito l'approvazione della riforma costituzionale in funzione della rielezione. La condanna contro Díaz Mateus è dovuta al crimine di concussione (pressione su un funzionario pubblico), in quanto complice nel tentare di convincere illecitamente la ex congressista Yidis Medina (da cui il nome dello scandalo, “Yidispolitica”) a votare a favore del progetto di rielezione presidenziale. Nonostante Medina avesse annunciato che avrebbe votato contro nella Prima Commisione della Camera del Congresso, dove il suo voto era decisivo, all'ultimo momento ha mutato la sua decisione in favore del presidente Uribe, e dopo qualche tempo ha rivelato di averlo fatto perché era stata corrotta da un funzionario del governo. Di tale corruzione Medina ha accusato l'allora ministro colombiano della Protezione Sociale, Diego Palacio, e l'attuale ambasciatore colombiano in Italia, Sabas Pretelt de la Vega , altro losco figuro coinvolto in numerosi processi e scandali, che all'epoca dei fatti era ministro degli Interni e della Giustizia. Mentre il Congresso colombiano è in procinto di approvare un nuovo progetto di legge per proporre un referendum che garantisca la possibilità al presidente Uribe di essere rieletto per la seconda volta, si conferma il quadro criminale che era già stato tratteggiato all'epoca dell'esplosione dello scandalo: il presidente si è garantito la rieleggibilità con la corruzione e l'inganno. Un altro scandalo, quello della “parapolitica”, dimostra invece le pressioni dei paramilitari sui civili per garantire i voti alla cricca presidenziale con le minacce, le intimidazioni, gli atti terroristici. E per il partito di Uribe votano anche i morti, o la stessa persona vota più volte, secondo il copione classico dei luoghi ad altissima infiltrazione mafiosa. Dunque il governo Uribe è illegale, in quanto ha ottenuto con la corruzione la possibilità di candidarsi, ed è illegittimo, perché ha ottenuto la maggioranza dei voti (in un paese in cui l'astensionismo si attesta intorno al sessanta percento) grazie a minacce paramilitari. In questo bel quadro di “democrazia” il presidente Àlvaro Uribe continua imperterrito nel suo ruolo, senza accennare minimamente alla possibilità di dimissioni per i continui scandali che lo coinvolgono, e senza che la cosiddetta comunità internazionale dica alcunché.

 

17/06 - IL CONGRESSO COLOMBIANO VUOLE RIESUMARE LE PARAMILITARI “COOPERATIVE /CONVIVIR/”

 

Il massimo organo legislativo colombiano, nido di paramilitari dal colletto bianco, corrotti, trasformisti della politica e fedeli rappresentanti/servitori degli interessi dell’oligarchia e dell’imperialismo, sta discutendo un disegno di legge che, qualora passasse, riesumerebbe le famigerate “cooperative” di sicurezza privata “/Convivir/”.

 

Va rammentato che le /Convivir/, create a partire dall’11 febbraio 1994 con l’emanazione del decreto 356 sotto il governo dell’ultra-liberista César Gaviria, furono false cooperative che permisero la legalizzazione dei gruppi paramilitari e degli apparati armati dei cartelli narcotrafficanti, con il pretesto della difesa dei proprietari terrieri dalla guerriglia. Il disegno di legge è il risultato di tre iniziative accorpate in un solo progetto: la prima proviene dalla Superintendenza della Vigilanza, la seconda è del senatore del Partito Uribista Luis Elmer Arenas, e la terza è della ex ministra della Difesa Marta Lucia Ramírez. Questo percorso al Congresso è organico alla politica del regime fatta di impunità e sdoganamenti dei paramilitari di Stato, al fine di reinserirli non nella tanto predicata e cosiddetta “vita civile”, ma in apparati privati di sicurezza che, con un manto di legalità, svolgano molti di quei compiti propri della guerra sporca di Uribe contro il popolo colombiano. Questo sciagurato disegno di legge, già di per sé offesa imperdonabile nei confronti delle decine e decine di migliaia di familiari delle vittime del terrorismo di Stato, contempla anche l’appalto al settore privato dei servizi di vigilanza -tra gli altri- di carceri, aeroporti ed alti rappresentanti stranieri, nonché la possibilità per le imprese di avere veri e propri dipartimenti privati di sicurezza. Uribe, che a suo tempo fu il principale promotore delle paramilitari /Convivir/, attraverso i suoi lustrascarpe parlamentari cerca disperatamente di diversificare il “portafolio armato” a disposizione del regime. In una fase in cui il buco fiscale è alle stelle, la crisi e la recessione si fanno sentire pesantemente e le forze armate sono alla corda per l’incessante agire guerrigliero e gli interminabili scandali che le lacerano, è un imperativo. Ma ancora più imperativo, per il movimento rivoluzionario e popolare colombiano, è buttarlo giù e castigare dovutamente lui e la sua cosca mafiosa che hanno usurpato la sovranità del popolo imponendo la dittatura del terrore e del narco-paramilitarismo.

 

19/06 - INQUISITI GLI AUTORI MATERIALI DELL'OMICIDIO DI MILITANTE DELL'UNION PATRIOTICA

 

Il 16 giugno scorso la magistratura colombiana ha accusato John Jairo Foronda (alias “Tetón”, catturato il 7 gennaio 2009) e Luis Alberto Bohórquez Saldarriaga di essere gli autori materiali dell'omicidio di Carlos Alfonso Tobón Zapata, portavoce del Sindacato della Colcarburos (Sintracolcarburos), membro del Sindacato Unico dei Lavoratori dell'Industria del Cemento (Sutimac) e dell'Unión Patriótica, ucciso all'età di 26 anni con 6 coltellate da alcuni sicari. L'imputazione è di omicidio con fini terroristi.

 

All'epoca dei fatti Bohórquez e Foronda erano agli ordini di Alonso de Jesús Baquero Aguilar, alias “Vladimir”, addestrato da Yair Klein (ex militare e mercenario israeliano giunto in Colombia per istruire gli “eserciti privati del narcotraffico”), e tristemente famoso perché autore di alcune fra le più sanguinose mattanze perpetrate da paramilitari nel Magdalena Medio, Santander e Antioquia. Il gruppo paramilitare “Morte ai Rivoluzionari del Nordest”, a cui faceva capo Baquero Aguilar, era agli ordini di Fidel Castaño, e risulta essere uno dei più agguerriti massacratori della Unión Patriótica, movimento politico sorto a metà degli anni ‘80 come proposta dell'insorgenza colombiana per una soluzione politica del conflitto, annegata nel sangue con un vero e proprio genocidio, attraverso l'eliminazione fisica di quasi tutti i suoi dirigenti e di migliaia di militanti. L'undici novembre del 1988, ad esempio, nel municipio di Segovia (Dipartimento di Antioquia), sotto la direzione di “Vladimir” vennero assassinate 43 persone e ferite 45, coinvolgendo nel massacro anche donne, bambini e anziani, allo scopo di eliminare i militanti della UP vincitori delle elezioni del marzo del 1988. Ad oltre vent'anni dai fatti spuntano i nomi degli esecutori materiali di alcuni omicidi del massacro dell'UP; eppure, nonostante le connessioni ormai acclarate fra politici e paramilitari, riassunte dalla formula del cosiddetto “scandalo della parapolitica”, le complicità dirette e indirette con i più alti gradi della politica non hanno ancora portato alla caduta di un governo illegale e illegittimo, tenuto a stento in piedi dall’imperialismo. Ma se la verità giudiziaria ha i tempi così lunghi, le dichiarazioni dei protagonisti stessi chiariscono il quadro generale del marciume politico-criminale dell’/establishment/ colombiano: nel suo libro “Le mie confessioni”, il defunto leader narco-paramilitare Carlos Castaño, fratello di Fidel, afferma che “la base sociale delle AUC considera [Álvaro Uribe] il suo candidato presidenziale”, “l'uomo più vicino alla nostra ideologia e filosofia”. Del resto, il carattere narco-paramilitare di Uribe è cosa nota.

 

21/06- RELATORE SPECIALE DELL’ONU: “ESECUZIONI EXTRAGIUDIZIARIE SONO UNA PRATICA SISTEMATICA”

 

Dopo dieci giorni (8-18/06) passati in Colombia ad incontrare un centinaio di testimoni, vittime e sopravvissuti, il Relatore Speciale delle Nazioni Unite per le esecuzioni extragiudiziarie, Philip Alston, ha diffuso una propria dichiarazione che é caduta sulla credibilitá del governo Uribe come un immenso, pesante macigno.

 

Nonostante le maldestre arrampicate sugli specchi del presidente narco-paramilitare, del comandante dell’Esercito e dei comandanti della II, IV e VII divisione dello stesso, che si sono riuniti con Alston per cercare di convincerlo dei presunti “passi in avanti” fatti in materia di diritti umani dalle Forze Armate colombiane, diverse verità sono state messe a fuoco e ribadite in modo incontrovertibile. Il primo: i cosiddetti “falsi positivi”, come riconosce il Relatore dell’ONU, sono in realtà “/omicidi premeditati e a sangue freddo di civili, commessi a fini di lucro/” dai militari, sempre alla ricerca di licenze e ricompense elargite in cambio di cadaveri di giovani civili spacciati per guerriglieri uccisi in combattimento. Il secondo: Alston chiarisce che si tratta non di casi isolati, ma di “/pratiche sistematiche/”, e che “/la spiegazione prediletta da molti nel governo -e cioè che le mattanze sono state realizzate su piccola scala da poche ‘mele marce’- è insostenibile/”, ed aggiunge che “/le quantità stesse di casi, la loro distribuzione geografica e la diversità delle unità militari coinvolte, indicano che /(gli omicidi)/ sono stati compiuti da un numero significativo di elementi dell’esercito/”. Il terzo: l’apparato statale in generale, e quello militare in particolare, giocano allo ‘scarica-barili’ ed al contempo avvolgono questo agghiacciante fenomeno (certamente di vecchia data) nel solito manto d’impunità. Come confermato da Alston, “/i giudici militari ignorano i dettami della Corte Costituzionale e fanno tutto ciò che è in loro potere per impedire il trasferimento dei casi chiari di violazione dei diritti umani al sistema della giustizia ordinaria/”, e “/dilungano o ostruiscono il trasferimento d’informazione, risolvono i conflitti di giurisdizione ogni volta che ne hanno l’opportunità e ricorrono abitualmente alle tattiche di dilazione/”. Inoltre, come riconosciuto dal Relatore Speciale, persiste gravemente il problema delle minacce e degli assassinii dei difensori dei diritti umani, la cui stigmatizzazione da parte di alti funzionari governativi ha criticato poiché crea un ambiente propizio alla persecuzione ai loro danni. Infine, Alston ha fatto un plauso al disegno di legge (“/Ley de Victimas/”) sul risarcimento alle vittime dei crimini commessi da militari, poliziotti, ecc. Disegno di legge pieno di lacune, ma che avrebbe lanciato un messaggio. Il carnefice Uribe, tuttavia, è intervenuto in prima persona per bloccarne l’approvazione al Congresso, perché secondo costui “era impagabile e sarebbe diventata un colpo per la Sicurezza Democratica ” (sic!) nella misura in cui avrebbe dato “agli agenti dello Stato, poliziotti e soldati, lo stesso trattamento che si da ai terroristi”. Uribe mente spudoratamente ancora una volta: i suoi soldati e poliziotti, la cui sorte dimentica cronicamente quando vengono catturati come prigionieri di guerra dall’insorgenza, sono protagonisti in prima linea del terrorismo di Stato, e come terroristi e macellai vanno trattati.

 

23/06 - FORMULATE ACCUSE CONTRO ‘DIEGO VECINO' PER OLTRE 600 SFOLLAMENTI FORZATI

 

Il procuratore dell’Unità Nazionale di Giustizia e Pace ha formulato le sue accuse contro Edward Cobos Téllez, alias ‘Diego Vecino', ex capo paramilitare del ‘/Bloque Héroes de los Montes de María/', contestandogli 663 sfollamenti forzati, 11 omicidi, 7 sequestri e 450 furti aggravati, in seguito all'incursione nel quartiere di Mampujan nella piccola città di María La Baja (Dipartimento di Bolívar), avvenuta fra il dieci e l'undici marzo del 2000.

 

Nell'udienza preliminare, mentre la Procura aveva esposto le argomentazioni a sostegno di queste accuse, il paramilitare si era dichiarato colpevole del delitto di associazione a delinquere aggravata.‘Diego Vecino' è anche accusato di porto d'armi illegale, di uso esclusivo delle Forze Armate, e uso di uniformi ed insegne delle stesse. Téllez ha riconosciuto davanti alla Corte Suprema di Giustizia che l'obiettivo delle AUC, i paramilitari colombiani, era di creare un progetto politico a livello locale, regionale e nazionale, e che i leader di questa organizzazione illegale hanno dato il loro appoggio a dirigenti politici della costa atlantica e di altre zone del paese. Ha affermato di aver conosciuto, fra gli altri, il senatore Alvaro García Romero ed il rappresentante alla Camera Eric Morris Taboada, attualmente detenuti nel carcere La Picota a Bogotá, per lo scandalo della “parapolitica” (relativo proprio ai rapporti fra politici e paramilitari). L'ex capo paramilitare ha riferito di aver tenuto diverse riunioni con dirigenti politici dei dipartimenti di Sucre e Córdoba e capi delle AUC, fra i quali Carlos Castaño Gil, in immobili di proprietà di quest'ultimo. Proseguono dunque le rivelazioni di rapporti fra militari, politici e paramilitari, delineando un quadro sempre più preciso che tiene insieme i macellai paramilitari -che hanno svolto e svolgono tuttora il lavoro sporco (minacce, sfollamenti forzati, barbare uccisioni di contadini, oppositori sociali e sindacalisti), il piano militare, che contribuisce con i mezzi tecnici e logistici, oltre che partecipando direttamente alle azioni a supporto dei /paracos/, ed il piano politico, che gestisce le strategie complessive in chiave ultrareazionaria ed è coinvolto in questo progetto a tutti i livelli, fino ai più alti gradi della politica nazionale, ivi compreso il narco-presidente Uribe, comandante in capo delle Forze Armate Colombiane.

 

25/06 - ANCORA UN DURO COLPO DELLE FARC ALLA ‘SEGURIDAD DEMOCRATICA’ DI URIBE: 7 MILITARI MORTI E VARI FERITI

 

Negli ultimi giorni i media dell’oligarchia colombiana non hanno potuto fare a meno di rendere conto, all’opinione pubblica nazionale ed internazionale, di un altro duro colpo inferto dalla guerriglia delle FARC-EP al gigantesco -e costosissimo- apparato militare della ‘/Seguridad Democrática/’ di Uribe.

 

Secondo versioni ufficiali, quando le Forze Speciali della Polizia Nazionale (le stesse che hanno ammazzato a bastonate diversi manifestanti negli ultimi anni, “rei” soltanto di esprimere in piazza il proprio dissenso) stavano perseguendo un comandante insorgente nei pressi del municipio di Timba, non lontano da Cali, sono state ricevute da un’imboscata guerrigliera a colpi d’artiglieria leggera. Le FARC-EP non hanno ancora diffuso comunicati ufficiali, ma i caduti della Polizia -7 morti, tra cui 1 ufficiale, e 4 feriti- potrebbero essere molti di più. Di fronte a quest’ennesima debacle dei cosiddetti “uomini d’acciaio” del terrorismo di Stato, propinata dal Fronte ‘Manuel Cepeda Vargas’ (così denominato in onore al senatore e direttore del giornale Voz, assassinato da agenti dello Stato il 9 agosto 1994 nell’ambito del genocidio politico dell’Unión Patriotica), lo smacco degli alti comandi militari è quantomeno imbarazzante. In loro aiuto è subito intervenuto un altro ufficiale della Polizia, presente nell’area degli scontri, secondo cui sarebbero morti anche 25 guerriglieri, tra cui il comandante ‘Enano’. Le fonti di questo ligio ufficiale sarebbero dei non meglio precisati contadini del posto, che a suo dire avrebbero “visto i guerriglieri portare via a dorso dei muli i 25 cadaveri”. Oltre al fatto che la Polizia non ha inseguito questa improponibile colonna di quadrupedi (facilmente rilevabili dall’aviazione) per attaccare i presunti guerriglieri sopravvissuti, le istituzioni militari non hanno lo straccio di una prova: non un cadavere, non un’immagine, niente di niente! E, poveretta, la Polizia questa volta non ha neanche fatto in tempo ad adescare giovani qualunque, da attirare con l’inganno per poi ucciderli a sangue freddo in modo da presentarne alla stampa i corpi, spacciati per combattenti fariani... La verità è che il regime si arrampica sugli specchi, e cerca maldestramente di spacciare per vittoria quella che è stata una sonora batosta.


El conflicto laboral de Telecom

Cuando se pierde con sello y la contraparte gana con cara

Los damnificados con la liquidación de Telecom siguen haciendo sus reclamos.

Los damnificados con la liquidación de Telecom exigen no ser tratados como delincuentes, después de haber perdido su derecho a la jubilación.

Mireya Beltrán es sólo una de los 650 ex trabajadores de la liquidada Telecom, que perdieron su derecho a la pensión, pese a haber firmado un preacuerdo que les salvaguardaba el beneficio, y hoy exigen una rectificación por parte de la ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, María del Rosario Guerra, al referirse respecto a la supuesta actividad delictiva que ejercían.

Según la titular de la cartera, existe un grupo de ex empleados, abogados y jueces de regiones apartadas del país que se están haciendo al patrimonio de la antigua empresa, por cuanto los afectados solicitan un trato más digno de parte de los representantes del Ejecutivo, frente a lo que, consideran, ha sido la derogación de derechos ya adquiridos por ellos, que siguen sin serles reconocidos.

Para Mireya Beltrán, no pueden pasarse por alto las amenazas y las persecuciones de las que ha sido objeto en su casa de Villavicencio, Meta, pues insiste en que han estado relacionadas con su apoyo a la candidatura de Gustavo Petro al Senado de la República en 2006.

Admite, así mismo, lo paradójico que suena el que tales acciones hayan coincidido con las denuncias que formuló en contra del Gobierno Nacional, en cabeza de su ex copartidario, Álvaro Uribe Vélez, y que han sido archivadas en la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes.

Varios hombres habrían irrumpido en su departamento de la capital del Meta, por su decidida actitud de defensa frente a quienes han ignorado el acuerdo existente entre la desaparecida firma y algunos de los ex trabajadores de la empresa, liquidada hace seis años.

La señora Beltrán recordó que entre el 6 y el 30 de marzo de 2003 le respondieron afirmativamente al acuerdo propuesto por el Patrimonio Autónomo de Remanentes de Telecom, PAR, el día 14 del mismo mes, pese a que ese hecho fue desconocido por el mismo agente liquidador de entonces y que ha sido ratificado por el que ejerce esta tarea en la actualidad.

Sin embargo, ha habido conceptos de autoridades que respaldan esa postura, como lo expresa la misma directiva expedida por Telecom antes de llegar su fin, hace seis años, y que hizo parte de los documentos analizados por la Contraloría General de la República, en los que expresa su preocupación por el manejo de una liquidación que mantendría vigentes sus compromisos antes de entrar en este proceso.

"El plan va dirigido a los Empleados de Telecom a nivel Nacional pertenecientes a Regímenes especiales y a los cargos de excepción que se encuentren hasta siete años de cumplir los requisitos para la pensión", se leía en la directiva, pese a que hubo muchas personas que no fueron acogidas por lo beneficios anunciados en este parágrafo.

Para Mieya Beltrán, el hecho de que el Estado haya dejado de responder con más de seis centenas de responsabilidades pensionales individuales, constituye la evidencia de su falta de compromiso con un acuerdo ya adquirido y que sólo ha sido cumplido de manera parcial.

"La población objetivo recomendada son 1.557 trabajadores, de los cuales el 75 por ciento se pensionarían en los siguientes dos años. Son 1.293 trabajadores que se encuentran en régimen especial y 264 en cargos de excepción", advierte la orden impartida por Telecom, previo a su liquidación, y aún así son poco más de 900 los pensionados bajo estos condicionantes.

El mismo Ministerio Público advirtió que, pese a las transformaciones de la empresa, no podrían olvidarse los compromisos adquiridos por el agente liquidador, por cuanto la denunciante exigió la mayor diligencia para dilucidar el tema. Sin embargo, el caso de Mireya Beltrán, quien aceptó el acuerdo a sólo once días después de abierto el plazo (la mitad del tiempo), ha sido ignorado por las autoridades, a pocos días de que la Corte Constitucional determine si se ajusta o no a la Carta Política el tema de las pensiones anticipadas. A parte del convenio entre los intervinientes, ya suscrito, existe un fallo del Consejo de Estado que le da viabilidad a este pacto, que para la señora Beltrán constituye un precedente de constitucionalidad de su convenio, que no sólo le ha valido la desidia de los sectores oficialistas, sino que le ha significado un desmejoramiento de su salud y la desestabilización de su núcleo familiar. A sabiendas de que es víctima de una enfermedad tan destructiva como el lupus y, teniendo en cuenta las continuas agresiones de las que ha sido objeto su familia, Mireya Beltrán sigue exigiendo su derecho, pese a la directiva 004 de 2006, del magistrado José Alfredo Escobar Araújo, relacionada con la tesis jurídica que deberían emplear los jueces frente al tema, que para ella ha impedido el pago de su pensión. El caso, que ya fue tramitado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pretende que se hagan efectivos los beneficios adquiridos por los trabajadores de la empresa de telefonía fija, una lucha que ha sido liderada por esta mujer, víctima de una enfermedad terminal, que apoyó la primera reelección presidencial, y que además considera inminente el que se produzca un atentado contra su vida.

 


UN S.O.S. PARA COLOMBIA

SEÑORES

CORTE PENAL INTERNACIONAL

COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

ES URGENTE LA INTERVENCION DE ESTOS ORGANISMOS EN COLOMBIA  LA ILEGITIMIDAD DE ESTE GOBIERNO ES LO MAS DURO  QUE NOS HA DADO A LA PARTE MORAL, DE VALORES POR LO CONSIGUIENTE A LA  DIGNIDAD DE LA HUMANIDAD A LESSIONADO A LA ECONOMIA DE CADA RINCON DE COLOMBIA CON LA JUSTIFICACION QUE MATABAN POR QUE  ERAN GUERRILLEROS O TENIAN UN PENSAMIENTO DIFERENTE A ELLOS  ESO SON LAS CONFESIONES DE CADA UNO DE LOS PARAMILITARES PERO ESTA CONFESION DE  HERNAN GIRALDO QUE MATO NIÑOS INDEFENSOS.

 

 

MAURICIO PIMIENTO

 

EXSENADOR DE LA REPUBLICA QUE EN NOVIEMBRE DEL 2006 DEFENDIENDO AL MAGISTRADO ALFREDO ESCOBAR ARAUJO  DEL CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA

AHORA LE APLICAN UNA SENTENCIA POR PARAMILITARISMO DE SIETE AÑOS

CUANDO LLAMO A UNAS MADRES CABEZA DE FAMILIA  DE TELECOM EN LIQUIDACION, QUE NOSOTRAS ERAMOS FRAUDALENTAS Y QUE LOS EMPLEADOS DE TELECOM ERAMOS FRAUDALENTOS, Y  QUE POR ESO SE TOMARON ESAS MEDIDAS.

NO ME ALEGRO PERO ESO DEJA LA EXPERIENCIA PARA RECORDAR UNA FRASE BIBLICA

"EL QUE ES HUMILLADO SERA ENALTECIDO Y EL QUE ES ENALTECIDO SERA HUMILLADO"

ESTO SUCCEDIO EN LA COMISION PRIMERA CONSTITUCIONAL DEL SENADO DE LA REPUBLICA EN NOVIEMBRE DEL 2006.

POR ESO HAGO UN LLAMADO DE SOS DE EMERGENCIA POR QUE NO HAYA MAS SANGRE EN NUESTRO PAIS

POR LA CONTINUA VIOLACION DE NUESTROS DERECHOS DE QUIENES NUESTRAS MANOS NO FUERON MANCHADAS CON SANGRE Y QUE FUERON ELLOS MISMOS LOS QUE COMO ESTE SENADOR LOS QUE FIRMARON LA  LIQUIDACION DE TELECOM Y  DE MUCHAS EMPRESAS DEL ESTADO DE COLOMBIA   Y CON SUS VOTOS Y CAMPAÑA ELECTORAL AYUDARON A SUBIR AL PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ

MIENTRAS LA POBLACION DE COLOMBIA SE ESTA MURIENDO DE DESEMPLEO  Y LO NIÑOS DE DESNUTRICION.

 

NECESITAMOS URGENTE LA PROTECCION A NUESTROS DERECHOS CONSTITUCIONALES

 

 

EN EL DEPARTAMENTO DE MAGDALENA

Ex para Hernán Giraldo reconoció asesinato de niños

 

 

EL ASESINATO de un número no precisado de niños, en el área de influencia del bloque Resistencia Tayrona, fue reconocido ayer por el desmovilizado jefe paramilitar Hernán Giraldo, alias El Patrón.

La revelación la hizo en desarrollo de la reanudación de las diligencias de versión libre, ante fiscales especializados de Justicia y Paz, en Barranquilla.

Alias El Patrón, explicó que luego de la desmovilización del bloque Resistencia Tayrona, y después de reunirse con varios miembros de esta organización armada al margen de la ley recluidos en las cárceles de la capital del departamento del Atlántico, tuvo conocimiento de que en los operativos adelantados por las autodefensas en el departamento del Magdalena, fueron asesinados un número no precisado de niños.

Sin embargo, Giraldo Serna no profundizó en el tema mientras tuvo el uso de la palabra en la audiencia.

Ante la Fiscal especializada de Justicia y Paz, Zeneida López, el ex desmovilizado paramilitar también aseguró que los miembros de las autodefensas que desarrollaban labores de inteligencia identificaban a aquellos campesinos que se convertían en informantes de los organismos de seguridad del Estado, y que se los declaraba "enemigos de la Autodefensa", procediendo a asesinarlos.

Alias El Patrón, quien está solicitado en extradición por Estados Unidos para que responda por cargos de narcotráfico, tenía el control militar de esa zona de la Costa Caribe, y según ha dicho en varias oportunidades, contaba con gran influencia entre las poblaciones campesinas ubicadas en esa zona del Magdalena.

La entrega de El Patrón a Estados Unidos está suspendida por decisión del Gobierno Nacional, condicionada a que siga colaborando con el proceso de paz que se adelanta con las autodefensas.

Giraldo estará hoy en Bogotá rindiendo declaración en el proceso que se le sigue al ex congresista Mauricio Pimiento, dentro del proceso que se le sigue por el escándalo de la parapolítica.

Giraldo se desmovilizó en 2006 junto con 1.200 miembros de su grupo Resistencia Tayrona, en la Quebrada El Sol, sector de Guachaca.

 

Para-políticos

Grabaciones confirman que la relaciones de varios congresistas con los paramilitares eran mucho más cercanas de lo que hasta ahora se conoce.

Fecha: 05/19/2007 -1307

Mucho se ha hablado sobre políticos que han terminado salpicados por el escándalo de la para-política. Gracias a las investigaciones de la Corte Suprema, la Fiscalía General y los medios de comunicación, la opinión pública ha conocido algunos detalles de ese matrimonio que durante años tuvieron algunos sectores de la clase política y miembros de las AUC. Es aún poco lo que se sabe sobre la cotidianidad de esa relación políticos-paras. SEMANA revela algunas grabaciones de conversaciones e interceptación de correos electrónicos hechas por agencias del Estado, que son una pequeña muestra de cómo eran esos vínculos non sanctos.
 
"De pronto me están grabando"
 
1 Aparte de la conversación entre la entonces congresista Eleonora Pineda y el jefe de prensa de las AUC, Fernando Soto, el 10 de abril de 2005.

"Hay unos intereses. El senador Vargas le interesa es su Presidencia; el senador Pardo, lo mismo; la Gina tiene sus intereses; el otro, todo el mundo aquí es una locura. El problema del Congreso de la República desafortunadamente son intereses personales... Gina es una niña de ciudad que no conoce absolutamente nada y está decidiendo la paz del país a punta de escritorio. Qué perversa, pobrecita, quisiera yo que cogiera un carro…".
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2 Aparte de la conversación que sostuvieron en abril de 2005 la entonces congresista Eleonora Pineda y Fernando Soto.

"De pronto me están grabando. Como ahora lo graban todo... Imagínate que yo ayer hice una encuesta uno por uno. En este momento hay mucha gente de segundo renglón porque hay mucha gente que no quiere caminarle a esto. Yo le dije al Ministro: usted va a dejar caer ese proyecto y, es más, yo estoy esperando la llegada del Presidente porque hay que hablar. Zulema me acompañó. Me acompañó con el Ministro y la vieja muy metida, y con el primer vicepresidente, Carlos Alberto Zuluaga. Me dijo que esto sí hay que manejarlo con mucha prudencia".
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3 Aparte de la conversación entre Eleonora Pineda y Fernando Soto en la que la entonces congresista le hace un completo reporte de sus reuniones políticas y le pide al jefe de prensa de las AUC que les comunique a los jefes paramilitares algunas conclusiones de sus encuentros.

"Nos reunimos como 10 parlamentarios, todos del Partido Conservador y yo era la única liberal uribista. Les dije gánense ustedes esto, que se lo gane el partido, que el partido sea quien diga, que sea el partido Conservador quien diga: vamos a redireccionar esto… entonces ahí se las dejé. Hoy en la plenaria de la Cámara quedaron de sentar una posición y yo creo que eso es importante. Cuéntale a 'Ernesto' (Báez)…"
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Eleonora Pineda llama a 'Jorge 40' y hace varias gestiones ante el jefe paramilitar para que éste reciba a algunos políticos.

ELEONORA PINEDA: Jorge, mira hombre, molestándote porque ¿te acuerdas que yo te había comentado que este señor, el tocayo tuyo que canta...
JORGE 40: Ajá.

ELEONORA PINEDA: Ese señor me tiene enloquecida, es más, me lloró por teléfono, llorando pero a moco tendido, y entonces no sé si tú podrás el lunes atender a ese señor.
JORGE 40: No hay ningún problema, con gusto.

ELEONRA PINEDA: Y otro es aquel que es el de, el hijo que por qué no se casó conmigo antes, te acuerdas que es por el Magdalena, que es loquito, que gobierna allá.
JORGE 40: Sí, correcto, es decir al goberna que si quiere venir mañana a la hora de almuerzo.

ELEONORA PINEDA: Ah, bueno, yo lo contacto enseguida.
 
***
 
"Ella es la candidata de Vecino"
 
En agosto de 2005, el jefe paramilitar de Sucre, Rodrigo Mercado, alias 'Cadena', conversa con alias el 'Gordo' sobre diferentes temas de política, entre ellos el respaldo a la entonces congresista Muriel Benito Revollo, hoy detenida.

EL GORDO: ¿No se ha enterado de lo de ayer?
CADENA: No.

EL GORDO: Una reunión que hicimos acá, carajo. Una integración de casi 3.500 personas por ahí.
CADENA: ¿Cómo es que se llama el muchacho?

EL GORDO: Piter Cantillo, el dique. ¿Muri es del grupo suyo?
CADENA: No, ya no. ¿Ella no va para el Senado?

EL GORDO: No sabemos para qué, eso es lo que queremos que el grupo...
CADENA: Ella es la candidata de 'Vecino'. ¿Para dónde irá ella, para el Senado? 

EL GORDO: No sabemos, me imagino que será para el Senado. O otra vez repetir a la Cámara, ¿esa no fue la que llevamos a la Cámara la otra vez, cuando Merlano?
CADENA: Sí, pero es que ella no puede ir a buscar votos allá a Bolívar, no le sirve.

EL GORDO: Sí le sirven, para cuando es para Senado es nacional.
CADENA: Para Senado sí, pero para la Cámara no.

EL GORDO: Ah, entonces ¿será que va para el Senado?... Lo que queremos es que usted lidere, que no se comprometa allá nadie... La 'Gata' le estaba dando creo que 20 ó 30 millones de pesos...
CADENA: Espera, yo mañana te confirmo todo, ¿oíste?

EL GORDO: Bueno, y teníamos pensado ir el miércoles para allá a hablar con usted. Anoche lo estuvieron llamando estos Vargas de aquí de Cartagena, los políticos estos y él ahí...

***
 
"Los votos los maneja usted"
 
En junio de 2005, Rodrigo Mercado Peluffo, alias 'Cadena', llamó a uno de sus hombres de confianza y conversan sobre varios asuntos, entre ellos mencionan a la senadora Zulema Jattin.

CADENA: Bueno, mire ¿Y cómo va la vaina en Bogotá?
HOMBRE: ¿Sobre lo del médico?

CADENA: Ajá.
HOMBRE: Eso está bien y sigue bien, pero me preocupa una cosa. Que ese viejo loco se puso a meter a Zulema Jattín que para que Zulema le hiciera la vuelta, prometiéndole que le iba a poner toda la votación de Coveñas. Yo no he hablado con él todavía, no le he dicho nada, voy a hablar en la tarde. Le iba a poner toda la votación, entonces Zulema Jattin habló o va a hablar directamente con el Procurador, con Maya Villazón. Quiere decir que eso va a costar mucha más plata y va a ser más difícil.

CADENA: Entonces deje que lo saquen a él porque él sabrá qué votación va a poner.
HOMBRE: Ah no, es que él está más loco, pero más loca está Zulema. Es que los votos los maneja usted, no los maneja él.

NN1 (HOMBRE): Chao, bueno jefe estamos hablando.
 
***
 
"El doctor Visbal quiere conversar con usted"
 
En febrero de 2005, Salvatore Mancuso recibió una llamada de Edward Cobos, alias 'Diego Vecino', para coordinar una reunión con el entonces embajador de Colombia en Canadá, y hoy senador, Jorge Visbal.

DIEGO VECINO: Aló señor, buenas tardes.
MANCUSO: Buenas tardes 'Vecino', ¿qué ha habido?

DIEGO VECINO: Señor, lo siguiente: es que tengo por aquí una visita muy importante y ellos traen un mensaje del señor embajador del Canadá, el doctor Jorge Visbal.
MANCUSO: Sí señor.

DIEGO VECINO: El doctor Jorge Visbal está en este momento en Sucre, en Corozal, mañana en la mañana tiene una reunión con el amigo 22, con Wili, en El Meridiano de Montería. El doctor Visbal quiere conversar con usted personalmente porque tiene algo muy importante que comentarle.
MANCUSO: Con el mayor de los gustos yo voy.
 
***
 
"Si aprueban la ley, coronamos, y si no la aprueban, también coronamos"
 
En mayo de 2005, uno de los hombres de confianza del jefe paramilitar Edward Cobos, alias 'Diego Vecino' llamó al senador Mauricio Pimiento, hoy detenido e investigado por la Corte Suprema. Hablaron de una reunión entre el político y el jefe paramilitar y la aprobación de la Ley de Justicia y Paz. El senador Pimiento le expresó al paramilitar su inquietud porque había sido publicada la foto de 'Vecino' en El Tiempo.

MAURICIO PIMIENTO: Aló.
HOMBRE: Mauricio, ¿doctor Mauricio Pimiento?

MAURICIO PIMIENTO: Aló, qué hubo, cuéntame.
HOMBRE: ¿Cómo está la vaina hombre?

MAURICIO PIMIENTO: Hombre, no joda, ¿dónde andas perdido, hombre?
HOMBRE: Como la rata, metido en mi guarida.

MAURICIO PIMIENTO: ¿viste El Tiempo ayer?
HOMBRE: Sí.

MAURICIO PIMIENTO: Y en el noticiero de anoche también lo levantaron como media hora en Caracol.
HOMBRE: Mierda.

MAURICIO PIMIENTO: Punto por punto, la gente chichando ahí en el pueblo ese y salió con la foto de color anoche... Yo lo fui a visitar allá.
HOMBRE: Hombre y la moral mía era que usted subiera para arriba, hombre.

MAURICIO PIMIENTO: Es que eso no es así. Eso se da es acá en la sede.
HOMBRE: Pero ¿cómo así?

MAURICIO PIMIENTO: Pero no por nada sino porque, no joda, eso que tiene uno que pedir permiso para pasar como 10 cadenas.
HOMBRE: Ajá.

MAURICIO PIMIENTO: Entonces yo hablé con él fue acá en la sede.
HOMBRE: Oye, ¿y esta vaina cómo ha estado hombre?

MAURICIO PIMIENTO: Está bien. Hoy están aprobando la ley, ¿no ha visto la televisión?
HOMBRE: Sí.

MAURICIO PIMIENTO: Si la aprueban, coronamos, y si no la aprueban, también coronamos.
HOMBRE: Mierda, pero ¿cómo coronamos?

MAURICIO PIMIENTO: Yo hablé con él el día ese. Si aprueban esa ley, lo que es esos manes no se desmovilizan y ya.
HOMBRE: Ajá.

MAURICIO PIMIENTO: Ah, por ahí está es el alcalde de Arroyo Hondo.
HOMBRE: Sí

MAURICIO PIMIENTO: Le estamos ayudando por Bogotá.
HOMBRE: No, hombre. Eso es mejor que quede como corregimiento. Eso es más chiquito que Verruga.

MAURICIO PIMIENTO: Sí.
HOMBRE: Hombre, eso no paga, mejor que quede como corregimiento. Mejor ese millón setecientos que le viene a él, mejor que le quede a Calamar para que me mande unas mariquitas mejor.

MAURICIO PIMIENTO: Tú si eres la mierda, y qué más, cuéntame.
 
***
 
"Por qué no lo traes acá calladito"
 
En agosto de 2005, el jefe paramilitar desparecido Rodrigo Mercado Peluffo, alias 'Cadena', habla con uno de sus hombres sobre política y coordina la visita del senador Jorge Merlano, hoy detenido e investigado por la Fiscalía.

EDUARDO: Mire, viejo, llamó tu hermano que se había hablado con Simanca, ¿oíste?
CADENA: Ajá.

EDUARDO: Que qué tipazo eras tú, dijo el gobernador.
CADENA: ¿Cómo?

EDUARDO: Merlano quiere ir donde usted, el senador de Miami.
CADENA: Bueno, por qué no lo traes acá calladito.


ES CONVENIENTE ESCUCHAR DETENIDAMENTE ESTOS AUDIOS Y VIDEOS

ESTA GRABACION SE TOMA DE LA W de JULIO SANCHEZ CRISTO,

ESCUCHE ATENTAMENTE ESTOS AUDIOS, PERO EN ESPECIAL, LOS 1 Y EL 2  DEL  LINK.  Y EN EL LINK GRANDE SE ENCUENTRAN LOS VIDEOS DONDE SALVATORE MANCUSO INICIA SU PROCESO POLITICO.

EN EL AUDIO NUMERO 1 ES IMPORTANTE COMO EXCUSA AL PRESIDENTE Y DICE "QUE SE IDENTIFICA IDEOLOGICAMENTE CON EL PRESIDENTE URIBE" y POR ESO LO APOYA POLITICAMENTE POR IDENTIFICARSE CON LA SEGURIDAD DEMOCRATICA Y LE DIJO A SUS HOMBRES QUE LO APOYARAN.  EL SEÑOR MANCUSO SE DECLARA COMO UNA FUERZA BELIGERANTE Y ESTO ES LO QUE QUIERE EL PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ PEDIR AL CONGRESO DE LA REPUBLICA APROBAR EL FAMOSO PROYECTO DE SEDICION SIMPLE PARA LOS 19.000 DESMOVILIZADOS, QUE EL GOBIERNO INCUMPLIO EN LA SEGURIDAD DE LAS REGIONES  SEGUN MANCUSO,  

 
 estos audios son 13 de mayo del 2007 y del 19 de Junio del 2007.
2.http://www.wradio.com.co/realarchi.asp?id=441966

Campesinos sin Tierra / Trailer

Nuevo capítulo de la serie documental Refugiados en su propio suelo.

 


LA OFICINA EN WASHINGTON PARA ASUNTOS LATINOAMERICANOS
Promoviendo los Derechos Humanos, la Democracia, y la Justicia Social y Económica en Latinoamérica

12 de enero de 2009

Washington, DC

La decisión del presidente de los Estados Unidos George W. Bush de otorgar la Medalla Presidencial de la Libertad al presidente colombiano Álvaro Uribe es otro ejemplo más de la indiferencia demostrada por el gobierno de Bush ante graves problemas de derechos humanos en su afán por apoyar incondicionalmente a  gobiernos que considera aliados estratégicos, señalaron hoy siete organizaciones no gubernamentales.

Las organizaciones incluyen Human Rights Watch, Amnesty International-USA, Center for International Policy, Human Rights First, Latin America Working Group, Refugees International y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.

Bush hará entrega de esta distinción a Uribe durante una ceremonia que tendrá lugar en la Casa Blanca el martes 13 de enero de 2009.

"El gobierno de Bush ha ignorado sistemáticamente las graves violaciones de los derechos humanos que se producen en Colombia", señalaron las organizaciones. "Haber elegido a Uribe para recibir este premio simplemente empaña aún más la reputación del gobierno de Bush en la región sobre cuestiones de derechos humanos".

Las organizaciones indicaron que el Presidente Uribe ha tomado medidas e implementado políticas perjudiciales para los derechos humanos en Colombia en reiteradas oportunidades.

Durante el mandato del Presidente Uribe, han aumentado significativamente las denuncias de ejecuciones extrajudiciales de civiles atribuidas al Ejército colombiano. Si bien su gobierno ha enfrentado firmemente a las abusivas guerrillas de izquierda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Uribe no ha adoptado una postura igualmente clara respecto de los grupos paramilitares vinculados al narcotráfico, cuyas prácticas son tan abusivas como las de las guerrillas, y que han masacrado, violado y desplazado por la fuerza a miles de colombianos durante las últimas décadas. Graves problemas en el proceso de desmovilización desarrollado durante el gobierno de Uribe han permitido que muchos de estos grupos, usando nuevos nombres, puedan continuar cometiendo abusos. Las agresiones verbales del presidente contra los defensores de derechos humanos en su país han sido frecuentes y preocupantes. Asimismo, en numerosas oportunidades Uribe ha obstaculizado intentos por quebrantar la influencia de los paramilitares en el sistema político, por ejemplo, mediante acusaciones infundadas contra los magistrados de la Corte Suprema que han iniciado investigaciones contra más de 70 miembros del Congreso colombiano por sus vínculos con los paramilitares.

 

Entrevista exclusiva "Todos tenemos que pedir perdón": ´Mellizo Mejía´
 
     
El ex jefe paramilitar revela que cuando llegó a Arauca ya la guerra paramilitar había empezado y por eso no sólo él, sino Policía, Ejército y políticos deben reparar a las víctimas. Anunció que entrega más de 15 mil millones en bienes y que está listo para irse a EE.UU.

Verdad Abierta: ¿Qué pueden esperar las víctimas después de que sea extraditado?

Miguel Ángel Mejía: Yo desde un principio he puesto todo mi empeño para responderle a las víctimas. Y no lo quiero decir yo, que lo diga la misma gente araucana si eso es mentira. He sido el postulado que ha entregado más plata. Hoy voy a entregar más o menos 15 mil millones de pesos más, en propiedades a nombre mío. Tenía otras y me tocó hacer una cantidad de papeleos para ponerlas a nombre mío para que no pase eso y las vamos a entregar hoy.

La decisión mía es total con la verdad, con la reparación, por encima del que sea, si la Fuerza Pública tiene que ver con esto, y tiene que ver, porque esto no fue una guerra inventada por mí, cuando yo llegué al departamento de Arauca, la guerra ya existía. En ese departamento no había Estado, de modo que nosotros nos metimos en esa zona manejando lo que el Estado no era capaz de hacer.

Tengo que seguir colaborando con la Ley de Justicia y Paz, voy a dejar un abogado aquí y será más difícil, porque esto no ha sido fácil por la forma cómo me tienen prácticamente incomunicado de mis hombres, pero ahora vamos para adelante con eso.

V.A: Usted dice que el gobierno tiene que pedir perdón, ¿Por qué tiene que pedir perdón?

M.A.M: Sí, porque los políticos, el Ejército, la Policía, son parte del Estado y ellos tuvieron parte en esa guerra. Yo creo que no solo le tienen que pedir perdón a la gente de Arauca, sino a todo Colombia, igual que hacemos nosotros, y tienen que reparar a las víctimas.

V.A: ¿Qué pueden esperar las víctimas de los 500 hombres del Bloque Vencedores de Arauca que usted comandó ?

M.A.M: Es difícil, a mi me ha costado un trabajo muy difícil para convencer a los muchachos que colaboren con la Fiscalía porque no creen en la ley de Justicia y Paz. Cuando yo me desmovilicé entregué un listado de 120 personas, en este momento quedan únicamente rindiendo versión 20 o 17. ¿Por qué no los postulan? Tienes que postular la gente para que confiese, hasta el momento se han ido cerca de 90 desmovilizados.

¿Cómo vamos a saber la verdad si la gente no colabora con eso?, ¿Cómo los dejan salir? Si salen, salen para sus casas, y para qué se van a quedar pagando una pena que no está cobijada por Justicia y Paz. Eran miembros de autodefensa que deben estar acusados, el ex comandante los puso en el listado.

La verdad no la tengo solamente yo. La verdad la tenemos todos los que pertenecimos a las autodefensas en el departamento de Arauca y no solo fueron 500, fueron más de 2.000 hombres, gente que en la época en que nos desmovilizamos no existía.

V.A.: ¿Cuál es su versión sobre las acusaciones que lanzó el Inpec hace algunos días?

M.A.M.: Yo creo que la fuga es algo imposible, porque usted está viendo, en este momento, a mí cada vez que me sacan, me sacan con más de 100 hombres y una llave no sirve para nada. Aparte de eso, en la cárcel de Cómbita yo no mantengo esposado, yo mantengo suelto, entonces yo no le veo ninguna lógica a eso.

El abogado fue una sola vez a visitarme únicamente a mí, a ofrecer sus servicios para manejarme los procesos de Cúcuta, de Justicia y Paz, yo le dije que no lo necesitaba y nunca más me volví a ver con él; después de cuatro meses volvió sin autorización mía, pero el ya estaba anotado, de modo que las llaves, no se necesitan, ni sirven para nada.

V.A: ¿Entonces asegura que ese abogado no lo representa?

M.A.M: Él a mí no me lleva ningún proceso, por ahí visitó como unas 8 veces la portería de Cómbita para que lo recibiera y yo me negué siempre, hasta que uno de los comandantes de ahí, un muchacho, me preguntó si lo quería atender, yo lo anoté porque con tanta insistencia de pronto necesitaba hablar con migo de algo muy urgente, y lo urgente es que le diera trabajo.

Ahora, si el cometió el delito, por qué me lo están clavando a mí, si es que yo no he cometido ningún delito, unas llaves en Combita se consiguen de la forma más fácil, eso allá lo puede conseguir cualquiera.

V.A: ¿Considera que existe algún interés en acelerar su extradición a Estados Unidos?

M.A.M: Sí, lo de las llaves fue como el viernes de la semana pasada y se publicó en los medios solo el día de mi versión; lo mismo pasó la vez pasada con la fuga de 'Don Diego', decían que organicé una presunta fuga con 'Don Diego', cuando con ese señor es prácticamente imposible, porque lo cuidaba mucha gente de la Dijin, dicen que me iba a volar de la Picota con él, también en esos días había versión, entonces se complicó la cosa.

Ahora la prensa dice o la Dijin dice que yo le di de baja al hijo de 'Cuco Vanoy'. También eso es falso, si fuera así por qué me visitó en Combita. El hijo de 'Cuco Vanoy' está registrado en visitas de familia. Yo le mandé un abogado a 'Cuco', y el me mandó una carta diciéndome, que no me preocupara por eso, porque el sabe que no tengo nada que ver, entonces sí hay gente detrás de mí con ganas de perjudicarme.

Si la intención es la extradición, pues yo he sido una persona que toda la vida he sabido que tengo que ir a responder en los Estados Unidos y voy a responder. No hemos hecho ninguna apelación a la extradición porque siempre lo lógico es poner trabas para demorarla. En este momento la orden de mi abogado es que no ponga ninguna traba. En este momento le pido al gobierno que si está interesado en extraditarme tiene toda la capacidad para hacerlo, que me extradite.

V.A: ¿Cree que las personas que se están viendo perjudicadas con sus declaraciones en versión libre están interfiriendo con el proceso de Justicia y Paz?

M.A.M: Puede ser posible, aquí se ha golpeado al ejército, a la policía, al DAS, al Gobernador de Arauca (Julio Acosta Bernal), eso no es mi culpa, es decir, eso fue el accionar paramilitar de Arauca; ley de Justicia y Paz yo no la inventé, aquí dice Verdad, Justicia y Reparación, de modo que yo estoy tratando es la verdad, y lo que yo he hecho con los muchachos, con ex combatientes poniéndole abogados, poniéndole de mi parte para que ellos puedan todos contar con la verdad y no les dé miedo

Nosotros somos los que tenemos que pedirle perdón a las víctimas, y yo estoy dispuesto a esto; pero yo también pienso que esta guerra no fue únicamente mía, esta guerra fue parte del Estado también. El Estado también tiene que pedir perdón, el Gobierno tiene que pedir perdón, tiene que pedir perdón la Policía porque también participó en estas cosas, el Ejército tiene que reparar, ellos también, no solamente yo, yo estoy dispuesto a reparar en todo sentido hasta que me lo permitan. Y si yo me voy para Estados Unidos, que tengo que ir a responder allá, haré lo posible por seguir reparando a las víctimas, ese es mi interés.

V.A: ¿Tiene sospechas sobre personas concretas que puedan estar motivando ese supuesto complot que usted señala?

M.A.M: Yo no tengo ni me interesa. Ahora, si hay gente detrás de eso pues esto es muy fácil, el que tiene la última palabra es el Presidente y yo estoy listo para irme, mañana mismo si quieren extradítenme. Es decir, yo tengo que cumplir con la extradición y desde mucho antes yo fui uno de los comandantes que muchas veces hicimos reuniones y dijimos vámonos para los Estados Unidos que tarde o temprano tenemos que ir a responder allá. Yo sé que mi problema lo arreglo en Estados Unidos.

 

 


HONORABLES GARANTES DE DERECHOS HUMANOS

CORTE PENAL INTERNACIONAL

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

 PARLAMENTO EUROPEO

 ONGS NACIONALES

ONGS INTERNACIONALES

 

 

Asunto: DENUNCIA

             IMPUNIDAD e INSEGURIDAD JURIDICA EN COLOMBIA

             LES SOLICITO UN CLAMOR QUE ESTO NO SE QUEDE EN LA IMPUNIDAD. NECESITAMOS ES LA JUSTICIA PRONTO, Y NO CUANDO  NOS HAYAMOS MUERTO DE LA INJUSTICIA DE ESTE GOBIERNO.

 

ESTIMADOS SEÑORES GARANTES DE DERECHOS HUMANOS.

 

Colombia, es un País que necesitan mucho  de su intervención en vista que el poder ejecutivo en cabeza del PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ, ha tomado injerencia en todos los poderes, con el fin querer penetrar en la JUSTICIA, para que los fallos que están en su contra y en la de su familia queden en la impunidad,  con esto no mas se muestra una ilegitimidad de un gobierno que llegó comprando todo.

 

En Colombia hay un organismo que es el encargado de adelantar las investigaciones contra el  PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA, y contra algunos funcionarios que tienen el fuero, que es la COMISION DE ACUSACIONES DE LA CAMARA DE REPRESENTANTES; y el dia de ayer en el noticiero NOTICIAS UNO LA RED INDEPENDIENTE, informa, cómo el secretario de esta COMISION, se encuentra en un consejo comunal del SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPUBLICA "El secretario de la Comisión de Acusaciones de la Cámara, encargada de investigar al presidente, estuvo ayer en la primera fila del Consejo Comunitario...

 

Llegó el momento de Top Secret, la vida secreta de los famosos. SIN LICENCIA PARA CONCILIAR. En los últimos días los amigos del presidente han Top Secret Julio 13

 

Video:

El secretario de la Comisión de Acusaciones de la Cámara, encargada de investigar al presidente, estuvo ayer en la primera fila del Consejo Comunitario... Llegó el momento de Top Secret, la vida secreta de los famosos".

http://link.brightcove.com/services/link/bcpid1659866379/bctid1664437104. En este video se encuentra la prueba documental de esta denuncia.

 

POR ESO NO HAY GARANTIAS EN COLOMBIA, Y EL SEÑOR PRESIDENTE Y TODO SU EQUIPO SE PUEDEN REIR DE NOSOTROS LOS COLOMBIANOS ANTE LOS TRIBUNALES CON UNOS FALLOS DE INJUSTICIA.

1.     Para las elecciones del 2002, Llegó con los votos de los Políticos que se encuentran vinculados con PARAMILITARISMO, y se encuentran en la cárcel,  por que siempre han sido de su coalición en el CONGRESO DE LA REPUBLICA, para la aprobación de sus proyectos e injusticias.

2.     Compró la reelección, con el voto   a una REPRESENTANTE A LA CAMARA YIDIS MEDINA, con promesas para su región y personales, que luego le incumplió y debido a eso, la REPRESENTANTE YIDIS MEDINA, lo confiesa.

3.     El mismo secretario privado de palacio "Bernardo Moreno",  confirma que le dice A YIDIS MEDINA que no saque el Libro,  El procurador general, Edgardo Maya, asumió la investigación en contra del secretario general de la Presidencia para analizar las conductas que se derivan de su posible participación en la gestión adelantada ante Etesa para la vinculación de César Guzmán, Maryuri Mejía Padilla (prima de Medina) y José Agustín Quecho. El funcionario ha manifestado que se reunió una vez con la ex representante en febrero de este año para hablar, según él, sobre el libro que la condenada Medina iba a sacar acerca del escándalo".

 

4.     También Las declaraciones de algunos jefes desmovilizados que manifiestan que ayudaron y participaron en su campaña para que fuera  elegido como PRESIDENTE DE LA REPUBLICA. Pagina 75 del libro de las pesadillas del DAS.

 

 

           La manera como nos trata  a  nosotros los ex trabajadores negándonos   cualquier tipo de reclamación en nuestros justos derechos LABORALES, caso concreto "TELECOM Y MADRES CABEZAS DE FAMILIA Y PADRES CABEZA DE FAMILIA Y DISCAPACITADOS, Y ALGUNOS DE FUERO SINDICAL".

 

En COLOMBIA, liquidó todas las empresas y los hospitales y entidades del rango nacional con GRUPOS ARMADOS DEL ESTADO, como estilo la época de HITLER que se ensañó contra los judíos.

 

Por que algunos HONESTOS LÍDERES SINDICALES, no le han callado nada desde la época de las bananeras, entonces por eso se debe la persecución que ha ejercido.

 5.¿Porque?, ¿el Señor PRESIDENTE DE LA REPUBLICA ALVARO URIBE VELEZ, no solicita investigacion contra ALFREDO ESCOBAR ARAUJO MAGISTRADO DEL CONSEJO SUEPERIOR DE LA JUDICATURA, MOSTRANDO LOS MEDIOS DE COMUNICACION PRUEBAS SOBRE PRESUNTOS NEXOS CON LA MAFIA CALABREA ITALIANA Y HACIENDO FAVORCITOS JUDICIALES  A LOS DE ESTA?.

6. LA PARTICIPACION EN POLITICA DE SU ASESOR PRESIDENCIAL JOSE OBDULIO GAVIRIA A TRAVES DE LA FUNDACION PRIMERO COLOMBIA, PARTIDO DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA (PARTIDO POLITICO, PRIMERO COLOMBIA).

 

 

 

info@siporcuba.it

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